David Sandoval Rodríguez
Académicos de la Universidad Veracruzana señalaron la importancia de conocer el patrimonio natural para preservarlo, sobre todo porque posee una función social que es pública y nos pertenece a todos. Así lo manifestaron en el Foro Académico “Patrimonios Universales: Naturaleza y Cultura” de la FILU 2015.
César Gabriel Meiner Mandujano, investigador del Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías y actual coordinador del posgrado en Ecología y Pesquerías dentro del mismo instituto, presentó la ponencia “La pesca y el patrimonio natural del Golfo de México”.
Expuso que el Golfo de México es considerado un gran ecosistema marino con una particularidad muy interesante: es uno de los receptores, una de las cuencas cerradas marinas más grandes y de mayor captación de escurrimientos de tierra a través de las cuencas hidrológicas.
Esta condición le confiere hábitats marinos y costeros altamente productivos, en comparación con la franja latitudinal a la que se encuentra, ya que en esta franja están las costas caribeñas, menos productivas en términos biológicos.
Si consideramos la pesca que se desarrolla en el Golfo de México, un gran número de especies se capturan y 95 por ciento del valor proviene de pesquerías artesanales multiespecíficas.
Recalcó que cuidar el patrimonio natural está relacionado con el uso óptimo de los recursos, pero no hay que olvidar que la pesca es una actividad civilizadora que define una cultura propia: la de los pescadores.
En los grandes sistemas estuarinos como la laguna de Tamiahua o la laguna de Alvarado, la región de Los Tuxtlas o Sontecomapan, “los elementos que funcionan como depositarios del conocimiento cultural y ancestral de estos sistemas son precisamente los pescadores y sus familias, incluso sus técnicas y aparejos no son sólo artes de pesca sino que se consideran una manifestación sociocultural de la actividad, ligada al patrimonio cultural”.
Esta actividad “puede ser un atractivo para el desarrollo, en lugar de procurar la desaparición o la tecnificación; cientos de años han sobrevivido así, ¿por qué tendríamos que cambiarlo ahora?”, cuestionó.
Ello nos lleva a concluir que el patrimonio natural posee una función social y pública. “Esto es muy importante: pública, porque la tendencia en las últimas décadas es romper la propiedad pública y, por ende, la funcionalidad pública de los sistemas que pertenecen a todos”, puntualizó.
A continuación, Salvador Guzmán Guzmán, académico de la Facultad de Biología, habló de “Anfibios y reptiles de Veracruz” y explicó que la relación que tenemos con estos organismos en la entidad es muy antigua y lo ejemplificó con algunas piezas del Museo de Antropología de Xalapa (MAX) como figurillas que representan ranas, serpientes y tortugas.
En la actualidad, destacó, las especies que más utilidad tienen son: la iguana verde, la iguana negra o tilcampo, el cocodrilo, la tortuga de agua dulce, la tortuga marina, la serpiente de cascabel y la serpiente mazacuata o boa.
Comentó que la biodiversidad que existe solamente en Veracruz supera a la registrada en el continente europeo, no obstante también se registran especies de anfibios en peligro de extinción.
Las principales problemáticas que enfrentan los anfibios son la pérdida de hábitat, las enfermedades infecciosas, la contaminación, los efectos del calentamiento global y la captura ilegal para su comercialización, por ello es necesario que la sociedad tome conciencia y sea partícipe y responsable del cuidado de la biodiversidad tanto a nivel estatal como nacional, aseveró.