Karina de la Paz Reyes Díaz
El hongo de la roya, que afecta las plantaciones de café, representa un gran problema para el desarrollo de este sector productivo, por lo que académicos y estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrícolas (FCA) trabajan en una estrategia de vinculación cuyo espíritu es la pertinencia social y educativa, denominada Plataformas de Innovación Tecnológica.
Gustavo Ortiz Ceballos, coordinador del proyecto, señaló que el sector cafetalero enfrenta, desde hace 25 años, una serie de problemas como abandono de fincas, migración, bajos rendimientos, retroceso tecnológico y desorganización del sector, entre otros.
“Todo esto se acumuló y con la roya sólo se abrió la ‘caja de pandora’. Los propios productores decían que la roya era un problema más de todos los que ya tiene la producción de café”, explicó el académico.
Pese a dichas condiciones, la actividad cafetalera sigue siendo fundamental en la región central de Veracruz, pues provee estabilidad social, económica y ambiental, añadió.
“Con el acercamiento que hemos tenido confirmamos lo que todo el mundo dice, que este sector ha estado en el abandono, que las instituciones gubernamentales lo dejaron solo, y la única forma de cambiar este escenario es trabajar en equipo y de manera interinstitucional.”
Por su parte, José Luis Martínez Rodríguez, académico de la FCA y también responsable del proyecto, opinó que este acompañamiento les permite palpar el gran problema que vive el sector agropecuario en general, cuyo origen está en las políticas implementadas por el Estado.
Por ello, “las funciones sustantivas de la Universidad y de las instituciones de educación superior (IES) en general, representan un gran potencial para detonar procesos de desarrollo local y regional, con procesos educativos, de capacitación, investigación y transferencia de tecnología”, aseveró.
Además, esto permite a las IES retroalimentarse, fortalecer sus programas de estudio, así como actualizar a los docentes y estudiantes sobre las cambiantes problemáticas del campo.
Antecedentes
Las Plataformas de Innovación Tecnológica surgieron para fomentar la adopción de tecnología ante la demanda de innovación y capacitación de parte de los productores y prestadores de servicios profesionales, así como para incrementar la vinculación de la FCA con el sector, con estrategias orientadas a la investigación, validación y transferencia de tecnologías.
En 2010 se fundó el Centro Estatal de Evaluación de la Calidad de los Servicios Profesionales de Programas del Sector Agropecuario, producto del convenio entre la Universidad y las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa).
El convenio contempló acciones como capacitar a prestadores de servicios profesionales, evaluarlos y certificar sus competencias. Para ello se planteó impulsar espacios para impartir la capacitación, hacer investigación y transferir tecnología.
Una de las recomendaciones fue crear las Plataformas de Innovación Tecnológica, es decir, espacios donde profesores, estudiantes y prestadores de servicios profesionales participan en procesos de investigación, validación, capacitación y transferencia de tecnología.
Para este fin se seleccionaron dos lugares: el rancho “La Bandera” de la FCA, ubicado en el municipio de Actopan, y el Beneficio Puerto Rico, en la comunidad Las Lomas, municipio de Coatepec, este último para resolver problemas específicos de la cafeticultura.
Con tal objetivo se estableció un convenio de colaboración con la Unión de Productores, Beneficiadores y Exportadores de Café de la región de Coatepec.
“En 2014 y 2015 se desarrolló una primera etapa en la cual se implementaron proyectos específicos atendiendo la problemática identificada en la cafeticultura”, recordó José Luis Martínez.
Se trató de la operación de 12 proyectos dirigidos por académicos de la FCA, entre ellos está un catálogo de mapas temáticos por microcuencas y nanocuencas, documento con indicadores socioeconómicos, 10 trabajos de experiencia recepcional, 17 artículos, un plan estratégico de desarrollo de la unión de productores citada, un video sobre el estado actual del Beneficio Puerto Rico, una demostración de campo sobre producción de planta en un vivero de Cosautlán, así como conferencias por profesores de la FCA a los productores de la nanocuenca Las Lomas y un acervo fotográfico, sólo por mencionar algunas acciones.
Estado actual
De 2016 a 2017, académicos de la FCA implementaron otra serie de proyectos: producción de plantones de calidad de tres variedades mejoradas de cafeto en Las Lomas, por Andrés Rivera Fernández; evaluación de semioquímicos naturales como atrayentes de la broca del café, por Guillermo Mendoza Cervantes; evaluación de estrés y pruebas de efectividad biológica de sustancias alternativas contra la roya del café, por Gerardo Álvaro Castillo, y alternativas de propagación de plantas de café resistentes a la roya, por María de Jesús Martínez Hernández.
Otros proyectos son: bioma microbiano de la filósfera de Coffea arabica y antiadherentes orgánicos que inciden en la presencia de la roya, por Gabriela Sánchez Viveros; intensificación agroecológica de sistemas agroforestales cafetaleros en la región central de Veracruz, por Carlos Roberto Cerdán; unidades integrales de producción de abonos orgánicos, por Miguel Ángel Escalona, y producción masiva de Beauveria bassiana (bálsamo) para el control biológico de broca de café, por Andrés Rivera Fernández.
Si bien cada proyecto está a cargo de un investigador en particular, en cada uno participan dos o tres más, en calidad de colaboradores. Además, participan más de 200 estudiantes, 20 de ellos son becados y tienen la responsabilidad de vincular el trabajo del académico con los productores; otros participan en cursos o talleres de capacitación que cada proyecto está obligado a realizar, y algunos más desarrollan sus prácticas profesionales en las fincas de los productores.
El impacto social
Los proyectos han producido benficios académicos y de investigación para la comunidad universitaria, aunados a los del sector cafetalero, pues en cada proyecto participan de manera directa entre cinco y 10 productores.
Además hay cafeticultores que participan de manera indirecta, pues se han enterado e involucrado en esta propuesta universitaria: “Son los mismos productores quienes extienden el conocimiento a comunidades vecinas”, señalaron los académicos.
“Podemos hablar de resultados y de impactos. Por ejemplo, un proyecto que arroja un producto para controlar una enfermedad o plaga es algo tangible y es muy probable que los productores se interesen en él, aprendan cómo se usa y tengan la intención de producirlo; ése es un resultado. Los impactos tendrían que verse reflejados en la mejoría de sus ingresos y condiciones de salud, vivienda digna y acceso a la educación.
”Es difícil evaluar el impacto social, pero si vemos algunas variables creemos que el aprendizaje que han adquirido es precisamente un impacto. Ahora les corresponde organizarse, que los proyectos se integren más, crezcan y los escalen a otro nivel“, opinó Martínez Rodríguez.
Esta historia podría continuar…
Gustavo Ortiz precisó que cada propuesta contó con 100 mil pesos para su implementación y fue resultado del planteamiento de las necesidades del sector cafetalero y una convocatoria dirigida a la plantilla académica de la FCA. Los proyectos presentados fueron evaluados por árbitros externos y todos concluyeron el 31 de mayo.
Adelantó que este mes se expondrán los resultados y productos concretos ante los productores, la comunidad académica y el sector gubernamental.
“Estos proyectos están siendo evaluados de manera permanente a través de un sistema que diseñamos, en el cual identificamos los procesos que vamos desarrollando y verificando los productos comprometidos. Ello nos permite ver si hay resultados, qué tan tangibles son y qué beneficio hay para los productores”, dijo José Luis Martínez.
“Tenemos aproximadamente dos años de trabajar con los productores de café de Las Lomas y veo que ese lugar ya se está convirtiendo en un laboratorio de aprendizaje para nuestros estudiantes. Los maestros se interesan en hacer sus prácticas, porque aunque el tema principal gira en torno al café, es posible tocar otros de carácter social, cultural y técnico. Además, hay una sinergia interesante entre la UV y los productores”, añadió Ortiz Ceballos.
Ahora que concluirá esta segunda etapa de la propuesta, los académicos esperan que el sector cafetalero con el que han trabajado se articule y participe en la gestión de recursos para darle continuidad a los proyectos. “En este momento estamos subsidiando los proyectos con recursos de la Sagarpa, pero tenemos que seguir buscándolos para darle continuidad al trabajo”, comentó el Premio al Decano 2017.
“Todavía hay credibilidad en las universidades y de lo que se trata es de mantener esa imagen. Por esa razón nos hemos manejado muy cuidadosamente y desde el principio les planteamos que como universidad no les podíamos prometer financiamiento, más bien seguimiento y acompañamiento para atender y buscar solución a sus problemas”, agregó.
A manera de conclusión, Ortiz Ceballos remarcó que la Plataforma de Innovación Tecnológica confirma que es posible tener espacios geográficamente delimitados para cumplir una función de apoyo en la formación de estudiantes y desarrollar investigaciones.
“Si tuviéramos esos espacios estratégicos en diferentes puntos del estado de Veracruz, seguro que ese impacto social favorable detonado desde la Universidad sería muy fuerte.”