En
México, prescindir de fertilizantes y plaguicidas agroquímicos
mermaría en 30 por ciento la producción del campo,
y provocaría hambre en el medio rural, depredación
de bosques y escasez de agua, aseguró Gabriel Díaz,
coordinador del Código de Conducta de la Asociación
Mexicana de la Industria Fitosanitaria, AC.
Durante el curso que impartió a estudiantes de Agronomía
de la Universidad Veracruzana, Díaz aseguró que, si
bien algunos métodos de agricultura orgánica dan respuesta
a ciertos problemas del agro, su uso sólo es efectivo en
pequeñas extensiones de tierra con problemas muy focalizados.
“No es posible dejar de emplear los fertilizantes, hay que
enseñarles a los usuarios finales –productores, agrónomos
o campesinos– a manejarlos correctamente”, aseguró
el representante de la Asociación Mexicana de la Industria
Fitosanitaria (AMIFAC), una agrupación de 80 empresas que
se dedican a la fabricación, formulación, comercialización,
importación y exportación de agroquímicos y
productos fitosanitarios. |
Y
es que, según explicó, en el campo los técnicos,
campesinos, productores y agricultores utilizan los agroquímicos
de manera inadecuada, y existen muchos problemas por falta de información,
“la intoxicación accidental es uno de los principales,
ya sea porque los usuarios vuelven a envasar los productos o porque
los dejan al alcance de los niños; también se han
reportado casos de intentos suicidas y errores en su manejo”.
Por esta razón, la amifac lleva hasta los usuarios finales
las experiencias que han tenido durante 10 años en las prácticas
y pláticas de campo. Con el fin de explicar porqué
los productores no tienen muchas opciones para evitar el uso de
agroquímicos, Gabriel Díaz explicó que necesitamos
tecnologías que puedan suplir el rendimiento que da a un
cultivo la aplicación de agroquímicos, y hasta el
momento no las hay.
“El año pasado, durante un encuentro que reunió
a investigadores, académicos, industriales, grupos ecologistas
y gobierno para definir si era necesario emplear los agroquímicos,
llegamos a la conclusión de que en el corto plazo es imposible,
si queremos conservar el rendimiento que tenemos actualmente”,
puntualizó.
Finalmente, dejó abierta la invitación para que los
usuarios lean cuidadosamente la etiqueta de los productos agroquímicos
y se apeguen a la información que ésta marca: “La
etiqueta es la primera fuente de información; ahí
los productos especifican cómo usarlos, cuidados personales
y del ambiente, recomendaciones al médico, qué contiene,
quién lo fabrica, porcentajes de ingredientes activos e inertes,
para qué cultivos o plagas debe emplearse y a qué
dosis debe aplicarse, así como las fechas del año
en las que está recomendado su uso, en fin, toda la información
que un productor necesita saber”. Apegándose a estos
datos, los productores podrán hacer el mejor manejo posible
en beneficio de su cultivo, medio ambiente y salud. |