|
|
El casting eterno
Roberto Benítez
|
|
Intermitentemente
a lo largo de poco más de un año, he visto aparecer
un anuncio, en este informativo y otros medios, que dice: “Talleres
libres de actuación. Jornadas de preparación para
la puesta en escena de El llanto de las crisálidas, a la
que se invita a participar a toda joven actriz interesada. Para
más información, favor…”. He de confesar
que en determinado momento esta información ha despertado
gran interés en mí; desde luego no por acudir al llamado
pues ni soy “joven” ni tampoco “actriz”.
Ahora que nunca sobran los retos, ¿quién dice que
un hombre no pueda “hacer de” mujer, teatralmente hablando?,
¿o quién dice que una persona madura no pueda “hacer
de” joven en una puesta en escena? Afortunadamente el teatro
es magia y con ella todo es posible, y sino que nos los cuente la
historia del teatro que para eso está, para consultarla y
no ser unos burros ignorantes.
Pero bueno, no tomando en cuenta lo anterior, y pensando que la
invitación es sólo para acudir cumpliendo esos peculiares
|
requisitos
de ser “joven actriz interesada”. Lo siguiente que
me intriga es ¿pues cuántas mujeres con estas características
necesitan, que en todo este tiempo (más de un año)
no se han logrado reunir las suficientes? Y muy ciertamente lo
ignoro.
Quizás es que no ha funcionado como se desearía
la promoción (cosa que no es que sea culpa de alguien en
específico, pero suele ocurrir, ¿no?) o tal vez
es que las jóvenes actrices interesadas son tímidas
ante la propuesta, que no es para nada indecorosa, porque cómo
poder olvidarse de actuar una vez que se ha llegado a ser actriz
o actor, no estaría mal hacer una encuesta, ¿verdad?
Un maestro decía que no hay actores jóvenes, que
el arte de la actuación es una filigrana que se va puliendo
con el tiempo. Qué decir de toda la tradición oriental
donde los actores ancianos son los más reconocidos por
las interpretaciones que hacen de niños y jóvenes,
de mujeres siendo hombres. Y sin ir más lejos en cualquier
escuela de teatro, que dignamente se precie de serlo es común
escuchar “de esta facultad “no” van a salir
siendo actores…”. Así pues el actuar no otorga
automáticamente el mote de actor o actriz. Se necesita
mucho más que subirse al escenario a repetir palabras y
movimientos para conseguir el privilegio de serlo, esto quizás
lo saben todos y estoy siendo redundante.
Lo que digo arriba (sí, en el párrafo que está
encima de éste) es posible, entonces ¿cómo
acudir a un llamado así, sabiendo esto?, es decir, teniéndole
el respeto que se merece la palabra “actriz”.
También cabe la posibilidad que el anuncio no lo haya visto
la gente y que con estas cavilaciones se entere y chance se anime
a ir. Pero considero que más que mis palabras podría
dar una idea más clara decir de qué se trata el
proyecto de montaje, si se mencionara quien es el dramaturgo y
el director, eso suele ser de gran ayuda cuando uno invita a la
gente a trabajar en un montaje, por que si no sabes quién
es, pues preguntas y nunca faltará quien te de todo tipo
de referencias y ya tú decides.
Otra cosa que me recordó este anuncio es la nota a la que
hace alusión Reinaldo Arenas en su libro El portero, justamente
en la última página y que dice:
Perra
Perdida
Recompensa
Se busca una perra egipcia
ejemplar único
largas patas, pelo negro
grandes ojos violetas
resnpode al nombre de “Cleopatra”.
Cinco mil dólares de recompensa. Favor de traerla a la
dirección abajo indicada*.
Y abajo el autor señala, como una nota: *Este anuncio aparece
todos los días en las páginas de The New York Pet
desde abril de 199. Al parecer nadie ha podido dar con Cleopatra.
Y es que es común que queramos encontrar quimeras, y pretender
lo que no existe. Y es común no darnos cuenta que lo hacemos.
Por último propondría, si se me permite el consejo,
decir que si no se encuentra lo que se busca con El llanto de
las crisálidas, pues cambien de material dramático,
hay tantas obras que valen la pena y que siguen durmiendo el sueño
de los justos. Dense una vueltecita por Candileja A.C. (Sexta
de Juárez No. 214, Col. Belisario Domínguez), seguro
que encuentran (si no a Cleopatra) algo de su agrado y para sus
fines, digo, vale más que pasársela otro año
haciendo el casting eterno, ¿no?
|
|
|
|
|
|