Año 15 No. 650 Septiembre 5 de 2016 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Coro UV, organismo con mucho talento: Alfredo Domínguez

Contenido 41 de 47 del número 650
El director se considera un vínculo entre la “vieja guardia” y la época actual

El director se considera un vínculo entre la “vieja guardia” y la época actual

 

Jorge Vázquez Pacheco

Alfredo Domínguez, titular del Coro de la Universidad Veracruzana (UV), afirmó que éste es el más competente y profesional en el interior de la República. Después de desempeñarse durante más de 40 años en la Ópera de Bellas Artes, su regreso a Veracruz se dio ante la oportunidad de dirigir al coro universitario.

El originario de Topiltepec, municipio de Alto Lucero, reconoce que su edad y experiencia le ubican como un vínculo entre la época actual y los maestros de la “vieja guardia” en la dirección coral, como Juan D. Tercero, Luis Berber, Felipe Ledesma, Rufino Montero y, más recientemente, Jorge Medina. “Soy de los pocos que quedan de aquella generación, diríamos que el último”, afirmó tajantemente.

El Director del Coro de la UV inició su educación artística en Xalapa bajo la guía de Carlos Okhuysen, después pasó al Conservatorio Nacional de Música de México, el Conservatorio Las Rosas de Morelia, la Accademia Chigiana de Siena –cerca de Florencia, Italia– y la Accademia de Santa Cecilia, en Roma.

“Vi nacer artísticamente a Ramón Vargas, Encarnación Vázquez, Rolando Villazón, Javier Camarena y muchos más. Trabajé como preparador con Luis Girón May, Irma González, Martha Félix, María Luisa Tamez, Rosario Andrade, Guillermina Higareda, Roberto Bañuelas, Alfonso Navarrete y Ernesto Zander, entre otros.

”Fui director concertador en un buen número de puestas en escena en Bellas Artes como La Bohème, Barbero de Sevilla, Carmen, Madama Butterfly, Lucia di Lammermoor, entre las que recuerdo. En la época de Mateo Oliva dirigí las más importantes escenas de Carmen con la Orquesta de Música Popular y los solistas del Coro UV. Es una partitura que conozco como la palma de mi mano.”

Al tratar de aprovechar adecuadamente ese bagaje, Domínguez conduce al Coro UV hacia la experiencia de las escenas operísticas cantadas con piano y complementadas con narración. Así, han llevado el arte lírico a diversas facultades y ciudades de la entidad, con éxito inesperado y aceptación incondicional. Los fragmentos que se presentan corresponden a diversas épocas de la creatividad histórica, desde la ópera barroca hasta la contemporánea pasando por escenas de Puccini, Verdi, Mascagni.

“Uno de los momentos que más impacto ocasiona entre los asistentes es el Tre sbirri, una carroza complementada con Te Deum del final del primer acto de la ópera Tosca, del italiano Giacomo Puccini, un fragmento impresionante para barítono y coro. También ha gustado mucho la escena Regina coeli, Inneggiamo il signor, coro de Cavalleria rusticana de Mascagni.”

El entrevistado indicó que en el repertorio que difunden no sólo encontraremos el acento operístico, también apuntan hacia el canto gregoriano, la polifonía renacentista y los grandes momentos en las obras corales como Carmina Burana de Carl Orff, que no pierde su eficiencia al ser interpretada con acompañamiento de piano.

Alfredo Domínguez supone que la popularidad actual de la ópera se debe no sólo a su difusión a través de programas televisivos y radiofónicos, también al hecho de que en todas partes se escenifica con “supertitulaje”, la traducción simultánea proyectada en una pantalla sobre el escenario, lo que permite al público la cabal comprensión de lo que ocurre en escena.

Respecto al Coro UV, enfatizó que es el más competente y profesional. En este sentido añadió: “La obra recientemente cantada con la Sinfónica de Xalapa, la Sinfonía Kaddish de Leonard Bernstein, es algo de lo más difícil que me he encontrado en la totalidad de mi carrera. Hemos cantado en ruso, checo, polaco, francés, húngaro, pero los textos de esta obra están en hebreo y arameo, y el Coro UV respondió admirablemente. Tenemos un conjunto con mucho talento”.

Rememoró: “Cuando Raúl Ladrón de Guevara y yo estudiábamos piano con Okhuysen, mi compañero me instaba a quedarme porque había mucho por hacer. Compartimos vivencias y aprendizajes, por lo que guardo de él entrañables recuerdos. De hecho, estamos preparando su Tríptico, una partitura sobre textos de diversos escritores de la región”.

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