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Enrique
Florescano y José Emilio Pacheco, Doctor
Honoris Causa por la UV
Édgar Fernández Serratos |
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una formación universitaria encaminada exclusivamente hacia
el empleo, como lo han sugerido los detractores de la universidad
pública de manera errónea y grotesca, no sería
posible formar intelectuales de la talla de nuestros galardonados,
aseguró el rector Víctor Arredondo, durante la sesión
del Consejo Universitario General, en que se otorgó el doctorado
Honoris Causa al historiador Enrique Florescano Mayet y
al escritor José Emilio Pacheco.
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José
Emilio Pacheco. |
Se
olvida que el subsidio no es una caridad del poder, sino el dinero
del pueblo mismo que con sus impuestos paga la producción
de su propia cultura y la educación de sus hijos: José
Emilio Pacheco.
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Enrique
Florescano Mayet. |
“En
nuestra casa de estudios, la dimensión intelectual, profesional,
social y ética son elementos indispensables para hacer
del individuo un ente pleno, principios éstos que la reafirman
como una institución noble que promueve la cultura y la
socialización del conocimiento”.
En presencia del gobernador Miguel Alemán
Velasco, Enrique Florescano, José Emilio Pacheco, el escritor
y periodista Héctor Aguilar Camín –quien fungió
como presentador y comentarista de la vida y obra de los galardonados–,
Arredondo enfatizó que la universidad pública busca
promover el cultivo del intelecto, la búsqueda del argumento
racional y la contribución al conocimiento como parte medular
de la conformación de lo que es universitario, antagónico
por naturaleza al enfoque de fábricas de empleados y de
lo que nuestros galardonados son evidencia.
En la USBI Xalapa, Enrique Florescano Mayet, primero en recibir
de manos del gobernador el máximo reconocimiento universitario,
rememoró su paso por la UV, donde cursó Derecho
e Historia, dijo que la UV era ya una universidad con vocación
emprendedora, que había comenzado un proceso de descentralización
que ha continuado hasta nuestros días y donde el cultivo
de la filosofía, las letras y la historia, al unirse con
las artes, le dieron un sentido humanístico que sigue siendo
uno de sus rasgos definitorios y que es modelo para otras universidades.
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José Emilio Pacheco agradeció
el reconocimiento de la UV, y recordó
que fue en Veracruz donde
desarrolló su educación sentimental.
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“Esta
Universidad me impuso una manera de vivir en sociedad y me dotó
de instrumentos y valores para discernir mis tareas bajo la amplia
perspectiva de nación”, aseguró mientras negaba
que hubiera fabricado un retrato idealizado de esta casa de estudios:
“el modelo que encarnó la Universidad Veracruzana
era un arquetipo antiguo, que hoy se sigue reproduciendo y es
considerado el modelo idiosincrásico del proyecto académico
original”.
Florescano Mayet, de quien Aguilar Camín dijo que como
organizador de la cultura nunca confundió independencia
con antigobiernismo ni calidad con aislamiento y torres de marfil,
y que siempre mantuvo la fe en la educación pública
superior como el lugar donde ha de pensarse el futuro de México,
aseguró que depositar en la educación la responsabilidad
de perfeccionar las destrezas personales e inculcar los valores
que cohesionan y elevan las agrupaciones humanas, sigue siendo
un proyecto prioritario de la institución universitaria:
“nuestra responsabilidad es conservar esos valores y nuestro
mayor desafío es volcarlos y reproducirlos en el conjunto
de la sociedad”.
Por su parte, José Emilio Pacheco, agradeció doblemente
el reconocimiento por provenir del Estado de Veracruz, donde desarrolló
su educación sentimental en la infancia y adolescencia;
de Xalapa, lugar de convergencia con contemporáneos de
quienes se considera deudor como Sergio Pitol, Juan Vicente Melo
y Hugo Argüelles; y de la Universidad Veracruzana, casa editorial
donde debió haber publicado su primer libro dentro de la
serie Ficciones y en cuya revista La Palabra y El Hombre editó
muchos de sus primeros textos.
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"Esta
universidad me dotó de
instrumentos y valores", dijo al recibir
el doctorado Honoris Causa,
Enrique Florescano Mayet. |
La
uv ha cultivado un sentido humanístico que sigue
siendo uno de sus rasgos definitorios y que es modelo para
otras universidades: Florescano Mayet |
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Sin
embargo, el escritor y poeta que ha trascendido generaciones de
escritores, inconmovible, según la opinión de Aguilar
Camín, en la cambiante marea de la literatura de habla
española, no dudó en girar el tono de su discurso
hacia uno menos festivo: la falta de oportunidades para los egresados
de la universidad pública y el derrumbe del edificio donde
la cultura logró democratizarse y difundirse con el trabajo
de años de generaciones de periodistas y escritores, desde
Fernando Benítez hasta la de Aguilar Camín dirigida
en Siempre por Carlos Monsiváis.
“Los subsidios a la universidad pública disminuyen
o no aumentan, que es otra manera de menguarlos. Se olvida que
el subsidio no es una caridad del poder sino el dinero del pueblo
mismo que con sus impuestos paga la producción de su propia
cultura y la educación de sus hijos”, aclaró
quien Aguilar Camín no dudó en llamar el más
ávido lector y el menos libresco de nuestros escritores,
un autodidacta en una época de explosión de las
universidades y los grados académicos que demuestra que
la mejor universidad y el mejor doctorado son los libros.
En 20 años, advirtió, hemos visto la devastación
casi total de México y América Latina: “no
es posible dejar que nuestro presente siga ligado a la miseria
y la violencia, tenemos que hallar un modo aún desconocido
de convertir la guerra contra los pobres en guerra contra la pobreza
y de inventar otro pacto social y otras formas de convivencia”.
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