La Maestría en Farmacia Clínica permite la profesionalización con base en normas oficiales mexicanas
David Sandoval Rodríguez
La Facultad de Química Farmacéutica Biológica (QFB) ha impulsado la formación de recursos humanos para atender las políticas internacionales respecto a la farmacia hospitalaria y farmacia comunitaria, desde hace más de dos décadas en la licenciatura y con la reciente Maestría en Farmacia Clínica, aseguraron académicos de la entidad universitaria.
Magda Olivia Pérez Vásquez, académica y coordinadora de la maestría, explicó que en 1988, en Nueva Delhi, India, se reunieron la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Farmacia (FIP), donde se estableció como de suma importancia la disponibilidad de personal farmacéutico en las instituciones de salud, con la finalidad de asegurar el uso adecuado de los medicamentos.
En ese sentido el Artículo 4º constitucional establece que todos los mexicanos tenemos derecho a la salud, agregó, y por otro lado las instituciones encargadas de su atención tienen su mayor gasto en medicamentos, pues algunos registran más del 50 por ciento de sus egresos en este rubro.
“Aunque se tenga un diagnóstico correcto del médico y se haya dispensado correctamente el medicamento adecuado, en ocasiones hay fallas porque no se cuida la farmacoterapia, como expresa María José Faus Dader, especialista en el tema”, dijo la catedrática.
Fue en Nueva Delhi donde se estableció la importancia del farmacéutico, velando por el uso racional de los medicamentos; en este contexto, la OMS ha señalado que tenemos un atraso de 40 años, añadió.
Los errores en la medicación pueden ocurrir a varios niveles, puede ser en la prescripción, en la preparación, en la administración y uso de los medicamentos. Esta problemática se puede atender a través de la integración del profesional farmacéutico, quien como parte del equipo de salud contribuye al uso racional de las terapias medicamentosas.
Hay avances en las políticas nacionales, sin embargo éstos han sido incipientes porque debe promoverse la inserción del farmacéutico de manera gradual “ya que es necesario capacitar al personal en estas funciones, se hace importante avanzar en dos sentidos: en la política sanitaria y en la preparación de los recursos humanos”, detalló.
Es por ello que en los planes de estudio de varias instituciones de educación superior se han incluido programas educativos relacionados específicamente con la farmacia hospitalaria y comunitaria. “Cabe hacer mención que estaban orientados hacia la preparación de los medicamentos y la dispensación, pero no se atendía el aspecto del uso adecuado, entonces muchos programas de estudio han incluido experiencias educativas que abordan esos temas”.
No obstante esto no es suficiente, advirtió Pérez Vásquez, “por ello el año pasado se abrió la Maestría en Farmacia Clínica, que tiene como objetivo general formar profesionales específicamente en estas áreas para que puedan integrarse al equipo de salud y puedan promover un uso racional de los medicamentos”.
Explicó que a través del cuerpo académico (CA) Química Biomolecular, encabezado por Abraham Heriberto Soto Cid, se tienen dos líneas de investigación, una de ellas con orientación específica en los servicios farmacéuticos y se están haciendo diversos tipos de estudios relacionados con la gestión de los medicamentos, su utilización y la implementación de los citados servicios.
Las estrategias para lograr tales objetivos se articulan mediante la implementación de los servicios farmacéuticos, a lo que añadió que en Veracruz ya existen avances al respecto.
Brindarle certeza a los pacientes
El académico Luis Morales de la Vega, quien imparte experiencias educativas en el área de farmacia, tecnología farmacéutica y desarrollo farmacéutico y cuenta con experiencia en la industria nacional y trasnacional, expresó que la farmacia hospitalaria y farmacia comunitaria están orientadas para brindar al paciente la certeza de que los medicamentos que consume, bajo las indicaciones médicas prescritas, redunden en un beneficio terapéutico; sin embargo es un aspecto que a veces queda relegado.
“Es un apoyo al médico para informarle acerca de las características de los medicamentos, de las interacciones con otros medicamentos que de manera concomitante recibe el paciente, de interacciones con alimentos y con los ensayos del diagnóstico clínico. Por otro lado, el seguimiento farmacoterapéutico y la farmacovigilancia en la detección de reacciones adversas permiten prevenirlas o estar preparado para atenderlas; además, la distribución de los medicamentos por dosis unitarias contribuye a la recuperación de los pacientes y/o a la reducción de gastos en la atención médica.”
Desde las experiencias educativas que se imparten en la Facultad respecto al área de farmacia (Farmacología, Farmacología Clínica, Biofarmacia, Farmacocinética, Tecnología Farmacéutica y Desarrollo Farmacéutico) se refuerzan las actividades que se llevan a cabo en los hospitales desde hace algunas décadas, “a nuestros alumnos no les es desconocida la implementación y los procedimientos; se les dan las herramientas para que ellos puedan desarrollarlos con una interpretación de la legislación vigente, hay una estrecha vinculación entre los contenidos y la aplicación”.
El área de conocimiento en que se desenvuelve el académico es la tecnología farmacéutica, “es decir, la fabricación de diferentes formas farmacéuticas que está presente en la farmacotecnia dispensarial, campo muy desarrollado en otros países donde el profesional farmacéutico prepara las formas in situ, ya sea en el hospital o un establecimiento que brinda servicio a la comunidad dirigida a las necesidades del paciente”.
Los alumnos que actualmente se vinculan con el Centro de Alta Especialidad (CAE) “Dr. Rafael Lucio”, conocen los procedimientos para la elaboración de formas farmacéuticas porque tienen una formación que les permite adaptarse a las necesidades y están conscientes de la normatividad que se aplica, comentó.
En la industria farmacéutica se aplican varias normas que se deben seguir para elaborar un medicamento, y en varios países la farmacia hospitalaria se ha formalizado a través de legislaciones acordes a lineamientos internacionales. En México existe la Ley General de Salud y una normatividad como la relativa a las buenas prácticas de manufactura para la fabricación de medicamentos, derivado de estas normas existen procedimientos variados y criterios de farmacopea, además de los requisitos que marca la ley para colocar un medicamento a la disposición de un paciente.
A ello se le suma el desarrollo de nuevos productos y su estudio, que resulta en la medicina de patente, ello significa inversiones de miles de millones de dólares y años de investigación.
Por otro lado, los medicamentos preparados en la farmacotecnia dispensarial tienen una proyección de mercadotecnia mínima en comparación con fabricantes de la industria farmacéutica, “esto no quiere decir que la calidad merme ya que la farmacotecnia dispensarial debe cumplir con la legislación vigente, atendiendo una necesidad terapéutica, no una necesidad comercial; en el caso de un paciente hospitalizado que no puede deglutir un medicamento, el producto se manipula para adecuarlo a sus necesidades”, explicó.
Esto conlleva un beneficio económico para el paciente y la institución pues sólo se le administra la dosis requerida, generando ahorros. “Cuando crezca la infraestructura para la farmacotecnia dispensarial habrá la posibilidad de tener los componentes activos y extraer lo justo para manipularlo y entregarlo a la necesidad del paciente, ya que se obtiene un producto que se consume en el momento, ello lo hace ventajoso porque será utilizado a corto plazo”.
En ese sentido, la Maestría en Farmacia Clínica es un posgrado eminentemente profesionalizante e incide directamente en la adquisición de competencias para la implementación de servicios farmacéuticos centrados en los pacientes. Está orientada a un trabajo práctico y se enfoca a profesionalizar estas actividades mediante conocimientos que permiten implementar estrategias en los cuidados farmacéuticos hospitalarios o de atención farmacéutica en general.
Atender de manera individualizada al paciente
En el país ha ocurrido un retraso en la implementación de estas medidas en las instituciones de salud, debido a la falta de recursos humanos en farmacia hospitalaria y comunitaria, explicó José Locia Espinoza, académico de la Facultad.
“Hace un siglo el farmacéutico era conocido como boticario y trabajaba muy de cerca con el paciente, preparaba los medicamentos y los hacía de manera individualizada para atender a un individuo en concreto. Debemos recordar que los productos farmacéuticos son estandarizados pero la población no, por lo que es necesario que exista un profesionista, en este caso el farmacéutico, para que posibilite la individualización de la terapia mediante un contacto más directo con el paciente.”
Motivado por los avances a nivel internacional referidos, a partir de 2005 se publica el primer documento “Hacia una política farmacéutica integral para México” y comienzan los primeros intentos para establecer estrategias que permitan la inserción del farmacéutico en el equipo de salud, en concreto a la profesionalización de los servicios de farmacia.
“En 2009 se publicó el Modelo Nacional de Farmacia Hospitalaria y es aquí donde la Facultad de QFB, a través de Abraham Soto Cid, quien tiene 31 años de servicio en la Facultad, ha impulsado este enfoque de farmacia centrada en el paciente”, detalló.
Soto Cid buscó un espacio donde formar a los estudiantes e inició en el entonces Centro de Especialidades Médicas (CEM) “Dr. Rafael Lucio”, actualmente Centro de Alta Especialidad (CAE), donde comenzó un proyecto que implicaba el beneficio al hospital a favor de su certificación en el manejo y uso de medicamentos por parte del Consejo de Salubridad General, por lo que se inició la implementación del programa en colaboración con la QFB Patricia E. Molina Prior, responsable sanitario de farmacia del hospital.
A continuación se comenzaron a diseñar las estrategias basadas en el modelo, que se han implementado de manera escalonada, iniciando con la farmacovigilancia, que se sustenta en la Norma Oficial Mexicana (NOM) 220, que implica vigilar los efectos de los medicamentos cuando ya están en uso, a través de la caracterización y recopilación de reacciones adversas, información que es útil para su prevención; se continuó con el establecimiento de la dispensación con criterios farmacéuticos, la preparación de dosis unitarias y el seguimiento farmacoterapéutico.
Gracias al conocimiento que se ha tenido de los beneficios, al interior del hospital se ha registrado un incremento en el reporte de reacciones adversas como parte del programa de farmacovigilancia, así como la reducción de los costos de los medicamentos, motivado por la utilización de dosis unitarias, que implica entregar al paciente la cantidad de medicamento que requiere para 24 horas, ello en condiciones de estabilidad y etiquetado que son competencia del personal farmacéutico.
A este respecto, el académico expresó que en las unidades de preparación de dosis unitarias del CAE, los estudiantes manejan los conceptos de caducidad, envases, empaques primarios y secundarios, haciendo uso de la terminología adecuada en las diferentes áreas y cumpliendo los indicadores de calidad establecidos para los procedimientos.
Por otro lado, en el Hospital Civil “Dr. Luis F. Nachón” está en marcha un programa de farmacovigilancia y colaboran estudiantes de la licenciatura en servicio social que inicialmente habían estado en el área de laboratorio clínico, pero solicitaron su cambio de adscripción con base en
sus capacidades.
En el Sistema de Atención Integral a la Salud de la institución (SAISUV), Mohacyr Alejandro Pérez Caselín, egresado de
QFB y quien realizó su servicio social en el programa de servicios farmacéuticos del entonces CEM, implementa un programa de farmacia comunitaria en el que se pondrán en marcha estrategias que mejoren el uso y la seguridad de los medicamentos, asimismo se han aceptado prestadores de servicio social en dichas instalaciones.
En otras localidades de la entidad, como Boca del Río, ha habido un acercamiento motivado por el interés de ofrecer servicios farmacéuticos en el Hospital General de la localidad, donde Alba Apodaca Sánchez, responsable sanitario y jefa del Departamento de Farmacia, quien también laboró en las instalaciones del CAE, “ha iniciado un acercamiento con la Facultad para establecer una estrategia que permita a los estudiantes de QFB realizar servicio social en el área de farmacia del hospital”.
Señaló que además existe una colaboración entre las facultades de QFB de las regiones con el CA Farmacología Clínica y Molecular de la región de Orizaba, integrado por Emma Virginia Herrera Huerta, Eliud García Montalvo y Olga L. Valenzuela Limón, quienes son parte del núcleo académico básico de la Maestría en Farmacia Clínica.
Reconocimiento a Abraham Soto Cid
Abraham Soto Cid, pionero de la farmacia hospitalaria en Veracruz y profesor de tiempo completo de la Facultad de QFB, recibió un reconocimiento por su trayectoria de parte del director del CAE “Dr. Rafael Lucio”, Enrique López Rosas, a nombre de los Servicios de Salud de Veracruz (Sesver).
En el marco de la Jornada Farmacéutica con motivo del Día Mundial del Farmacéutico, celebrada el 25 de septiembre, López Rosas destacó la gran labor que realizan los farmacéuticos en la salud: “Antes de llegar a la dirección (del CAE) no sabía de la importancia y la gran contribución que aportan los farmacéuticos en la promoción de la salud para todos”.
Señaló que actualmente “el trabajo que se realiza en este hospital es una responsabilidad muy grande y sin ellos no se podría trabajar atendiendo las exigencias actuales para que los pacientes reciban una atención segura basada en procesos internacionales”.
Soto Cid es coordinador general del programa “Farmacia Hospitalaria”, desarrollado de forma conjunta por la Universidad y el CAE, implementado en 2009 en el estado de Veracruz. Su origen se deriva del Modelo Nacional de Farmacia Hospitalaria publicado por la Secretaría de Salud Federal en 2008.
El programa fomenta el buen uso de medicamentos, reducción de costos de estancia, seguimiento fármaco terapéutico, detección de reacciones adversas, pero principalmente busca abatir el desabasto de los mismos.