Algunos involucran a agricultores, madres de familia e internos de un Centro de Readaptación Social
David Sandoval Rodríguez
Integrantes de la comunidad universitaria y productores locales presentaron resultados de varios proyectos de vinculación, que también han servido como trabajos recepcionales, en el marco de la ExpoSustenta 2017, Feria de la Sustentabilidad, celebrada por la Universidad Veracruzana (UV) el 21 de septiembre.
En la cuarta edición, que se realizó simultáneamente en las cinco regiones universitarias, se expusieron productos generados por estudiantes; uno de ellos es el taller de serigrafía “Damaca, serigrafiamos tus sueños y los hacemos realidad”, uno de cuyos creadores, Jorge Martínez Guzmán, alumno de Historia y Derecho, explicó que la idea surgió para apoyar a las familias de los reclusos en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Pacho Viejo.
Es un proyecto de inclusión social orientado a brindar un ingreso a través de la elaboración de diversos productos con serigrafía.
Al colaborar en una fundación que ayuda a los internos del Cereso, observó la problemática de las familias y decidió, con el apoyo de su compañero Habimael Torres Merlo, crear una iniciativa para apoyar a las mujeres, con lazos familiares de éstos.
Se consideró que pudieran desarrollar una actividad para la cual no se necesitan estudios porque muchas de ellas solamente lograron cursar la educación primaria, “de esta forma buscamos que tengan dinero porque es muy difícil, no tienen manera de llevar algo a su mesa y mantener a sus hijos”.
En el primer año se pretende capacitar a cinco mujeres y, al siguiente año, cuando sus parejas salgan se integrarán al grupo; la intención es que en un lapso de dos a tres años sean 10 personas que operen como un equipo de trabajo.
Actualmente solicitan patrocinadores e inversionistas para la adquisición del equipo dado que los implementos y herramientas para un taller básico superan los ocho mil pesos, a lo que se suma el costo de las tintas para impresión.
“Damos por hecho que será posible y el objetivo es conseguir patrocinadores e inversionistas pues el proyecto completo está valuado en 120 mil pesos y algunos aparatos que se necesitan –por ejemplo el pulpo, donde se realiza la serigrafía, y la cámara, donde se obtiene la imagen a partir de un negativo– son costosos, pero si funciona, automáticamente se recupera la inversión.”
Reportan beneficios para la cafeticultura regional
Sandra Lizbeth Enríquez López, egresada de la Facultad de Biología, comentó sobre el proyecto de investigación que realiza
al interior de dicha entidad académica, con la participación de los profesores Vianey del Rocío Torres Pelayo y Gerardo Alvarado Castillo, al igual que la alumna Anahí Juárez Vásquez.
El proyecto consiste en crear extractos de plantas con diferentes concentraciones, a partir de especies que son tratadas en laboratorio y evaluar la concentración óptima para combatir la roya del café (Hemileia vastatrix).
Entre los resultados del proyecto han encontrado que los extractos inhiben el crecimiento de la roya; “por otro lado, hemos trabajado con los extractos en campo para observar y atender el estrés en las plantas, porque cuando están infectadas con la roya emiten una proteína llamada L prolina que permite detectar el estrés”.
Cuando han aplicado el extracto a dichas plantas observaron que se elimina el estrés e incluso evita la propagación de la roya, que es muy común porque puede propagarse por el viento y por el contacto con animales.
La universitaria subrayó que es importante capacitar a los productores, dado que los tratamientos que utilizan, comúnmente el oxicloruro de cobre, pueden contaminar los mantos freáticos y degradar los nutrientes del suelo.
En ese sentido, señaló que los extractos de plantas son una alternativa natural que puede contrarrestar el avance de la roya y reducir los daños al ambiente al ser un producto natural.
En otra de las iniciativas participa Edith García Moreno, socia de Vinculación y Desarrollo Agroecológico en Café, A.C., que agrupa a 170 familias, quien explicó que trabajan en procesos de certificación orgánica del aromático.
Bajo el proyecto denominado “Cafetal agroecológico” se busca trabajar con pequeños productores, quienes deben realizar cuando menos cinco prácticas agroecológicas en sus cafetales, que no deben superar las dos hectáreas.
Con la intención de mantener la soberanía alimentaria, crearon un banco de semillas y realizan mediciones de indicadores ambientales, socioculturales y económicos para evaluar la pertenencia de los cafeticultores a la asociación. Ésta tiene 20 años de trabajo con integrantes de tres generaciones de productores y a la fecha han optado por desarrollar el trabajo de cafetal agroecológico con una evaluación in situ desde 2015.
“Tenemos también una marca de café: Femcafé, es una marca feminista y consideramos que es la primera de su tipo en el país; lo que busca es valorar el aporte de las mujeres en la cadena productiva del café, ya que muchas veces no se reconoce su trabajo porque no son dueñas de la tierra”, comentó.
Con base en los resultados de su análisis, se dieron cuenta que hombres y mujeres perciben diferente la producción del café. Para los primeros, es básicamente un ingreso económico; para las segundas, es alimento, medio ambiente y vida. “Por eso decidimos crear una marca propia y el 70 por ciento del ingreso se destina a los productores, el resto se destina a dos fondos, uno de equidad y otro de soberanía alimentaria”.
Entre los logros obtenidos a 20 años de trabajo, destacó la marca de café y que las familias han comenzado a generar una conciencia del cuidado del medio ambiente.
“Hemos generado la identidad cafetalera, reforzar ésta en los municipios donde trabajamos consiste en crear conciencia de que somos campesinos y cafetaleros”, señaló García Moreno.
Talleres y proyectos que apoyan la agricultura
Karla Beatriz Jerezano Díaz, alumna de la Facultad de Agronomía, presentó un proyecto sobre abonos orgánicos con los productores cercanos al beneficio de café “Puerto Rico”, cuya finalidad era capacitarlos para generar este insumo en una primera etapa.
Al día de hoy promueven una escuela en la que sean los propios productores quienes enseñen a otras personas a elaborar siete tipos diferentes de abonos orgánicos. En la exposición presentaron algunas de las muestras del abono que han generado a partir del taller.
La estudiante explicó que esta idea comenzó como parte de su proyecto de tesis: “Hemos aprendido mucho con los productores y se ha vuelto un grupo más parecido a una familia; desde hace más de un año, todos los viernes vamos al beneficio y elaboramos los abonos; ellos nos enseñan mucho sobre el café porque tienen parcelas, también aprendemos muchas otras cosas que se producen en sus propios hogares”.
Fue así que su tesis versó sobre la caracterización y evaluación de abonos elaborados con productos locales, todos llevan café, en pulpa o cascarilla y también en la lombricomposta.
El proyecto finalizó en mayo y los productores se han mostrado muy comprometidos, por lo cual Jerezano Díaz no ha dejado de visitarlos y a su iniciativa se han sumado seis estudiantes, cuatro profesores y ocho productores.
Blanca Estela Pérez Salazar, estudiante de la Maestría en Gestión Ambiental para la Sustentabilidad, presentó, con un grupo de mujeres de la localidad, el proyecto “Desarrollo de capacidades locales para la conservación de los recursos naturales en el ejido Agua de los Pescados de Perote”.
Al día de hoy, ocho madres de familia han implementado un huerto de traspatio en el cual producen sus propios alimentos libres de agroquímicos, lo cual es un beneficio económico porque no tienen que comprar los fertilizantes ni los cultivos y además han generado un espacio donde pueden compartir experiencias.
Realizan varias actividades como manualidades con materiales reciclados; al respecto, destacó el interés e iniciativa que las mujeres manifiestan: “Son actividades que proponen ellas y esto es lo más enriquecedor del proyecto, que tienen la iniciativa”.
Con año y medio de trabajo, el grupo de mujeres tiene la intención de evolucionar hacia una cooperativa y consolidarse como una asociación civil para que puedan obtener una certificación de productos orgánicos, así como puntos de venta y distribución; asimismo, esperan que más mujeres de la localidad se sumen al proyecto.
“Es muy gratificante porque provienen de la comunidad, el traslado es de más de una hora de camino, pero están aquí porque se dieron la oportunidad de dejar sus actividades cotidianas y dedicarse un poco de tiempo para ellas”, añadió.