A
través de las universidades autónomas de esos estados
hermanos: Nos solidarizamos con damnificados de Yucatán y Campeche Édgar Onofre Fernández Serratos
Cuando
en la universidad el espíritu humano deja la discusión
académica a buen resguardo en el aula y se manifiesta mediante
acciones concretas en apoyo a seres humanos en desgracia, puede
burlarse de quienes han anunciado su extinción.
Nuestra comunidad universitaria ha encontrado más de una
vez el equilibrio entre academia y acción social: respuestas
inmediatas y sin escatimar recursos han partido de la entidad cuando
así se ha necesitado.
Los desastres ocurridos por torrenciales lluvias en la parte norte
de nuestro estado en octubre de 1999 fueron la ocasión idónea
para que la uv, sin pensarlo dos veces, proporcionara los medios,
recursos e ideas necesarias para ayudar a nuestros
hermanos
en desgracia, entre ellos alumnos y profesores de la uv e, incluso,
nuestras propias instalaciones en Poza Rica. Pero su solidaridad
ha trascendido las fronteras estatales. En efecto, enseptiembre
de 1998, “más de 24 toneladas de víveres, medicamentos,
ropa, cobijas y materiales de construcción, recolectadas
por los centros de acopio instalados por la Universidad Veracruzana
en las cinco regiones del estado, fueron enviadas al estado de Chiapas
en auxilio a los damnificados por las intensas lluvias registradas
en las zonas costera y serrana”, según se narra en
el número 13 de nuestra revista Gaceta, de septiembre de
aquel año. Dichos apoyos fueron canalizados mediante la Universidad
Autónoma de Chiapas.
En esta ocasión, la solidaridad universitaria se mostró
para con los damnificados por el huracán Isidore en los estados
de Yucatán y Campeche.
Respondimos
al llamado de auxilio…
Desde la tribuna que propició el IV Coloquio Internacional
de Servicio Social Comunitario, celebrado en la unam con la participación
de universidades de todo el país, los universitarios de Yucatán
pidieron el apoyo de todo México para afrontar el desastre
natural.
Diana Ortega Amieva, de la anuies, hizo un llamado a todas las universidades
del país para realizar acciones de acopio de alimentos, provisiones
y medicamentos, para apoyar a los miles de damnificados que dejó
el huracán Isidore a su paso por Yucatán, para ser
canalizados por la Universidad Autónoma de Yucatán
(UADY).
Recordó
que en septiembre de 1999, una acción similar realizó
la Universidad Veracruzana en apoyo a los damnificados por las intensas
lluvias en el estado de Chiapas
De inmediato, el rector Víctor A. Arredondo giró instrucciones
para que se abrieran centros de acopio en todas las sedes regionales
de la Universidad Veracruzana. La respuesta de la comunidad universitaria
fue inmediata y efectiva, y la sociedad veracruzana respondió
con enorme generosidad.
Miles
de horas de trabajo voluntario
Con la entrada a tierra del huracán Isidore en la Península
de Yucatán, la comunidad universitaria de Veracruz puso manos
a la obra como lo hiciera en 1998 a favor de los damnificados en
Chiapas y como también lo hiciera en 1999 para apoyar a los
damnificados por la fuerza de la naturaleza en el norte de Veracruz.
En una acción rápida, en los Centros de Acopio Universitario
Pro-Damnificados de Yucatán, ubicados en las regiones Xalapa,
Poza Rica-Tuxpan, Córdoba-Orizaba, Coatzacoalcos-Minatitlán
y Veracruz-Boca del Río, fueron recolectados alimentos, ropa
y medicinas que ya suman cerca de 60 toneladas de ayuda.
La movilización universitaria de nuevo fue sorprendente:
estudiantes y profesores de todas las facultades se sumaron para
participar en la recepción, registro, clasificación,
empaquetado, carga y envío de los donativos, aportando la
friolera de 10 mil horas de trabajo voluntario, según cálculos
conservadores.
Campañas para incluir esfuerzos de todos, instalación
de centros emergentes para reunir el apoyo, cantidades impresionantes
de pequeños gestos voluntarios que rápidamente se
transformaron en las toneladas de ayuda que ya llegaron a Yucatán
y Campeche, y que brotaron en un santiamén por todo el estado.
Hoy
la comunidad de la Universidad Veracruzana demuestra su obligada
heredad de ayuda y solidaridad para con la sociedad, el coraje
ante la adversidad. La UV y sus Halcones han mostrado disposición,
organización, despliegue de medios para procurar más
ayuda y hacerla llegar de la mejor manera.
La apatía que, se dice con mucha frecuencia, puebla los
salones de la uv, se la sacudió de los hombros sin problemas
la comunidad universitaria; cientos de universitarios se vieron
ágiles de manos y mente para la carga y organización
de la ayuda; los cuellos duros y altos de los funcionarios bien
pronto aflojaron su
corbata
y arremangaron la camisa; la comunidad universitaria veracruzana
fue vista desde Yucatán como un hormiguero enfocado a ayudar
antes de que vuelvan las lluvias.
Trabajo
universitario a favor de Yucatán y Campeche
En Yucatán y Campeche, miles de personas se afanan en los
trabajos de recuperación que Isidore dejó de tarea,
entre albergues repletos y ánimos caídos, tratan
de reconstruir y suavizar las consecuencias del meteoro, pero
saben, cuando ponen un ladrillo sobre otro, que de todas partes
de la República la ayuda viene.
Entre árboles arrancados de cuajo y albergues emergentes
levantados en cualquier lado, en medio de tanta agua, la anónima
ayuda llega.A
la uady llegaron dos camiones de la ayuda humanitaria recolectada
por la uv. El rector de la casa de estudios hermana, Raúl
Godoy Montañez, personalmente recibió la ayuda enviada
y se sorprendió por la respuesta rápida y efectiva
recibida de los veracruzanos.
Cuando los medios de comunicación descubrieron que similares
efectos habían devastado amplias zonas del estado de Campeche,
situación que había sido ocultada por sus autoridades
locales, la Universidad Veracruzana decidió manifestar
también su solidaridad.
El sábado pasado llegó a la Universidad Autónoma
de Campeche (Uacam) un cargamento con unas 15 toneladas de ayuda
humanitaria que partió de Veracruz, con el objetivo de
ayudar en parte a la recuperación de amplias capas de la
población campechana. El cargamento fue recibido por el
rector de la Uacam, Javier Fernando Cú Espejo.
Solidaridad
histórica…
En las movilizaciones realizadas por los Halcones en los últimos
días para apoyar a damnificados de la península yucateca,
el espíritu universitario ha vuelto a cobrar fuerza, a nutrirse
del ímpetu y las manos dispuestas al trabajo que nuestra
comunidad pone en juego apenas se hace necesario.
En 1999 lo hicieron en apoyo a miles de afectados por las intensas
lluvias que dejaron sin casas ni cultivos a miles de veracruzanos
de Tuxpan a Martínez de la Torre. En aquella ocasión,
cientos de estudiantes
organizados
en brigadas participaron en labores de promoción, convencimiento,
acopio y organización de ayuda humanitaria, atención
médica y saneamiento en las zonas afectadas.
Otros miembros de la comunidad universitaria pusieron a funcionar
tres plantas de agua potable, además de poner al servicio
de la población afectada los adelantos técnicos que
un investigador universitario, Héctor Montes, había
hecho en la procuración de agua potable con lo que se pudo
accesar a seis nuevas plantas cada semana para cubrir la demanda.
A través de la Vicerrectoría de la región Poza
Rica-Tuxpan, miles de damnificados recibieron el apoyo de docentes,
trabajadores y estudiantes de la todas las facultades de las zonas
Xalapa, Veracruz-Boca del Río, Córdoba-Orizaba y Coatzacoalcos-Minatitlán,
mientras el rector gestionaba vínculos directos con otras
universidades del país para que reunieran y enviaran ayuda
a través de la uv.
Incluso, fuera de la zona devastada, la uv dispuso que todos sus
grupos artísticos actuaran para allegarse recursos económicos
que pudieran ser canalizados a las familias que quedaron desprotegidas:
las orquestas de Música Popular, de Salsa, Tlen Huicani,
Orbis Tertius, la Big Band, el Coro de la uv, entre muchos otros,
actuaron juntos para, desde su trinchera, extender su mano.
En aquella ocasión, la comunidad universitaria extendió
el apoyo hasta el hecho de trabajar, en conjunto con la Sedesol,
en la reconstrucción de viviendas, lo que le valió
el reconocimiento no sólo de la comunidad veracruzana, sino
el de la comunidad universitaria de todo el país.