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Los
imaginarios que emanan de las prácticas escolares son un
caldo de cultivo para trabajos de índole cualitativo-interpretativa,
pues abren la posibilidad de entender los significados que genera
cada sujeto en torno al ámbito educativo. Ello se desprende
del libro Cultura y procesos educativos, coordinado por Juan Manuel
Piña Osorio y Claudia Beatriz Pontón, investigadores
del Centro de Estudios sobre la Universidad de la UNAM.
Una perspectiva cualititativo-interpretativa manejan los catorce
autores que colaboran en este volumen. En su |
primera
sección aparecen cuatro trabajos con fundamentación
epistemológica y metodológica, que dan una serie de
elementos y sugerencias para trabajar la investigación cualitativa,
mientras que la segunda incluye resultados de investigaciones concretas
sobre estudios de género y la construcción e interpretación
de imaginarios surgidos en la práctica escolar.
En dichos trabajos hay un entrecruce de creencias, fantasías,
ideologías, religiones y símbolos que inciden en el
aula: un prisma de la diversidad.
Piña Osorio refiere su interés por dar a conocer investigaciones
de académicos de todo el país que sobresalieran por
su carácter innovador y estrategia teórico-metodológica,
fuera de la de corte estructural. Una de sus preocupaciones es ver
el impacto de los efectos globalizadores al interior de las instituciones
educativas: saber cómo es la escuela por dentro.
La apuesta del libro se finca en comprender la vida cotidiana de
las instituciones escolares; los procesos, no los efectos; los significados
y representaciones surgidas en el seno del entorno educativo, no
su estructura. La interpretación de las prácticas
de la vida escolar no se refiere al aula, sino al proceso de la
escuela: conocer las múltiples historias que construyen sujetos
portadores de valores. |