Año 3 • No. 99 • abril 28 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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En la galería del Instituto de Artes Plásticas UV
Reencuentros con la naturaleza
a partir de escultura e instalación

Jóvenes artistas crearon trabajos con elementos de la naturaleza, a los que les dieron forma y sentido. Se trata de Omar Aquino, Prisciliano Jiménez, Kaito Yasoshima, Ryuichi Yahagi y Bárbara Lobatón, quienes expusieron si+no, escultura e instalación, en la galería del Instituto de Artes Plásticas de la uv, con el apoyo de la Embajada de Japón en México.

Bárbara, quien estudia en la Facultad de Artes Plásticas de la UV, trabajó la instalación por primera vez, como resultado del curso que impartió Ryuichi Yahagi con la intención de utilizar materiales provistos por la naturaleza. “Sólo tomé esos productos y casi no quise intervenir en ellos, simplemente los armé tratando de representar su deterioro”, dice.

El mar inspiró a Bárbara, quien observa con temor la manera en que el océano se come las playas y prácticamente se mete a las casas de los habitantes de los alrededores. “Creo que es una respuesta a la agresión que ejercemos sobre la naturaleza. Mi obra es un llamado a la conciencia”.

Lobatón presentó dos estructuras que se asemejan a una casa o refugio –cuyas reminiscencias hablan de la vida seca a punto de acabarse– y fueron construidas con palos, piedras y un tejido fabricado a partir de un costal de semillas.

Ella comenta que esto significó un reto muy grande por tratarse de un concepto muy específico, ya que “la representación no la quise hacer de manera tradicional y espero que logre comunicar algo. Aún no tengo experiencia, mas quiero seguir trabajando para lograr algo mejor en el futuro”.

Omar, quien también estudia en la Facultad de Artes Plásticas, plantea una analogía entre los elementos aire, fuego, tierra y agua en su interacción con el hombre. Hizo comparaciones entre el modo de vida de los seres humanos y estos elementos que intervienen en los materiales, los modifican, deforman y transforman conforme pasa el tiempo. “Igual le pasa al hombre: la vida lo modifica, cambia su visión, lo hace ser diferente”.

Valiéndose de resina y troncos, Omar representa a la juventud, Wakamono, como frágil, mas temperamental; al hombre, Otoko, como un ser que se mantiene rígido y frío, pero cambiante, y a la mujer, Onna, como un ser más orgánico, tibio y activo.

Ryuichi Yahagi, maestro y coordinador de este grupo de artistas, al igual que otras generaciones de escultores japoneses, muestra en Xalapa un ejercicio de inspiración de su propia libertad. Su trabajo en si+no es minimalista, limpio, sutil, discreto, sencillo y perfectamente calculado, al más puro estilo de la tradicional escuela escultórica japonesa.