Su primera sede será la Universidad de Brown
La Cátedra “Carlos Fuentes” será itinerante
La UV hizo un reconocimiento post mortem al escritor mexicano; su esposa, la periodista Silvia Lemus, lo recibió
"Carlos Fuentes fue un amante de la cultura Olmeca y de nuestro museo”: Rectora |
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Claudia Peralta Vázquez, David Sandoval
La edición 2015 de la
Cátedra Interamericana “Carlos Fuentes” (CICF) se llevó a efecto el viernes 8 de mayo en la Universidad Veracruzana (UV) con la presencia de los escritores Julio Ortega, Basilio Baltasar y Florence Olivier, así como con la participación en línea del presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, y la compañera de vida del imprescindible escritor mexicano: Silvia Lemus.
Los panelistas debatieron en torno al que es considerado el ensayo cumbre de Fuentes, El espejo enterrado, en una sesión que tuvo como sede el Museo
de Antropología de Xalapa
(MAX), espacio muy apreciado por el escritor y en la que se anunció que la CICF será de carácter itinerante y que la primera sede de la cátedra fuera de la UV será la Universidad de Brown, en Providence, Rhode Island, en Estados Unidos.
Durante la inauguración
de esta jornada de la cátedra,
la rectora, Sara Ladrón de Guevara impuso post mortem la Medalla “Museo de Antropología de Xalapa (MAX)” a Carlos Fuentes, la cual fue recibida por Silvia Lemus.
En su mensaje, la Rectora recordó al escritor como un gran conocedor, divulgador, difusor y amante de la cultura Olmeca y del museo xalapeño, al que siempre consideró su museo favorito y al que se refirió de tal manera en el ensayo que escribió para la revista londinense Intelligent Life y que fue reproducido por la revista emblemática La Palabra y el Hombre: “Desplazarse en el tiempo y en el espacio”.
Siempre he tratado de visitar un museo que me gusta, como si lo hiciera por primera vez. A veces lo consigo, a veces no. Cuando el museo al que vuelvo me hace sentir que tan sólo
repito una experiencia, me
voy rápidamente al café más cercano. Los museos, como las amantes, pueden perder sus encantos. Pero la siguiente vez puede ser siempre la primera. Tuve la buena suerte de volver al Museo de Antropología de Xalapa con dos novelistas más jóvenes que yo: Arturo Fontaine, de Chile, y Santiago Gamboa, de Colombia.”
La Rectora también calificó al extinto escritor como un hombre abierto, receptivo, siempre dispuesto a escuchar y estar al tanto de los nuevos descubrimientos y las nuevas interpretaciones en el campo
de la arqueología.
“Al mismo tiempo era un hombre con un conocimiento tal de la historia, con una agudeza crítica y una sensibilidad extrema que toda conversación con él era una manera sutil pero firme
de aprendizaje.
”Hoy, todos nos encontramos en el Museo de Antropología de Xalapa y todos coincidimos en una nueva edición de la cátedra, la destinada a analizar El espejo enterrado, una de las obras capitales de Fuentes y, acaso, el libro que mejor representa su punto de vista, su sentir, su estudio de nuestro pasado, ese pasado que siempre será presente y que está a la espera de ser redimido en un futuro que
todos esperamos que no se encuentre muy lejos.”
En la ceremonia inaugural
se contó con la presencia
del secretario de Educación de Veracruz, Flavino Ríos Alvarado, en representación del gobernador Javier Duarte de Ochoa, así como de los escritores panelistas y del secretario técnico de la cátedra, Víctor Arredondo Álvarez, el historiador Enrique Florescano Mayet y el abogado Miguel
Limón Rojas.
Además de las titulares de las secretarías Académica y de Administración y Finanzas, Leticia Rodríguez Audirac y Clementina Guerrero García, respectivamente, así como
de la comunidad académica
y estudiantil.
"Nuestro problema es que tenemos un exceso de identidad”:
Julio Ortega |
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Se reafirmó la condición
global de Fuentes
Tras recibir el reconocimiento, Silvia Lemus expresó que el
autor cumplió al pie de la letra
su papel abierto y receptivo,
con base en la máxima de
Alfonso Reyes, quien afirmaba que para ser provechosamente nacional se debía ser generosamente universal.
Al agradecer la entrega del reconocimiento, Lemus aseveró que Fuentes llevó tatuada en la piel el alma de México y al mismo tiempo tendió lazos de entendimiento y conversación cultural con el mundo anglosajón y europeo, pero en particular
fue un apasionado investigador
y relator.
El espejo enterrado fue un crisol largamente pulido en la imaginación y trabajo cotidiano de Carlos Fuentes, donde hizo un recorrido fascinante que no ha perdido un ápice de vigencia,
al contrario, sirve hoy en día
de lectura luminosa para los nuevos lectores de Carlos Fuentes.
“El mejor homenaje a
su vida logra la posibilidad de que nazca un nuevo lector
de sus libros”, subrayó.
En el análisis de El espejo enterrado, proyectado a los asistentes vía videoconferencia, Rafael Tovar y de Teresa manifestó que Carlos Fuentes hizo de este libro un ejemplo de multiculturalismo mundial.
Gracias a sus ideas, Fuentes logró cambiar a miles de mexicanos y latinoamericanos en el reconocimiento de la pluralidad, de las raíces que
nos alimentan.
Por su parte, Víctor Arredondo, dijo que el libro ofrece varias vías para reconocer ese proceso de enorme trascendencia histórica, un encuentro que dio a luz y nutrió el desarrollo de nuevas sociedades y culturas en ambos continentes.
“Carlos insiste que el punto de análisis no consiste en encontrar vencedores sino las rutas que acrecienten nuestro aprecio
sobre la gran diversidad y la riqueza cultural de las tres hispanidades: la de España, América Latina y los que viven
en el mundo anglosajón.”
Otro ángulo de su aporte general es cuando deja que la imaginación, el arte, las letras
y la sensibilidad sienten las
bases para que la riqueza y diversidad cultural den pauta al crecimiento democrático y económico del fragmentado ámbito hispánico, dijo.
"Con El espejo enterrado, Fuentes cumplió su misión”:
Basilio Baltasar |
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El espejo enterrado es la biografía de la cultura hispánica
Carlos Fuentes logró en
su ensayo El espejo enterrado
una historia de la cultura hispánica a través de sus batallas, de sus artistas y de sus grandes obras, coincidieron Basilio Baltasar, escritor y presidente de la Fundación Santillana; Florence Olivier, especialista en literatura latinoamericana y profesora de la Sorbona de París, y Julio Ortega, crítico y académico de la Universidad de Brown, en Estados Unidos.
Correspondió a la viuda de Fuentes, presentar a los invitados y moderar la mesa donde reflexionaron acerca de la obra.
Basilio Baltasar comenzó declarando: “Con Carlos Fuentes me une una gran amistad que trasciende las circunstancias y el tiempo, de geografía y de memoria”, y planteó la pregunta: ¿Qué es El espejo enterrado? A lo que respondió que es un ensayo histórico, un documental de la BBC, una inesperada aportación a la celebración y a la retórica de lo que se llamó el quinto centenario, un ejercicio de la interpretación
y una apología de la inteligencia.
Más allá, “es una mirada panorámica sobre el movimiento de hombres y tierras, ideas y batallas en las que al día de hoy estamos todos inmersos”, y opinó que uno de los subtítulos de la obra podría ser “La guerra de los mil años, la guerra interminable”.
Esta obra puede concebirse también como “una grandiosa ópera de nuestra historia, a ratos wagneriana, a ratos bufa y patética, porque nuestra historia es una explosión de sucesos”.
En este ensayo, afirmó, Fuentes cumplió su misión, “hemos visto reflejadas las múltiples facetas de nuestra personalidad, los mil rostros
del ser y la multitud que nos precede, el fértil mestizaje sin nombre y el murmullo de voces que suena en la corriente del tiempo. El espejo enterrado es
un ensayo intelectual, pero también es una sinfonía que reproduce la melodía que fluye
a través de nosotros”.
A continuación, Florence Olivier leyó la ponencia “El espejo enterrado: un espejo de doble faz. Biografía de la cultura hispánica y tesauros del tiempo”, donde expresó que el autor mexicano aborda
la cultura hispánica como un biógrafo, buscando la continuidad cultural del mundo hispánico. “Pocas veces el escritor tiene
la oportunidad de escribir la biografía de su cultura”.
En esta obra Fuentes se convierte en “un cronista
de cronistas, un cronista de indias y de España, y lo es a conciencia, mezclando su
relato con una explícita reflexión sobre la historia cultural hispánica; al dirigir la obra a un público amplio, con un ensayo histórico, renuncia a la plena libertad de la ficción o a la temporalidad del relato”.
La composición del libro dinamiza la temporalidad narrativa al circular al relato por el espacio de uno y otro continente, marcando pausas para destacar cualquier momento excepcional de creatividad cultural; “tal circulación modula la tensión que requiere tal o cual periodo histórico de la cultura común que se fue fraguando y gestando entre España y la América española, convertida luego en Hispanoamérica”.
Para concluir, el escritor peruano Julio Ortega, recién galardonado con la Medalla al Mérito Universitario por la UV
en la Feria Internacional del
Libro Universitario, invitó a
los asistentes a la próxima
CICF que se celebrará en su universidad norteamericana.
Planteó que Carlos
Fuentes “intenta lo imposible,
como suele hacer, en El espejo enterrado, porque busca que Moctezuma y Cortés no sean enemigos, como él dijo alguna
vez: no se trata de derrotar al otro, sino de dialogar con él”.
El ensayo de Fuentes
propone que somos una identidad en construcción
y “el yo se debe al tú, el yo
solo no puede hacer nada,
el tú solo tampoco”; en ese sentido, es una metáfora
de la identidad y advirtió que la noción de “el problema
de la identidad”, como se
ha mencionado, no existe. “Nuestro problema es que tenemos un exceso de
identidad, hay que calmar
a la gente para que no se
exprese demasiado y sea
un poco más civil”.
Cuando se mira hacia
el pasado para entender el
presente tenemos una
sucesión de fracasos, cierta historiografía latinoamericana,
y la teoría de la dependencia
ha perpetuado una noción
de que todo lo sucedido
en el pasado ha fracasado
una y otra vez, “pero ésa
es una mala lectura, porque
si vemos el pasado como
una sucesión de ensayos de futuro, la historicidad nuestra es una historia de futuro. Creo que Fuentes no llegó a formularla, pero sí asentó una forma de pensarla y a nosotros, que venimos después de él, nos toca eso”, puntualizó.
"Pocas veces el escritor tiene la oportunidad de escribir la biografía de su cultura”:
Florence Olivier |
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