Año 3 • No. 99 • abril 28 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 
Información General

 Reg. Poza Rica-Tuxpan

 Reg. Veracruz-Boca
 del Río

 Reg. Córdoba-Orizaba
 
 Date Vuelo

 Arte Universitario


 Halcones al Vuelo

 
Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

  ¿Julieta y Romeo?
o el peligro del alto vacío en los tiempos
del cólera
Roberto Benítez
¿Acaso el teatro está destinado a ser en el futuro una manifestación artística cada día más pobre? Ante la falta de espacios adecuados (llámense teatros), de iluminación adecuada, del mínimo recurso presupuestal para producción, ¿habremos de cruzar los brazos, porque ya nada se puede hacer ante el estado de cosas existente?, ¿será mejor emprender la retirada apelando al espacio vacío, a la austeridad, al “hágalo usted mismo”, y al recurso de “lo esencial en el teatro es el actor”? Estas y algunas otras preguntas me surgieron al término de la función de Julieta y Romeo de Shakespeare William o Romeo y Julieta por dos que presentó el grupo D’Generación espontánea de Monterrey, los primeros días de abril en La Caja.
De verdad es triste ver un teatro abandonado y desprovisto de mantenimiento, y en eso se han ido convirtiendo éste y otros espacios en Xalapa. Pareciera que se avanza al reciclaje del reciclaje de lo que alguna vez hubo, y pues no se vale. La idea de que “el actor es lo que le da sentido al hecho teatral” es un magnífico pretexto para considerar que no hace falta más. Sin embargo, estoy convencido de que hace falta mucho más. El teatro sucede inevitablemente en un tiempo, un espacio, para que podamos verlo necesitamos luz, y todo esto, al igual que el personaje, está dentro de una ficción. Entonces no podemos ignorar ni prescindir de estos elementos.

Una idea fundamental de Julieta y Romeo…es precisamente centrar el trabajo en el actor, algo para nada reprochable, por el contrario, un acierto. Mas se ignora el espacio, la iluminación, el sentido de color… Un ejemplo: en un espacio con paredes negras, piso negro y techo negro, dos actores vestidos de negro y tirantes color vino representan… Es claro a qué lleva esto, a la monotonía; por otra parte y a pesar de todos los esfuerzos actorales, el espacio y la iluminación pesan y cansan por la misma razón.

Ciertamente no estamos ante una obra del mismísimo Shakespeare, no es lo mismo y ni siquiera algo parecido. Estamos ante una adaptación hecha por Jorge Sánchez donde 20 personajes se reducen a dos, lo femenino se transforma en una apariencia masculina, las veintitantas escenas son aquí reducidas a unas cuantas, la multitud de espacios es uno sólo, etcétera. Y claro ¿por qué no hacerlo?, si ahora mismo en el Distrito Federal continua con éxito Obras completas de W. Shakespeare (abreviadas) de Adam Long, Daniel Singer y Jess Winfield. Sólo que, a pesar de las coincidencias entre estas dos puestas en escena como la intención lúdica, el teatro dentro del teatro, el manejo corporal, la versatilidad interpretativa… pesan sobre todo sus diferencias, en Las obras… hay atención y cuidado profesional en todos los elementos que componen el teatro, desde el texto hasta la más pequeña utilería, no hay soluciones fáciles ni restricciones para tener lo necesario. Claro, sabemos que estamos hablando de las ligas mayores y que podría parecer injusta su comparación, pero cuando veo no sólo las ganas, sino el profesionalismo de este grupo, lamento mucho que no estén en las ligas mayores.
El trabajo que tuvimos oportunidad de ver, gracias a la invitación de Candileja ac, ya de entrada es un logro, al poder enterarnos de qué se está haciendo en otros lugares. Trae no sólo la novedad de lo desconocido, sino la fuerza y el compromiso de este grupo para con el teatro. En escena vemos a dos jóvenes actores entregando todo su ser a riesgo de jugarse el físico en un descuido de la técnica; de hecho, en muchos momentos la ficción se ve cortada por el peso de los golpes o las caídas que se suceden en la realidad; quizá no se lastimen pero la gente los compadece de verdad. Más allá de la endeble trama que articula esta adaptación, más allá de todos los aciertos que se puedan lograr con el ingenio e imaginación de los actores y el director,
está la valentía y el coraje del grupo por hacerse presentes y significativos en el público.

En Julieta y Romeo… la historia no tiene que ver con la de W. S., es más bien diría yo, la de dos actores que luchan contra las adversidades de que se siga sucediendo el teatro, que mediante un acto amoroso muestran a público sus capacidades y talentos, que aplican con disciplina las enseñanzas aprendidas, que se dan generosamente y así defienden su razón de vida. De alguna manera ésta también es una historia de amor en los tiempos del cólera, como dijera García Márquez.

Agrupación Teatral D’Generación espontánea de Monterrey, Nuevo León presentó Julieta y Romeo de Shakespeare William o Romeo y Julieta por dos, adaptación y puesta en escena de Jorge Sánchez Reyes. Actúan: Carlos Navarrete y César Tapia; dirección de arte de Gloria Chapa; asistente de dirección, Efraín Mosqueda.