mercado,
el público potencial al que dirigen sus esfuerzos comercializadores,
es el mismo al que se enfrentan las empresas productoras de bienes
tangibles, en otras palabras, ambos trabajan para obtener un espacio
apropiado en la distribución de los ingresos de los consumidores
potenciales, toda vez que los productos y servicios pueden competir
entre sí; pero bien es cierto, que las personas reaccionan
ante los estímulos de Marketing que realizan los productores
de bienes tangibles y al consumirlos responden ante esas motivaciones.
Un servicio puede sustituir a un producto. Por tanto, con el paso
de los años, y sobre la base de la prueba y error, fueron
desarrollándose aspectos particulares del Marketing para
darles un tratamiento distinto a los servicios y debemos tener presente
que por servicio se entiende: “cualquier actividad o beneficio
que una parte puede ofrecer a otra, esencialmente intangible, y
que no tiene como resultado la propiedad de algo”. 1
Para Lázaro Gracia Fernández, artista plástico
y académico de las facultades de Artes y Publicidad y Relaciones
Públicas de la Universidad Veracruzana, en el momento en
que vivimos, la comunicación de masas ha alcanzado un progreso
acelerado a nivel mundial con los cada vez más variados y
extendidos medios portadores de mensajes y se caracteriza por una
alta competitividad como resultado de cambios constantes en el entorno
y un acelerado desarrollo
científico–técnico: “esta alta competitividad
se refleja también en una mayor exigencia por parte de los
receptores, quienes viven en un mundo donde la información
rige todos los procesos y llega
cada vez mejor y en mayor cantidad a todos”.
El diseñador gráfico y pintor cubano considera que
su desarrollo implica una responsabilidad social en la conformación
de mensajes, tomando como base una ética profesional, donde
el lenguaje publicitario –y por lo tanto: su qué dice,
cómo lo dice y para qué lo dice: “no debería
desligarse de los fundamentos históricos, culturales, económicos
y sociales que le dan origen”.
Considera que todo producto, servicio, proceso y sistema existe
a partir de su relación estructural, organizacional, funcional,
expresiva y económica. Desde su propia experiencia menciona
que: “el diseño de Cartel, como actividad profesional
de servicios e independientemente del tema que exprese, contribuye
a ese existir con el conocimiento específico de su acción
para el contexto social en que se desarrolla y pensando siempre
en quien lo produce y quien lo consume”.
Todos los diseños gráficos “logrados”
y hablando específicamente del Cartel –sigue como manifestación
técnico-artística-comunicativa–, comparten una
cualidad clave: la capacidad de hacer que el mensaje llegue a un
público particular, por lo tanto se deben analizar requisitos
para dirigirse a audiencias específicas con precisión
y éxito. Cada público tiene sus necesidades, gustos
y aspiraciones, por lo que debemos centrarnos en esas necesidades
específicas y utilizar las formas más apropiadas para
que el público comprenda el mensaje y lo consuma.
Sobre la creación del cartel, Gracia Fernández dice
que: “estamos brindando un servicio, que consiste en tratar
de persuadir al público receptor de que mantenga una posición
o la cambie hacia donde nosotros queremos. Sabemos que la Publicidad
nos sirve para persuadir a las personas a que adopten actitudes,
en las cuales influimos y por lo tanto el cartel como uno de los
elementos fundamentales de esta disciplina no es “completamente
honesto”, no es moral, ni amoral depende de lo que queremos
“vender”.
Considera también que sería muy positivo, si siempre
nos apoyáramos en los recursos de los estudios del mercado
para diseñar nuestros carteles, no sólo para brindar
una información, sino también para inculcar valores
que colaboren con el crecimiento espiritual de las personas, y por
lo tanto ayudar a crear un mejor ser social. No siempre es así;
la mayoría de las veces hacemos uso del marketing para crear
necesidades superficiales, vender una pseudocultura o inculcar actitudes
ante la vida, que no conducen al mejoramiento del ser humano, al
contrario, solamente a una equivocada sobrestimación del
ego.
Y resume diciendo: “todo proceso de comunicación contribuye
a la formación de valores, y el cartel, como manifestación
comunicativa, ejerce fuerza en la formación de hábitos
y en las normas de comportamiento. Su continuada presencia ante
el público “consumidor” deja sentir una influencia
directa, provocando diferentes acciones y reacciones en el comportamiento
del mismo y pasa a ser un elemento fundamental de información
y formación pública”.
Nota
1. Phillip Kotler. Dirección de marketing. Análisis,
planificación, gestión y control, McGraw-Hill, Madrid,1994,p.504
|