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La
UV no es arena política
Ignacio Oropeza López (Académico
de la Facultad de Ciencias de la Comunicación)
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Boca
del Río, Ver.- La Universidad por sus propias
características y tradición histórica como
institución generadora del conocimiento, y la reflexión
acerca de los acontecimientos sociales, no puede ni debe ser arena
política ni foro en donde se ventilen las controversias políticas
entre los grupos sociales, los partidos o entre las personas. Como
alguna vez lo expresó Ernesto Sábato, el escritor
argentino, la universidad debe ser un lugar en el cual los maestros,
los estudiantes y las autoridades, deben debatir con toda libertad
acerca de las ideas.
En tal sentido, cualquiera de los miembros de la comunidad universitaria
puede, a título personal, profesar las creencias religiosas,
las ideas políticas, las corrientes de pensamiento o militar
en el partido político que quiera, pero la institución,
como comunidad académica cuyos fines y objetivos son otros
muy distintos, puesto que tienen que ver con el saber, no puede
ni debe adoptar como institución preferencias o inclinaciones
políticas hacia ningún partido.
Con motivo de las diversas declaraciones que personalidades de la
política han formulado con relación a las funciones
sustantivas de la Universidad Veracruzana, por ser una institución
que conforme a las leyes tiene un estatuto de autonomía,
corresponde a sus órganos de gobierno y representación,
así como a sus autoridades, el designar los mecanismos y
procedimientos administrativos necesarios para la evaluación
y control, y a los agentes externos, públicos y privados,
evaluar, supervisar y en su caso aprobar la manera en que se viene
trabajando.
Las declaraciones de los políticos, sean de censura o de
elogio, deben ser interpretadas como “discursos políticos”,
es decir, emisiones verbales que tienen como objetivo poner a circular
el mensaje a través de los medios masivos. Estos mensajes
no son únicamente palabras, pueden ser también gestos,
imágenes, tonos de voz, vestuario. |
“La
universidad debe ser un lugar en el cual los maestros,
los estudiantes y las autoridades, deben debatir con toda
libertad acerca de las ideas” |
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Por
definición, todo “discurso político” se
refiere, por su propia naturaleza, a los espacios públicos,
es decir, a los escenarios en los cuales intervienen políticamente
los diversos protagonistas. Todo discurso político posee
su propia “gramática de argumentos”, y según
lo ha definido la Escuela Francesa del Discurso, nos remite a escenarios
políticos concretos y situaciones históricas sociales
y políticas específicas. El emisor del “discurso
político”, también por su propia naturaleza,
lo que busca es obtener el poder. En un país como el nuestro,
de incipientes prácticas democráticas, la mayoría
de los que emiten “discursos políticos” consideran
que lo importante es “estar circulando” en los medios
masivos, a fin de no perder “presencia”. Sin embargo,
las investigaciones más recientes, relativas a las influencias
de los medios en la conformación de opinión política,
son relativas, pues influyen también las mediaciones, es
decir los grupos de liderazgo y cohesión que en la práctica
son “filtros” del mensaje masivo. Todo personaje de
la política es un signo, y lo que emite como “discurso
político” es también un conjunto de signos,
un “texto” (que puede ser oral, escrito o audiovisual).
La percepción del significante es la misma para todos los
que reciben el mensaje, pero la interpretación del significado
es diferente, pues los seres humanos no son máquinas, sino
seres racionales y por lo mismo, interpretan los contenidos semánticos
de manera diferenciada.
Nuestra Universidad Veracruzana tiene instituciones y departamentos
que se dedican a la investigación de la comunicación.
Una línea de investigación que se ha venido aplicando
es el análisis del discurso, por consiguiente, resultaría
muy interesante saber cómo está interpretando la comunidad
universitaria los “discursos políticos” que,
de vez en cuando, especialmente en épocas o tiempos electorales,
aparecen en los medios masivos.
La institución universitaria, por otra parte, debe tener
una capacidad de réplica para que, en los mismos espacios,
impresos, auditivos o audiovisuales, y en otros más, como
pueden ser los periódicos o revistas institucionales, se
publiquen las aclaraciones necesarias para despejar dudas en torno
a los “discursos políticos”. En todo caso, debe
prevalecer la sensatez, el orden y la cultura universitaria, pues
nuestra comunidad es una agrupación social de miles de personas
que no merecen los adjetivos que muchas veces se aplican sin motivo
alguno. |
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