La presidenta de la National Education Association opinó sobre la revocación del programa DACA y cómo afectará a los llamados “soñadores”
David Sandoval Rodríguez
Para Lily Eskelsen García, presidenta de la organización sindical National Education Association (NEA), que agrupa a profesores de Estados Unidos (EEUU), el hecho de tener a Donald Trump como presidente de ese país significa un retroceso para los logros obtenidos por las minorías.
La profesora de educación primaria fue entrevistada en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIHS), al que acudió para participar en el IV Coloquio Internacional Discurso(s) en Frontera(s): “Fronteras de la memoria: lenguajes del dolor y trauma en México en el siglo XXI”, donde conversó con el académico José Velasco Toro.
Eskelsen García compartió con Universo su postura respecto a la revocación del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) y cómo afectará directamente a los “soñadores”, jóvenes que cursan estudios en la nación norteamericana.
¿Cómo surgió su participación en este coloquio?
Vine con mi esposo José Alberto García Lozano, integrante del colectivo “Zurdo Mendieta” de Ciudad Juárez, Chihuahua. Quería venir a platicar lo que pasa con los soñadores y Donald Trump, abordar el tema de las fronteras, porque ellos viven el miedo y la inseguridad, tienen demasiados problemas, a los que se suman aquellos que como profesores tuvimos con Barack Obama, cuya administración buscaba estandarizar las evaluaciones a las escuelas, calificándolas como maquiladoras. Yo hablé muchas veces con la administración Obama, enojada por esta situación, y a pesar de las resistencias siempre tuvimos la oportunidad de una buena discusión sobre el tema.
Yo sabía que debatíamos sobre el mejor camino a seguir y que no estaba dialogando con alguien que no quería hacerlo, así que cuando hablé directamente con Obama acordamos que algo debía hacerse con los soñadores.
Le dije que había estudiantes que no tendrían futuro cuando egresaran de la preparatoria: no pueden trabajar legalmente, ir a las universidades ni obtener una beca, viven en las sombras. Él contestó: “No puedo hacer que el Congreso se mueva, éste quiere especular con el tema de los inmigrantes”.
Finalmente estuvo de acuerdo y me planteó: “Sólo puedo modificar una regla, puedo decir que si los jóvenes fueron traídos a EEUU como niños, si terminaron el bachillerato, no tienen ningún registro policial y quieren trabajar, continuar sus estudios o servir en el ejército, se les podrá dar una visa de dos años para residir legalmente, aunque no una tarjeta verde”.
DACA era una solución temporal que brindaba a los soñadores seguridad social, educación o la oportunidd de enlistarse en el ejército hasta que el Congreso propusiera algo distinto.
Pero ahora estamos trabajando con nada, ahora estamos con un presidente con el que nunca tendré una conversación así porque traiciona a todos: a sus amigos, a sus rivales, a cualquiera que le represente una ventaja para su propia fama y fortuna.
El Presidente sabe que la gente siente empatía por los soñadores, sabe que no son criminales, pero quienes votaron por él piensan diferente, no sólo son anti-indocumentados, son anti-inmigrantes, ya sean legales o ilegales.
Trump remueve este programa y lo hace cobardemente, a través del fiscal general, no es él quien lo declara. A decir verdad, el programa funcionaba para los soñadores y sus empleadores, también para las universidades.
¿Qué sucederá con los soñadores?
Hoy tenemos a 20 mil maestros miembros del sindicato, quienes se graduaron como soñadores que querían ser maestros, ahora sin la protección del DACA perderán sus empleos.
Eran muy solicitados en algunos distritos a lo largo del país, porque son bilingües, bien educados, inteligentes y honestos; además quieren enseñar en las comunidades marginadas, integradas por migrantes y latinoamericanos, donde otros profesores no quieren trabajar porque se sienten incómodos y la cultura les es extraña.
Recordemos que estos 20 mil maestros perderán su empleo por la decisión política de un sólo hombre; entonces, cuando me solicitaron participar en el evento, acepté inmediatamente.
El 75 por ciento de nuestros estudiantes sin papeles son mexicanos, pero también hay hondureños, guatemaltecos, chinos y coreanos.
Ahora tenemos que proteger el futuro de los inmigrantes, porque es el futuro de EEUU y hay quienes quieren echar el 75 por ciento de nuestro destino a la basura. ¿Por qué?
Vivir en el miedo y la inseguridad implica no inscribirse en la universidad ni trabajar, porque en cualquier momento pueden llegar las autoridades de migración y llevárselos.
En lugar de eso, deben buscar trabajos donde les paguen menos y en efectivo, sin beneficios ni seguridad social; tampoco podrán servir al ejército, a pesar de que las listas de bajas en Irak indican que la mayoría de los soldados proviene de familias latinoamericanas.
Necesitamos aceptar a estos jóvenes y nutrirnos de ellos porque son el futuro, a pesar de los políticos que quieren “hacer a América grande de nuevo”, como dice el eslogan de Trump, pero ¿cuándo fue América grande para las mujeres, para los inmigrantes, para los negros, para los gays o para los pobres? América nunca fue grande para muchas comunidades que han sido explotadas, que viven en las sombras y con miedo.
América fue grande para los hombres blancos y ricos, pero para mujeres como yo, cuya madre fue una inmigrante de América Latina, cuyo padre nació en la pobreza, sé que América nunca ha sido mejor porque mi familia no era rica ni blanca, mi familia era de inmigrantes pobres pero tuve una educación, tuve la posibilidad de capitalizar mi talento y experiencia para hacerlos crecer.
En realidad, lo que Donald Trump quiere es llevar a América en reversa y ésa es la frontera real, el porvenir no está atrás sino adelante y no es un muro, es un puente.
¿Es distinta la situación de la mujer en Estados Unidos con respecto a la violencia que se vive en Latinoamérica?
Yo insisto en que debemos observar cómo desde la campaña electoral, Trump declaró abiertamente que acosaba a las mujeres. En cualquier otra campaña, si alguien hubiera dicho lo que él dijo, que podía hacerlo porque era una celebridad y le permitían que lo hiciera, hubiera perdido. La realidad es que ellas tenían que soportarlo o perdían su empleo, pero él, en su mente, es un conquistador y ellas la conquista.
En cualquier otra elección un hombre así no tendría posibilidades, su propio partido lo hubiera retirado, y sin embargo continuó.
Una de las primeras tareas que asignó a su secretaria de Educación, Betsy DeVos, fue la creación de un departamento para atender el acoso sexual en las universidades, porque éstas no lo atienden, están ciegas ante el problema.
Pero lo primero que hicieron fue cambiar las reglas, las víctimas tienen demasiados derechos y el acusado necesita los propios, entonces permitieron más derechos para éstos que para aquéllas.
Una de las cosas que hizo Obama fue aprobar, en 2009, una ley para salarios equitativos, la Lilly Ledbetter Fair Pay Act, por la que luchamos muchos años, pero que no se aplica y es de las primeras que busca eliminar Donald Trump, provocando un retroceso para los derechos de las mujeres, de los pobres, de los gays, de todos aquellos que han sido beneficiados. La administración Trump quiere ir hacia atrás.
La costumbre de Trump es culpar a la víctima; por ejemplo, cuando el huracán María impactó a Puerto Rico, el presidente no sabía que los puertorriqueños eran también ciudadanos estadounidenses y los calificó de flojos, cuando no tenían agua para beber ni energía eléctrica.
El Presidente culpa al afroamericano que no puede obtener un trabajo, a la mujer que es víctima de acoso porque su vestido es muy corto; culpa a los soñadores, cuando el soñador típico es aquel que llegó cuando tenía seis años; aunque es un sinsentido, para él no importa y para sus seguidores tampoco.
En todo el mundo existen hombres ignorantes y arrogantes como Donald Trump, esto no es una sorpresa, lo sorprendente es que 50 millones de personas hayan votado por él.
Alrededor de un 30 por ciento de los estadounidenses todavía está de su lado, sin importar sus estupideces y menos les importa a quiénes está lastimando.