Los
abajo firmantes, participantes en el diplomado de Gestión
Cultural, organizado por la UV, el Ivec y el Conaculta,
deseamos manifestar nuestro más profundo rechazo por la intervención
militar de Estados Unidos y Gran Bretaña a la República
de Irak. En este Diplomado se discuten y cuestionan las definiciones
de los conceptos de Cultura, Identidad, Comunidad, entre otros.
Después de muchas conversaciones no podemos llegar a una
conclusión diferente de que ese acto de guerra contraviene,
como pocas veces en la historia, los difíciles acuerdos y
consensos a los que llegan la mayoría de los países
que se encuentran representados en la Organización de las
Naciones Unidas. Una vez más el Imperialismo y el Colonialismo
se unen en contra de la opinión internacional para implantar,
por medio de la más despiadada fuerza militar, su hegemonía.
La historia colectiva existe. El acto bélico más criticado
en el siglo pasado, tan ignominioso como el ataque relámpago
de los nazis sobre Polonia, fue el ataque japonés a Pearl
Harbor, por no mediar el protocolo de la Declaración de Guerra.
George W. Bush, declaró la guerra a Irak, después
de años de dividir (la zona de exclusión mide casi
la mitad del territorio irakí), de violar y ahora, bombardear
ese legendario y mítico país. La anterior Guerra del
Golfo, sin mencionar la que ya parece eterna “Intifada Palestina”,
fue comandada por el otro Bush, padre del actual presidente, compadre
de Jorge Díaz Serrano, en un tiempo Director General de Petróleos
Mexicanos, quien fuera condenado a varios años de cárcel
por un fraude multimillonario e importante socio petrolero del padre
de Osama Bin Laden.
El innarrable muestrario de armas que orgullosamente se preparan
para estrenar contra un pueblo indefenso, enfermo y hambriento que
paradójicamente detenta la segunda reserva petrolera del
mundo, denota sin lugar a dudas sus verdaderas intenciones. El odiado
“Oro Negro”, como lo denominan los habitantes de Irak,
es el preciado botín de guerra para esos sistemas políticos
y económicos que a lo largo de la historia han hecho gala
de una avaricia sobrehumana.
¿Podemos seguir defendiendo la definición de científicos
con que se denomina a ese grupo de profesionales que diseñan,
arman y disparan las bombas millonarias que están cortando
de tajo la esperanza y la vida de todos esos niños y niñas
mesopotámicos? ¿Se podría hablar de la amoralidad
de la ciencia? Se nos enseñó que en ese rincón
del mundo partió la marcha a la civilización y hoy
sólo vemos fuego en Babilonia cual jardines colgantes. Es
indefinible el plan de reconstruir ese desértico país
con su propio petróleo, para lo cual ya varias compañías
norteamericanas pelean por el contrato, ¡que amabilidad!
Sabemos que escribir el presente no podrá variar el
resultado de la guerra; sin embargo, no podemos dejar pasar la oportunidad
de manifestarnos. Si bien nuestras armas están limitadas
a la conciencia, y parafraseando el dicho, “La pluma es la
mejor espada”, su eficacia y efectos lo demostrarán
el tiempo y la historia.
Queremos invitar a toda la sociedad civil, a cada centro de trabajo,
sindicatos, maestros, escuelas, universidades, a manifestar su rechazo
a través de todos los medios posibles, a la intervención
militar de Estados Unidos y Gran Bretaña, apoyados por de
España y otros países títeres, e insistir que
se deben acatar y respetar todos a los acuerdos tomados por la onu,
en los casos donde se proteja la vida y la cultura de todas las
comunidades del mundo.
Hay un monumento para recordar a los soldados italianos muertos
en la invasión a Rusia por los Ejércitos del Eje durante
la II Guerra Mundial (hacían el trabajo sucio para los alemanes).
Y ya que el 80 por ciento de los soldados que se encuentran en batalla
en el Golfo Pérsico son latinoamericanos y su mayoría
mexicanos, innumerablemente mencionados, ahora sí, por Bush
junior con una cínica sonrisa como: “bravos norteamericanos”
algún poeta irakí podría escribir en sus epitafios:
Qué hacías Caballero Águila, Caballero Tigre
peleando sin salvar al Quinto Sol, encontrando una muerte no florida,
tan lejos de tu ombligo, tan lejos
de Aztlán.
Sí
a la Paz
* Con mas de 100 firmas
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