Año 2 • No. 64 • junio 3 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Mateo Oliva: a la espera del reconocimiento
Tercera Llamada
Jorge Vázquez Pacheco

El concierto de apertura para el festival Junio Musical se erige
no sólo como el agregado complementario en una serie que tradicionalmente se ha destinado a la música de concierto y al arte operístico. Es, también, el justo reconocimiento a una personalidad que ha entregado la totalidad de su talento al trabajo creador en Xalapa y, de manera sumamente especial, a la Universidad Veracruzana.
Puede afirmarse, sin temor a la pifia, que la actividad musical en Xalapa durante los últimos tiempos no sería la misma sin la presencia de Mateo Oliva. Originario de Naolinco, como otros tantos
talentos que han nutrido el quehacer artístico veracruzano, Oliva se estableció en la capital de Veracruz desde sus primeros años de existencia y aquí realizó los estudios que le iniciaron en el campo de la creatividad musical. Al trasladarse a la Ciudad de México, tomó clases con personas de los tamaños de Francisco Savín y Eduardo Hernández Moncada, de quienes absorbió la formidable capacidad de trabajo que ahora, desde la perspectiva de los acontecimientos, ha sido la nota dominante en su desempeño.
A Oliva asiste el mérito de fundar, en 1975 y con el apoyo del entonces rector Roberto Bravo Garzón, la Orquesta Universitaria de Música Popular, conjunto que dirigió por espacio de dos décadas y que elevó a la categoría de “presidencial”, al convertirla en la preferida de varios presidentes de la república. Con la misma viajó a Cuba y España, en sendas incursiones internacionales que permitieron llevar la música veracruzana más allá de nuestras fronteras y que, desafortunadamente, son experiencias que no se han repetido.
Por añadidura, Oliva fue director titular de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado, organismo que con la dirección de este dinámico y emprendedor músico conoció otras facetas importantes en su desempeño. Mateo condujo a la Banda hacia el abordaje de un repertorio por completo novedoso en nuestro ámbito, explotó cabalmente las posibilidades artísticas de cada uno de sus integrantes y, con ello, la condujo a alturas que no ha vuelto a rayar desde que el maestro dejó la titularidad de la misma.
Hoy, jubilado y sin las presiones propias del trabajo rutinario, Oliva se ha entregado del todo a la composición y a realizar arreglos de música mexicana y veracruzana. No deja de ser curioso que el aprecio hacia su labor en estos campos sean increíblemente apreciados en lugares como San Bernardino, California, en donde la orquesta sinfónica del lugar interpreta frecuentemente los temas arreglados por él. Fue precisamente en San Bernardino donde se estreno la suite de sones jarochos que se interpretará este viernes 7, en la programación inaugural del festival Junio Musical.
También se tocará, por vez primera en México, la segunda parte de una sorprendente secuencia de temas denominado Mosaico nacional. Esta serie implica la identificación y arreglo de melodías representativas de cada uno de los estados de la República Mexicana, en orden alfabético; tarea nada sencilla por toda la intensa labor que esto exigió al maestro. La primera parte del Mosaico nacional abarcó desde Aguascalientes hasta Morelos. La segunda, en estreno nacional, culminará con la música de Zacatecas después de recorrer los demás estados.
Por si lo anterior fuese poco, Oliva ha puesto punto final a una suite armada específicamente con sones huastecos. Estos arreglos musicales se prepararon para este Junio Musical, y serán la oportunidad para recrearnos con el talento de Mateo Oliva.
Pero, a la vez, todo ello marcará la ocasión para rendir un merecido homenaje a tan significativo personaje, en medio de un importante acontecimiento en Veracruz.