Año 3 • No. 90 • febrero 3 de 2003
Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Información General

 Región Veracruz-
 Boca  del Río

 Región  Córdoba- Orizaba

 Región
 Poza Rica-  Tuxpan

 
 Foro Académico
 
 Arte Universitario

 Halcones al Vuelo

 Date Vuelo

 Internautas

 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 
Edward W. Said...
El intelectual y la historia
María del Carmen Suárez Rivera* (Facultad de Historia)

Edward W. Said
Nacido en 1935, de origen palestino, y de religión cristiana protestante dentro del mundo musulmán, Said –antes que historiador y cercano observador de la tierra árabe– es un crítico literario. Egresado de las universidades norteamericanas de Harvard y Princeton, ha enfocado sus investigaciones y críticas literarias sobre escritores clásicos británicos del siglo xix y principios del XX. A través de sus estudios sustentados en las obras de Joseph Conrad, Rudyard Kipling, Jane Austin y Edward M. Foster principalmente, Said expone su percepción del colonialismo.

En 1948, cuando el conflicto palestino-israelí se agudiza por la creación del Estado de Israel, y después con los conflictos musulmanes en la década de los ochenta, Said se vio
especialmente impulsado a plantear una manera distinta de crítica literaria, articulada a un fondo político, razón por la que se le considera gran crítico del concepto “oriental” usado en Occidente, denunciando que: “El mundo occidental impone representaciones e imágenes exóticas, violentas, atrasadas sobre el Oriente, y olvida que el orbe contemporáneo es en realidad un conjunto de culturas entremezcladas”.

Actualmente, a Said se le reconoce como un intelectual erudito, en virtud de la multiplicidad temática tratada en diferentes análisis. Para él, la función del intelectual dentro de la sociedad contemporánea es la de perturbador del status quo, la de persistente vigilante y defensor de los avances relacionados con la libertad, el conocimiento, los derechos humanos, los pueblos y las tradiciones. Por eso, a Said también se le ha conocido como un intelectual comprometido con la causa antiimperialista (y de ahí su autodefinición como “exiliado voluntario”).
Su importante trayectoria académica e intelectual se ve materializada tanto en libros y artículos en publicaciones periódicas, como en entrevistas, conferencias y debates transmitidos a través de medios electrónicos. Los estudios desarrollados durante los últimos 20 años descubren su comprometida vocación por el arte de representar, que desde su perspectiva, debe combinarse con el impacto de la fuerza personal. Es decir, que el intelectual –además de denunciar el estado de cosas– debe persuadir a sus interlocutores, procurando convencerlos de la necesidad de una permanente actitud vigilante. Asimismo, y específicamente con cuatro de sus libros principales (Orientalismos, La cuestión Palestina, Representaciones del intelectual, y Cultura e Imperialismo), Said hace un aporte trascendental a la historia cultural.

Su primer texto sobre el mundo árabe data de 1968: “The Arab-Israeli confrontation of june 1967: An Arabe perspective”. En la obra titulada Orientalismo expone la diversidad cultural de lo que los occidentales llaman Oriente, y destaca el carácter despectivo de este concepto. En 1994 publica The politics of dispossession: The struggle for palestinian self-determination, 1960-1994, donde Said refiere la actitud de los intelectuales frente al problema palestino, en particular, menciona a Noam Chomsky, y también a políticos como Nelson Mandela.

En la historia de la humanidad, Said reconoce distintos imperios, pero el interés primordial de su quehacer es ubicar los imperios de los Estados Unidos, Francia e Inglaterra concretamente, por considerarlos centrales y con amplio dominio cultural. Para él, el dominio europeo sobre las colonias se expone de manera inconsciente o conciente dentro de las obras y creaciones de los diferentes representantes de las culturas de las metrópolis imperiales (en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, en El extranjero de Albert Camus, en la ópera Aída de Giuseppe Verdi, por ejemplo). Y es que, según Said, la cultura es una especie de escenario abierto, muchas veces impregnado por ánimos nada conciliatorios, donde se enfrentan distintas causas políticas e ideológicas.

Tal idea se deriva de la aplicación de su particular procedimiento basado en la revisión de aquellas obras destacadas, mostrando su relación entre los niveles culturales y de dominación (el imperialismo). Sin embargo, Said es suficientemente ágil para no caer en la trampa de suponer o afirmar que las obras y sus autores están determinados mecánicamente por la ideología y / o los aspectos económicos. Si bien, considera a los individuos que las producen como representantes de las sociedades históricamente definidas.

Finalmente, Said observa al imperialismo como parte importante del proceso globalizador, y manifiesta la tendencia de éste a provocar que las identidades entre “occidente” y “oriente” sean difusas.

Lo anterior, en virtud de que la globalización genera una especie de culturas entrecruzadas, que en un espacio geográfico como el norteamericano –nido de múltiples inmigraciones, donde irrumpen pautas culturales ajenas– comparte una visión de sí mismo, creada a partir de la definición que en sí tiene del “otro” y en tanto de regiones colonizadas.

* Pasante de Posgrado por la UAM-Iztapalapa.