Año 2 • No. 75 • septiembre 23 de 2002
Xalapa • Veracruz • México
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La uv te da a conocer parte de la historia de las llamadas “vacas marinas”

Leyenda y realidad que se resiste a morir
Ricardo Luna Aburto
Alvarado, Ver.- Con seguridad lo has visto en algunas de las grandes peceras marinas de centros de investigación, en acuarios del país como el del puerto de Veracruz o, tal vez, en revistas especializadas sobre la vida en el mar.
Si bien es cierto que su apariencia física no es la más agradable, sí lo es para quienes lo conocen y saben que es un animal amigable y de tierna mirada… les hablo del manatí.
Éste es un mamífero marino del orden de las sirenias que habita en las costas o en las desembocaduras de los ríos o estuarios, y que se encuentra lamentablemente en peligro de extinción.
Su nombre científico es Trichechus manatus, del griego tri (tres) y chehus (uñas), por las tres pequeñas uñas que pueden apreciarse en sus aletas pectorales.
El manatí es un apacible mamífero marino que discurre sus días en aguas costeras poco profundas consumiendo la vegetación acuática de estuarios y riveras, a ello se debe que también se le conozca como “vaca marina”.
Su cuerpo es grande y cilíndrico, parecido al de una foca; casi no tiene pelo y su piel es gruesa y dura, parecida a la de un elefante. Posee patas delanteras modificadas en forma de aletas y el rabo aplastado, redondeado, formando una especie de aleta poderosa para zambullirse. Su rabo es más que eficiente para moverse bajo el agua, por lo que no tiene patas traseras. Aunque por lo regular es de color gris, se encuentran ejemplares de color café.
Es un animal tímido e inofensivo que gusta del nado solitario, excepto cuando la madre tiene crías o cuando es temporada de apareamiento. Y, ¡ojo!, hay que hacer una precisión: el manatí no es un pez, es un mamífero marino. Al igual que los delfines y las ballenas tiene más semejanza y cercanía con en el ser humano que con los demás habitantes del mar, ya que este simpático animal también respira aire como nosotros, sin embargo, puede permanecer sumergido hasta por 20 minutos, pues sus orificios nasales, localizados un poco más arriba de la boca, se cierran herméticamente.
En México, los manatíes se encuentran confinados a una estrecha franja que va desde Nautla, Veracruz, hasta la frontera con Belice, especialmente en los ríos cercanos a Alvarado, Veracruz. También se han encontrado algunos especímenes en los humedales de Chiapas y Tabasco, así como en las bahías de Quintana Roo y, en menor cantidad, en las costas de Tamaulipas, en el noreste de México.
La uv y el manatí

A pesar de la rápida alteración de su ambiente natural, de la contaminación y la cacería furtiva, aún sobrevive en aguas tropicales de las cuencas del Caribe y el Golfo de México. En nuestro estado, la región de Alvarado es uno de los pocos refugios que le quedan. El sistema de lagunas de Alvarado, residencia natural de este mamífero, está conformado por tierras inundables, dunas costeras, manglares, lagunas y ríos.
Desgraciadamente estos ecosistemas y las sociedades pesqueras que en ellos se han desarrollado, enfrentan en la actualidad una difícil situación que pone en riesgo su ciclo de vida.
Conscientes de su importancia como fauna de esta zona, investigadores del Instituto de Investigaciones Biológicas de la uv (iib), en colaboración con la asociación civil Pronatura, crearon el proyecto Educación Ambiental y Planeación Participativa para la Conservación del Manatí de Alvarado.
El objetivo de este proyecto, señala Alejandro Ortega Argueta, investigador del iib y del Instituto de Ecología (Inecol), consiste no sólo en completar la información sobre el manatí en México (proporcionando datos de la región de Alvarado), sino en contribuir a su protección, estimulando un cambio en la actitud de la población para involucrarla en el cuidado de esta especie.
Agregó también que la presencia del manatí en el sistema lagunar de Alvarado responde a que es una zona rica en recursos naturales, de enormes lagunas costeras, zonas bajas conectadas con ríos y pantanos que, en suma, abarcan una extensión de más de 300 mil hectáreas, además de contar con aproximadamente 10 ríos. Es en este sitio donde se ha comprobado que el manatí puede disfrutar de varias áreas para alimentarse, sobre todo con la vegetación acuática que abunda en ella.
Su dieta incluye lirios, algas, pastos e incluso el pasto forrajero de las orillas, hojas y raíces de mangle, así como todas las plantas acuáticas del lugar. En este sistema de lagunas, el manatí tiene otro factor que le favorece: el agua dulce y cálida (entre 16 y 26 grados celsius) que es la que más prefiere.
Ortega Argueta informó que como parte de la campaña de concientización para la protección de los humedales, se escogió a este simpático animal para que, con su imagen amigable fuera bandera de todas las acciones de gestión y manejo de recursos naturales de la región que abarca el iib. “Lo que realmente nos preocupa en el Instituto es hacer conciencia en la gente para que conserven todos los recursos naturales, sus lagunas y manglares, las especies aprovechables para la pesca, la fauna y lograr con ello conservar todo el ecosistema de la región”.
Así, el manatí ha servido para hacer campaña y la gente lo ha tomado con muy buen ánimo. Por esta razón, hay ya en puerta varios proyectos productivos con pescadores, con quienes se ha pensado hacer un vivero para reforestar el manglar; destacan también otros proyectos, como el de acuacultura en comunidades que se ubican en lugares apartados del sistema lagunar, así como el programa de educación ambiental, donde se platica con las personas de la región sobre problemas como la basura y la sobreexplotación pesquera, en una labor de difusión que lleva a
cabo la Universidad Veracruzana desde hace más de cinco años, con muy buenos resultados.
Bien, pero volviendo al tema en cuestión, he de decir que, después de realizar un recorrido por la zona, no es fácil hacer contacto con el manatí; a pesar de los muchos y constantes recorridos en lancha o avioneta, no se le detecta inmediatamente. La razón es lo turbio de las aguas y la presencia de lirio acuático. Sin embargo, platicando con algunos pescadores, almejeros y camaroneros que viven y trabajan en los alrededores de la laguna, es como se ha podido constatar su presencia, número de ejemplares y su actividad.
Además, los investigadores del iib mantienen una constante presencia en la zona para rescatar a manatíes huérfanos o abandonados, y llevarlos al acuario del puerto de Veracruz, lugar en el que hasta el momento han sido atendidos “Pablo” y “Silvia”, encontrados en la comunidad de Arbolillo.