Año 2 • No. 64 • junio 3 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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El diálogo entre los pueblos, vital para la convivencia: Rafael Toriz
Universitario de Letras es reconocido por la UNO
Remedios Aguirre Sullivan e Iván Maldonado

El diálogo entre civilizaciones fue el tema de un concurso internacional de ensayo convocado por la Organización de las Naciones Unidas y la Universidad Seton Hall, donde obtuvo mención honorífica el trabajo de Rafael Toriz López, alumno de la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana.
“La importancia del diálogo en el desarrollo de los pueblos del mundo para enfrentar los retos del mañana” es el título del ensayo que Rafael Toriz escribió para dicho certamen cuando aún era estudiante de primer semestre. Su traducción al inglés estuvo a cargo de Eileen Sullivan, docente de la Facultad de Idiomas de la UV.
De los 200 trabajos que se recibieron en el concurso, este fue uno de los 26 elegidos para recibir mención honorífica. El Centro Internacional para el Diálogo entre las Civilizaciones de la República Islámica de Irán, la delegación iraní en Naciones Unidas y la Escuela de Diplomacia y Relaciones Internacionales de la Universidad Seton Hall enviaron una carta al autor para felicitarlo y anunciarle el reconocimiento al que se había hecho merecedor y la próxima publicación de su trabajo.
En él, desde su “humilde trinchera, la de un joven estudiante”, Toriz López ofreció un punto de vista acerca de la intolerancia y el odio que en los albores del siglo xxi campean en el mundo, arrojando a su paso muertos y más muertos.
Con tal proceder, que utiliza el terror, trata de imponerse a la fuerza una verdad absoluta, dogmática, la cual debe ser acatada sin objeción alguna. Esto, por supuesto, no es nuevo, se ha venido repitiendo una y otra vez desde el origen de las civilizaciones; sí lo es el hecho de que, a pesar de los innumerables descubrimientos y adelantos tanto tecnológicos como científicos que han conducido al hombre a un grado de desarrollo avanzado, todavía prevalezca la barbarie, y deje de ser “la medida de todas las cosas” para convertirse en bestia.
La única vía para desterrar estas ideas distorsionadas no es la ley del Talión, contestando a la violencia con violencia, sino el diálogo, la tolerancia, la convivencia, el respeto a otras creencias, a otras costumbres. Luego de citar la célebre frase de Benito Juárez (“El respeto al derecho ajeno es la paz”), Toriz López aseveró: “Necesitamos reconocer la pluralidad, valorarla y venerarla, necesitamos comunicarnos, afrontar nuestras diferencias mediante la razón y no la fuerza, no pueden difundirse en el corazón de los pueblos guerreros autómatas insensibles, debemos constituirnos como seres portadores de filantropía, entes susceptibles de valor y justicia, de igualdad y verdad (...) ¡no se debe aceptar la destrucción como un rasgo de la humanidad! Al contrario, mediante el diálogo y la comparación de las distintas realidades habrá de llegarse al camino que conduce a las virtudes humanas”.
Y ejemplificó esto con lo que denominó “teoría de la esfera”, donde la verdad sea vista como una circunferencia, “única e inalienable para todos los hombres”, cuyo sustento descanse en la razón, la certidumbre, la congruencia y el saber natural, reconociéndola “como medida de las acciones humanas para fundamentar las conductas de acuerdo con criterios de valor”. Empero, la polivalencia de significados –“parte esencial de la verdad”– requiere que percibamos a la realidad “no como un círculo, sino como una esfera, la cual muestra siempre distintas caras dependiendo del punto del que se mire”.
Bajo tal premisa, mencionó Rafael Toriz, “la realidad habrá de ser un compendio de infinitas situaciones que crearían no una relatividad del conocimiento verdadero, sino que constituirían una compilación de experiencias personales que podrían ser antípodas, pero que al momento de llevarse a un plano comparativo habrían de encorsetarse al círculo invariable de la verdad (...). Es en este momento cuando se le reconoce a la realidad su plasticidad y diversidad; se le considera, como a la esfera, un cuerpo con volumen y dimensiones, de una mayor riqueza y profundidad; y es aquí en donde debe existir un respeto enorme y sin restricciones”.
En suma: el diálogo y el respeto constituyen las vías para alcanzar el entendimiento y desarrollo armónico entre todos los pueblos, “sólo entonces –concluyó Toriz– lograremos anhelar un futuro promisorio para los estados y las religiones; podremos, en ese momento, soñar con un perfeccionamiento del entendimiento y sembrar en los corazones de los hombres un mejor mañana para el despertar de la humanidad”.
Con sus “prolegómenos a la teoría de la tolerancia”, este alumno de la uv articula de forma excepcional una reflexión enmarcada en una circunstancia histórica, pero que trasciende esos límites temporales.
Al igual que algunos textos de José Saramago, Carlos Montemayor, James Petras o Noam Chomsky que abordan tal problemática, la lectura de este breve ensayo, sin duda, obliga a la meditación, ya que se vale de la crítica no para destruir, sino para proponer. Por ello, Rafael Toriz merece un justo reconocimiento.

Xalapa, Ver., a 2 de mayo de 2002


Rafael Toriz López
Facultad de Letras
Presente

Apreciable Rafael,

A nombre de la comunidad universitaria, que me honro en representar, te envío una cálida felicitación por el reconocimiento que la Escuela de Diplomacia Y Relaciones Internacionales de la Universidad de Seton Hall te hace por tu ensayo La importancia del diálogo en el desarrollo de los pueblos del mundo para enfrentar los retos del mañana (Prolegómenos a una teoría de la tolerancia), que representó a nuestra casa de estudios en el concurso Diálogo entre civilizaciones, organizado por la República Islámica de Irán y la ONU a finales del año pasado.
Este reconocimiento es un justo premio a tu vocación y a tu esfuerzo. El hecho de que tu trabajo sea uno de los 26 seleccionados para ser publicados entre 200 enviados por universidades de todo el mundo, habla de tu calidad como estudiante. Nos sentimos orgullosos de tu participación, pues has representado dignamente a tus compañeros, a tus maestros y a tu comunidad universitaria en un concurso de alta exigencia. Este logro refuerza nuestra convicción en los propósitos de excelencia académica de nuestra casa de estudios.
Te invito a que continúes tu formación aún con mayor rigor. Estoy convencido de que tu perseverancia te permitirá responder de manera exitosa a un entorno profesional cada vez más demandante.


Te envío saludos cordiales.
Víctor A. Arredondo