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Una ficción muy optimista: Arthur C. Clarke
Emma Cuéllar de la Torre |
El
gran interés de Clarke por las posibilidades de la ciencia
siempre fue muy evidente, sus primeros relatos, sólidamente
construidos, giran usualmente sobre un único tema científico
y terminan, frecuentemente, con una solución sorprendente,
sin evitar en algunas ocasiones un elaborado toque humorístico.
Arthur Charles Clarke nació en 1917, en Minehead, Somerset,
Inglaterra. Fue funcionario, instructor de radar de la Seguna Guerra
Mundial, después de la cual entró en el King’s
College de Londres, acabando con honores sus estudios en física
y matemáticas, en 1948.
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Arthur
C. Clarke. |
Escribió
el guión de 2001: Odisea del espacio en 1968,
junto a Stanley Kubrick. La novelización fue escrita, una
vez que la película estuvo rodada, por el propio Clarke
basándose en el guión. A lo que atañe a la
película, Clarke fue el padre de la idea en su relato corto
El centinela, escrito en 1948, donde se expone simplemente la
actuación de una estructura extraterrestre cuya labor se
limitaba a ejercer como aparato de alarma, que transmite a sus
constructores la noticia del desarrollo evolutivo y técnico
de los terrestres.
Dos de los temas recurrentes en la narrativa de Arthur C. Clarke
son la presencia de una super civilización y el “paso
hacia adelante” en el camino evolutivo del hombre; Clarke,
que es visto como el escritor de Ciencia Ficción que con
más entusiasmo propugna el optimismo ilimitado en el espíritu
humano, y la idea de que la potencialidad casi infinita de humanidad.
En los años 60 Arthur C. Clarke se dedicó a la divulgación
científica, sobre todo a la exploración submarina,
siendo él mismo un entusiasta buceador.
Arthur C. Clarke se hizo muy conocido en todo el mundo cuando
intervino como comentarista para la cbs en las series de las misiones
Apolo 11, 12 y 15. Es comúnmente aceptado como una figura
relevante en el desarrollo de la Ciencia Ficción, especialmente
por su visión liberal, optimista ante los posibles beneficios
de la tecnología, y por su desarrollo de la visión
stapledoniana de la perspectiva cósmica, en la que el género
humano es visto como un niño al que antiguos habitantes
del universo, sabios y arcanos, tratan como un padre generoso
o simplemente con una apática indiferencia.
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