|
|
¿Arqueología
subacuática?
Ana Katalina Celis Hernández (Facultad
de Antropología)
Primera parte |
Efectivamente,
existe. Y nuestro país la realiza desde 1982, cuando se conformó
la Subdirección de Arqueología Subacuática
dentro del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH), a cargo de Pilar Luna Erreguerena, pionera en este tipo
de investigaciones en México.
Desde sus orígenes científicos durante los años
60 (ya que anteriormente se habían |
|
hecho
trabajos pero sin una metodología), la arqueología
subacuática se perfiló como un campo interdisciplinario
de investigación, debido a la cantidad de datos que se requieren
para elaborar un proyecto bien sustentado, y por la naturaleza del
medio en que se trabaja, lo cual hizo necesario contar con un conocimiento
profundo sobre la fisiología humana y la capacidad de adaptación
a los cambios de presión, entre otros factores.
Así, los métodos de trabajo son distintos a los de
la arqueología de superficie en cuanto a que deben adecuarse
al entorno acuático, aunque los fines de la búsqueda
continúan siendo el estudio del hombre a través de
las evidencias producto de su actividad, como el punto de partida
de una investigación
más amplia.
Actualmente, la Subdirección del INAH sigue fomentando el
trabajo conjunto de varias disciplinas, con el fin de lograr un
trasfondo más completo para cada proyecto.
Para el Proyecto de la Flota de la Nueva España 1630-1631,
por ejemplo, que se realiza en el Puerto de Veracruz y por tratarse
de un ambiente marino (ya hablaremos de otro tipo de ambientes),
se requirió de las aportaciones que pudieran hacer oceanógrafos,
biólogos, geógrafos, historiadores y personal de la
Marina de México, con lo cual se conformó una base
de datos que permite no sólo conocer el tipo de condiciones
meteorológicas que pudieron actuar en el naufragio de tal
o cual embarcación, sino también hacer hipótesis
sobre el rumbo tomado de acuerdo con las cartas de navegación
que se conservan hoy en día en los archivos, y sobre las
cuales el historiador conoce los pormenores. |
|
En
cuanto a la biología, lo que se pretende al trabajar con
ella es preservar al máximo las condiciones de vida marina
que existan en el área de investigación y que en un
momento dado pudieran hacer más difícil el trabajo.
Lo que se ha hecho con la experiencia es trasplantar la flora a
otro sitio bajo los procedimientos que dicten los especialistas.
En relación a la fauna marina, el riesgo corre por cuenta
del arqueólogo, ya que en ese aspecto no hay nada qué
hacer.
Finalmente, y con una importancia relevante, también se trabaja
en conjunto con personal capacitado en la conservación, pues
los materiales que han permanecido |
en
un medio acuoso, con el tiempo sufren cambios en su composición
físico-química que los preservan aún estando
en dicho medio, de tal manera que si son retirados bruscamente de
él, sólo se necesitan unas cuantas horas o días
para que la evidencia se degrade o, en el peor de los casos, se
desintegre y no quede rastro de ella. Por lo anterior, el proceso
de estabilización de los materiales y su posterior conservación
es de una importancia enorme cuando se trabaja en la arqueología
subacuática.
Estos son algunos de los pormenores del trabajo arqueológico
bajo el agua, y en el caso de México se puede decir que han
sido la experiencia de las investigaciones hasta hoy realizadas
y la ventaja de contar con medios tan diversos como lagos, lagunas,
cenotes, ríos y una gran extensión de mar, lo que
está permitiendo desarrollar a paso acelerado los alcances
en este campo, otorgándosele así el nombre de arqueología
subacuática y no marítima o naval como en otros países. |
|
|
|
|
|