Año 2 • No. 67 • junio 24 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Foro Académico

 Información General  

 Date Vuelo

 Arte Universitario

 Inter Nautas

 Halcones al Vuelo

 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

 
La posible tercera revolución de Internet
Interfase
Alejandro Rulfo Méndez
Hemos tratado el asunto de la piratería y la música en línea como una introducción para reconocer el tema principal en este tejido: la posibilidad para cada usuario de ser un Gestor de Conocimiento en Red (GC-r)
Finalmente MP3.com y Napster operaron acuerdos con algunas compañías discográficas y dejaron de representar una peligrosa competencia para las compañías discográficas. Pero ahora revisemos el caso de Gnutella y Freenet.
Napster se constituyó como el emblema de una nueva generación de software de red distribuida. En su arquitectura Napster incluía un servidor central del que carecen las redes de Gnutella y Freenet.

Gnutella

Los usuarios de Gnutella no se conectan a un servidor central que organiza el tráfico, sino que intercambian información directamente, de forma completamente horizontal. Gnutella lleva la descentralización hasta sus últimas consecuencias.
Gnutella y Freenet usan protocolos de comunicación que permiten que sitios Web se interroguen “en cadena”, la forma en que los sistemas han intercambiado siempre noticias y correo, con el fin de encontrar materiales que registran una clave de búsqueda. El potencial más interesante de Gnutella es posibilitar una nueva generación de supermotores de búsqueda.
Cuando un usuario de Gnutella solicita una búsqueda, el software la envía a las diez computadoras más cercanas de la red. Si éstas no tienen ningún fichero que responda al criterio de la búsqueda, cada máquina enviará la solicitud a otras diez computadoras y así sucesivamente hasta que tenga éxito, pudiendo interrogar a un millón de computadoras, todo ello en un tiempo de 10 segundos. Teóricamente, el programa podría buscar en todas las máquinas que tuvieran acceso a Internet. La información requerida se va almacenando en los “nodos’’ de la cadena y permanecen allí mientras sigue siendo solicitada.
La Web nos ha permitido que todos nos convirtamos en “potenciales” editores de información, el software que usa Gnutella hace posible que todos nos convirtamos en servidores de información, a través de nuestras máquinas. Si en la Web todavía existen centros o servicios que proporcionan la información, a donde tenemos que recurrir para poder editar, en Gnutella no existe ningún centro; la información está completamente descentralizada y distribuida. Según Marc Andreessen, cofundador de Netscape y uno de los padres de la Web, ha calificado a Gnutella de software “revolucionario”, porque difunde el poder de publicar a cualquiera que tenga una máquina con acceso, en vez hacerlo desde una élite de corporaciones.

Freenet

Freenet se constituyó como una novedad en el campo del software de red distribuida. Su estructura es prácticamente idéntica a la de Gnutella: cada computadora conectada a la red se convierte en un servidor de información. Pero, a diferencia de Gnutella, en Freenet la estructura está diseñada para permitir el anonimato. El programador de Freenet, el británico Ian Clarke, y los voluntarios que colaboraron en su desarrollo, buscaban crear una especie de Internet paralela, en la que la censura sea imposible, los usuarios sean anónimos y el contenido es alojado y transferido automáticamente a donde quiere la gente. En el corazón de este sistema está la idea de que la libertad de expresión debe estar incorporada en la arquitectura misma de la red.
El lado oscuro de Freenet es que esa libertad de expresión y ese anonimato plenos pueden ser utilizados por pederastas, narcotraficantes, terroristas, piratas informáticos y delincuentes de todo tipo. “Freenet no puede hacer juicios de valor sobre el valor de la información”, ha dicho Ian Clarke. “La red juzga la información en base a su popularidad. Si la humanidad está interesada en la pornografía, entonces esta será una gran parte de Freenet”.
El asunto es entender el gran desafío que representa el software de red distribuida. Si se extiende su uso –y no alcanzo a ver ninguna razón para que no sea así–, podemos estar en las puertas de la “tercera revolución” de Internet. La primera, fue la creación de los protocolos TCP/IP, que es tanto como decir la creación de la propia Red, y la segunda, el surgimiento de la World Wide Web). Los efectos de la actual arquitectura de Internet sobre la descentralización de la información, la interacción social entre emisores y receptores, el potencial intercambio de funciones entre emisores y receptores, la disolución de las fronteras geográficas y la erosión de la soberanía de los estados, el potencial de la autonomía de los individuos y de su capacidad para organizar comunidades en línea... todo eso y mucho más se vería reforzado de forma decisiva por esta arquitectura de redes distribuidas. Y, sin duda, algunas de las consecuencias más indeseables, también.
Existiría otra razón para que el desarrollo de Gnutella y Freenet fue imparable. Ambos son software de libre distribución bajo la conocida licencia GPL. El código fuente es abierto. Esto hace que el control sea enormemente complicado.