El
Jardín de las Esculturas alberga el trabajo colectivo La
abuela, los viajes, las sombras y la exposición Falsos profetas,
de Alberto Ibáñez Cerda.
El primero conjuga la obra de Gladis Villegas, Iliana Pámanes
y Ana Toledo. Ellas ofrecen un universo pictórico que emana
de lo cotidiano, donde las vivencias personales sirven de pretexto
y sustento para conformar su propuesta plástica.
La expresión artística contemporánea presenta
mosaicos de temas, estilos, técnicas, propuestas y definiciones
acordes con el actual tiempo caleidoscópico. Sus estéticas,
cobijadas bajo un mismo espacio, reflejan diversas realidades que
se superponen en el extenso campo de la vanguardia plástica.
Iliana Pámanes dedica la serie a su abuela Gloria, mujer
admiradora de las aves, el mar, la fuerza y la vida. Sobre ella,
escribe: “Nuestras distintas percepciones de las cosas y de
la realidad siempre van unidas por recuerdos presentes en forma
de aves que ellas no puede –y quizás no desea–
enjaular”.
Gladis Villegas habla de espejismos y añoranzas. Su obra
se caracteriza por su pragmatismo y agilidad o, quizá, la
avidez por sacar lo mejor de las situaciones.
Ana Toledo, luego de haber expuesto trabajos como Energías
reveladoras, Alternativas o corrientes y Espejismo subrepticio,
suma su talento al de estas dos mujeres, y juntas integran una muestra
equilibrada e innovadora.
Por su parte, las esculturas de Alberto Ibáñez demuestran
una indiferencia hacia la pureza del arte en el sentido que señalaba
Ad Reinhardt durante los años 70. Así, permite que
sus obras sean contaminadas por imágenes fotográficas,
dibujos animados e imágenes electrónicas.
Falsos profetas, su más reciente trabajo, motiva el siguiente
juicio del crítico José Manuel Springer: “Pone
en cuestionamiento la validez de la escultura, dado que su propuesta
es producto de una derivación estética de la representación
banal”. Sus construcciones en cerámica y materiales
poco ortodoxos como almohadas mimetizan a personajes de las tiras
cómicas y la animación, que parecen jugar una comedia
del arte; tal presencia es demasiado ilusionista para ser real.
Nadie confundiría su obra con una expresión de la
realidad, sino como un recordatorio de lo banal.
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