Claudia Peralta Vázquez
Miguel Ángel Escalona Aguilar, académico de la Facultad de Ciencias Agrícolas (FCA), expuso que el acceso a la alimentación es un derecho básico de los mexicanos, establecido en la Constitución Política; sin embargo no existen leyes secundarias que lo impulsen ni se prevén condiciones para que esto ocurra.
Escalona Aguilar participó en el Seminario Internacional “Soberanía alimentaria y agroecología”, organizado por la Universidad Veracuzana del 7 al 9 de abril, con la participación a distancia de expertos de Argentina, Bolivia, Brasil, España y El Salvador.
El académico, quien también es miembro de la Subcoordinación de Áreas Naturales y Aguas de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, señaló que aunque la Constitución consigne el derecho a la alimentación en cantidad y calidad, la realidad es que en la práctica no se cumple.
Es por ello que desde la década de los ochenta varias organizaciones iniciaron diversas acciones para impulsar la soberanía alimentaria, expresó ante académicos, alumnos y conocedores del tema que se dieron cita en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información.
Al subrayar que de 22 a 24 por ciento de la población del estado de Veracruz enfrenta problemas de carencia alimentaria, Miguel Ángel Escalona destacó que es necesario impulsar una política pública para la producción y consumo local y regional de alimentos.
“Si recuperamos el patrimonio biocultural y los saberes de los campesinos, y lo incorporamos con las metodologías y técnicas generadas en los centros de investigación y universidades, tendríamos una sinergia muy importante.” Aseveró que la soberanía alimentaria plantea que son los pueblos los que deben definir sus políticas sobre cómo alimentarse; sin embargo, lamentó, esto no ocurre porque los hábitos de consumo han cambiado a partir del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México.
“Se dejaron de consumir alimentos frescos y ahora consumimos los procesados; estos elementos comerciales están imponiendo en nuestro país qué, cómo y dónde comerlo; así perdemos nuestra autonomía para tomar una decisión sobre estos beneficios.”
Desde esta perspectiva, añadió que han emergido más iniciativas que tratan de impulsar procesos de producción y consumo local. Cuando vamos a un supermercado y compramos una lechuga, no sabemos quién y cómo se produjo; por el contrario, en un mercado local sí sabemos quién la produjo y qué va a pasar con nuestro dinero, dijo.
En esta disyuntiva entre lo global y lo local, es lo que la soberanía alimentaria y la agroecología proponen articular a la producción y al consumidor, acotó.
Como parte del seminario, Ana García Sempere expuso el trabajo comunitario que lleva a cabo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a fin de beneficiar a los habitantes en materia alimentaria.
Originaria de España, mencionó algunas experiencias en las que ha participado y han sido implementadas, como el establecimiento de un tianguis de comida sana, red de huertos escolares, restaurantes que ofrecen comida agroecológica, así como una red de agricultura urbana.
Por su parte, Jorge Santos, integrante de la Fundación Ayuda en Acción, Proyecto de Soberanía y Seguridad Alimentaria de El Salvador, habló sobre la labor de la Asociación Cooperativa de Producción Agropecuaria “El Mandarino”, municipio de Tacuba, comunidad que presenta el más alto nivel de nutrición en esa nación de América Central.
Comentó que para el logro de esta iniciativa alimentaria, uno de los principales problemas a los cuales se han enfrentado es el acceso a la tierra y a la organización de las comunidades. Mencionó que en 2013 el proyecto impulsó la siembra y cultivo de especies frutales (guayaba, piña y naranja), con el propósito de mejorar la dieta alimenticia de los integrantes de la comunidad.
Actualmente, el objetivo es continuar con la explotación de cultivos no tradicionales en la zona y la siembra de especies nativas. También se proyecta fundar, en un mediano plazo, una granja escuela para la difusión de conocimientos elementales sobre agricultura y agroecología.