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Los indígenas comienzan a ser sujetos
de su historia: Jan de Vos
Iván Maldonado Rosales
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Jan
de Vos |
Excluidos
de los proyectos de nación, los pueblos indígenas
de México soportaron por más de 500 años la
marginación, la sobreexplotación y el atraso; sus
peticiones de justicia, reparto de tierras, libertad y respeto a
su dignidad las sepultó el estruendo de las balas.
Sin embargo, en la historia reciente –sobre todo en Chiapas,
a raíz del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN)– los indígenas han comenzado a asumir
un protagonismo cuyos alcances, incluso, ya se conocen en la escena
internacional.
No obstante que el movimiento zapatista ha recibido el apoyo de
diversos sectores de la población y de organismos no gubernamentales,
todavía se niega la raíz indígena por asociarla
con el atraso, la ignorancia y, por qué no, con un color
de piel distinto al blanco.
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Para
el historiador Jan de Vos –quien por más de 25 años
ha estudiado la antigua Lacandonia– hay que restituirles la
dignidad a los indígenas, pues son “descendientes de
los pueblos originarios de México”, lo cual ha hecho
patente en su libro Nuestra raíz, que escribió en
español y en cuatro lenguas de Chiapas. Asimismo, abogó
porque “en cualquier universidad de México, y hasta
en cualquier bachillerato, los alumnos tengan como materia obligatoria
una introducción al mundo indígena, a esta tercera
raíz”, a través de una lengua indígena
que se hable en la región donde se encuentren las instituciones
educativas. Sólo así podrá conocerse y valorarse.
Entrevistado durante su breve estancia en Xalapa, donde presentó
el libro Encrucijada y destino de la Provincia de las Chiapas, del
joven historiador Sergio Nicolás Gutiérrez Cruz, este
investigador de origen belga, formado en su país con los
jesuitas, habló sobre su experiencia como historiador, la
visión del indígena por parte del europeo y su lectura
acerca del momento actual en Chiapas, donde “estamos frente
a un despertar de la población autóctona impresionante”. |
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De
entrada, mencionó que los indígenas de México
han tenido la experiencia, “tanto en la época colonial
como en los dos siglos que siguen, de no estar realmente integrados
a lo que yo llamaría la ‘casa mexicana’, que
sería como la sociedad. Su destino ha sido, hasta la fecha,
acampar fuera de la casa o estar viviendo en el traspatio. Lo que
ellos piden, con una fuerza cada vez mayor, es ser aceptados dentro
de esta casa, pero (…) teniendo una habitación aparte,
decir ‘la casa mexicana tiene muchas habitaciones’,
un México que son muchos méxicos.
“Los indígenas piden que se les dé una de esas
habitaciones. Ellos no quieren de ninguna manera ser independientes;
lo primero que afirman es que son mexicanos, y quieren seguir siéndolo,
pero dentro de esa casa mexicana, integrados, respetando su idiosincrasia,
su identidad.” |
Sus usos y costumbres…
Yo no utilizaría demasiado esto. Porque la idea del área
indígena va mucho más allá de los usos y costumbres.
Yo vengo de fuera, y desde ahí veo que México tiene
una riqueza enorme, que nosotros los europeos no poseemos. Los europeos
vivimos en una cultura que proviene de dos raíces, la grecolatina
y la judeocristiana, que también existen en México
desde la Conquista, con la llegada de los españoles. Pero
hay una tercera raíz en México que es la gran envidia,
no diría de todos los europeos, pero sí de los que
han tenido la suerte de conocerla: la mesoamericana. Y esta raíz
está muy viva todavía en los indígenas, y de
alguna manera escondida en los mestizos.
Aunque
lo neguemos…
Exacto. Y hay un gran problema. ¿Por qué los mestizos
mexicanos niegan esta raíz? Porque para ellos su aceptación
tiene que ver con retraso, con aislamiento. Ellos prefieren muchas
veces no ser recordados con esta raíz, aunque en muchas costumbres,
y físicamente también, el mestizo está conectado
con ella. En mi experiencia personal, fue importante descubrir la
enorme riqueza que tiene la raíz mesoamericana acercándome
a la población indígena, en mi caso, la de Chiapas.
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“En
cualquier universidad de México, y hasta en cualquier
bachillerato, los alumnos deberían tener como materia
obligatoria una introducción al mundo indígena” |
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En el libro Nuestra raíz, mi plan era
en primer lugar regresar algo a los indígenas de Chiapas,
que yo había podido utilizar como objeto de estudio y como
tema de mis libros. Hacer lo que yo consideraba que podía
contribuir al aumento de su dignidad, para que este libro les diera
la oportunidad de sentirse orgullosos de su propio pasado y de su
propia historia. Y, al mismo tiempo, convencer a los mestizos de
esta raíz indígena.
Eso es lo que yo traté de hacer con Nuestra raíz,
pensando en este vacío que existe tanto en el mestizo como
en el indígena, porque el indígena tampoco conoce
bien su historia debido a que nunca tuvo oportunidad de acercarse
a ella.
¿Qué le ha dejado su formación
como jesuita en la comprensión de los indígenas?
Yo no conectaría directamente mi formación jesuita
con el acercamiento al mundo indígena porque, como yo me
formé plenamente en Europa, sin ninguna idea de venir a trabajar
a México en aquel entonces, no veo directamente esta relación.
Obviamente, llegando a México me encuentro con un país
donde la tradición de trabajo científico, pero también
misionero de los jesuitas ha sido sumamente fuerte, porque toda
la parte norte de México ha sido tierra de misión.
En primer lugar, pensemos en el padre Kino, que va a misionar a
California desde el sur hasta el norte, donde ahora está
la ciudad de San Francisco.
Con los jesuitas sí hubo siempre este doble trabajo: por
un lado, el misionero, por otro, el de enseñanza más
bien a los mestizos y, junto con éste, uno de estudio.
Yo, al llegar como jesuita a México, empiezo a trabajar no
como científico o académico, sino como misionero.
Es en el contacto con la teología de la liberación,
que estaba empezando en América Latina –estoy hablando
de 1973– cuando a mí me piden en un momento dado, dentro
de este proyecto que lleva la teología de la liberación,
ayudar a los indígenas a ser sujetos de su propia historia,
una expresión que se utilizaba mucho en aquel entonces. Teníamos
que apoyar a lo indígenas para que llegaran a ser sujetos
de su propia historia.
¿Los
indígenas de Chiapas ya son sujetos de su historia?
En la historia reciente, el indígena, sobre todo dentro de
una historia de resistencia, está cada vez más presente.
Empezamos a ver en las últimas décadas del siglo XX
un surgimiento impresionante de los indígenas; también
en Chiapas hay municipios que se están indianizando, donde
los mestizos se están yendo o ya se fueron.
Eso empezó en los setenta, cuando en varios pueblos indígenas
expulsaron a los no indígenas. El panorama es muy complejo,
y yo veo realmente que en varias partes de Chiapas la población
indígena está cobrando cada vez mayor fuerza. Un ejemplo
es Oconsingo, donde está la selva Lacandona. Por la colonización
que hubo a partir de mediados del siglo xx, este municipio se pobló
de indígenas. La gran mayoría es indígena.
Si entre esos indígenas empieza un movimiento de organización
política, por un lado, y político-militar, por otro
(que desemboca en el ezln), ya estamos frente a un despertar de
la población autóctona impresionante. Frente a este
fenómeno, los mestizos y criollos de Chiapas no tienen ninguna
respuesta, creo yo, porque nunca se imaginaron que eso sucediera.
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