En la categoría Medio Ambiente
Estudiantes ganaron concurso estatal Vive ConCiencia 2015
Pertenecen a las facultades de Ciencias Químicas y QFB
Carlos Hugo Hermida
Estudiantes de Ingeniería Química, Ingeniería Ambiental
y Química Farmacéutica Biológica (QFB) ganaron el concurso estatal Vive ConCiencia 2015, en la categoría Medio Ambiente, con el proyecto "¡El azul en la mezclilla, no en los ríos!" |
Las universitarias con la asesora Rosalba Argumedo Delira |
El concurso fue impulsado por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Agenda Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, a través de los consejos científicos y tecnológicos de las entidades, en este caso mediante el Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (Coveicydet).
Violeta Hernández Carmona, de Ingeniería Química; Ana Gabriela Mejía Mora, de Ingeniería Ambiental, y Mónica de Jesús Narváez Montaño, de
QFB, fueron asesoradas por Rosalba Argumedo Delira, investigadora de la Unidad de Servicios de Apoyo en Resolución Analítica (SARA). En entrevista para Universo, las universitarias compartieron sus experiencias
en este concurso.
¿En qué consiste Vive ConCiencia 2015?
Violeta Hernández (VH): El objetivo del concurso fue implementar una solución
viable a un problema
regional, vinculado con alguno
de los 10 retos establecidos por
la Agencia Ciudadana, a través
de una consulta pública.
Nosotras participamos en el
de Medio Ambiente.
Los primeros lugares
por estado y reto pasaron a la evaluación nacional, de la cual saldrán las 10 propuestas ganadoras de cada uno de los 10
retos establecidos en la Agenda.
¿Con qué proyecto participaron?
Mónica Narváez (MN): El nombre es "¡El azul en la mezclilla, no en
los ríos!"; participamos en la categoría Medio Ambiente y obtuvimos el primer lugar estatal. Consiste en la elaboración de un biofiltro capaz de separar del agua el colorante azul índigo de los pantalones de mezclilla, para evitar que éste desemboque en cuerpos de agua como los ríos.
El área de estudio es el río
Santa Rosalía, en la comunidad de Jalacingo.
¿Por qué eligieron este tema?
Gabriela Mejía (GM): Cada una estaba familiarizada con estos residuos como parte de nuestro trabajo recepcional, por lo cual conformamos un equipo y sumamos ideas para crear un producto que redujera la contaminación del colorante sintético azul índigo. Se trata
de un colorante industrial
que se obtiene a partir de la unión alcalina del ácido
anilino acético o del ácido fenilglicina orticarboxílico.
Es contaminante porque al entrar en contacto con el agua se oxida a isatin, compuesto fácilmente hidrolizable a ácido antranílico, sustancia tóxica
para la vida acuática.
¿Con qué materiales está elaborado el biofiltro?
MN: Con desechos orgánicos caseros. Se trata de una botella de plástico desechable que consta de varias secciones o etapas donde se utilizan residuos de cáscara de naranja seca
y triturada, papel reciclado y
cascarón de huevo molido.
El agua con residuos de colorante pasa a través de estas secciones y tras la última sale casi limpia.
¿Qué tan complicado
es integrarlo?
VH: No es nada complejo, ya que está compuesto por materiales reciclados que se encuentran en cualquier lugar, no hay ninguna dificultad para conseguirlos.
¿Cuál fue el objetivo
de este proyecto?
GM: Resolver la problemática de contaminación por colorante artificial del río Santa Rosalía; este cuerpo de agua cuenta con industrias textileras familiares en sus márgenes, las cuales no cuentan con las plantas de tratamiento necesarias para sanear el agua empleada, por lo cual vierten sus residuos directamente al río.
Se busca que implementen el filtro y así puedan remover el colorante, evitando que ingrese en el río.
¿Cómo trabaja el filtro?
MN: Cada uno de los residuos (cáscara de naranja seca y triturada, papel reciclado y cascarón de huevo molido) tiene la propiedad de absorber el colorante, las moléculas de éste van quedando atrapadas en cada una de las capas de residuos y al final sólo pasa el líquido limpio, casi sin colorante.
¿Es factible su elaboración a gran escala?
Rosalba Argumedo (RA): Sí, ya que el costo de producción es totalmente accesible. Actualmente se investiga qué hacer con el colorante removido, pues por el momento el filtro sólo lo retiene; se trabaja en biotecnología con hongos filamentosos capaces de degradar el colorante, para lograr una transformación química que convierta el azul índigo en algo no tóxico.
¿Cuál fue la experiencia de participar en este concurso?
MN: Fue muy grata. Al ver los proyectos expuestos en las diferentes categorías se puede vislumbrar que hay grandes
ideas en México, así como la
gran participación por parte
de la sociedad. Ver que una
idea sencilla y con poca
inversión puede contribuir a solucionar un problema que afecta a la población, es algo
muy gratificante.
GM: Fue una gran experiencia trabajar junto con mis compañeras, ya que somos de distintas carreras, por lo que la interacción lograda para
realizar el prototipo fue interesante; no esperábamos el triunfo, fue una gran sorpresa.
VH: Nos gustaría que nuestro trabajo personal sea aplicado y obtenga buenos resultados, pues esto permitiría reproducirlo a mayor escala.
¿Su proyecto competirá a nivel nacional?
VH: Los proyectos son
subidos a una plataforma en línea por medio de la Agenda Ciudadana de Ciencia,
Tecnología e Innovación, y de allí se esperan los resultados del concurso a nivel nacional.
RA: Quiero agregar que
la importancia del éxito
obtenido es demostrar que
para resolver problemáticas
de la sociedad no son
necesarias grandes inversiones ni
investigaciones costosas;
con mucha disciplina
y creatividad se pueden
obtener grandes logros que
brinden excelentes resultados.
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