Karina de la Paz Reyes
La característica, vocación y tradición del Instituto de Psicología y Educación (IPyE) es el desarrollo de la psicología como ciencia, por ello lleva a cabo investigación, forma recursos humanos con sus tres posgrados y está vinculado a la sociedad a través de los Centros de Entrenamiento y Educación Especial (CEEE) ubicados en Papantla, Córdoba, Orizaba y Xalapa, destacó su director Daniel Gómez Fuentes.
«Este instituto tiene sentido cuando desarrolla investigación, pero también cuando la distribuye a través de los estudiantes que forma o de la gente que recibe estos beneficios, porque la psicología tiene sentido cuando se aplica», remarcó.
Para él, una entidad académica y de investigación no debe ser una «torre de cristal» que no resuelve nada y no tenga ningún tipo de vinculación con la sociedad, sino todo lo contrario.
El IPyE –cuyo origen es el Proyecto Xalapa (1964), el primer programa en México para la formación de psicólogos desde una perspectiva científica– está integrado por 28 investigadores distribuidos en tres cuerpos académicos: Comportamiento Humano; Psicología y Comportamiento Humano, y Psicología y Desarrollo Humano.
Paralelo a la investigación que desarrollan, contribuyen en la formación de recursos humanos a través de la Maestría en Investigación en Psicología Aplicada a la Educación, la Maestría en Desarrollo Humano y la Especialidad de Psicología en Atención Integral de la Salud.
Si bien los primeros indicios del IPyE datan de 1964, fue en 1969 cuando los doctores Florente López y Francisco Barrera, con la participación de Sidney Bijou y Emilio Ribes, fundaron el Centro de Entrenamiento y Educación Especial de la UV (CEEEUV).
«Este centro fue el primero en integrar la docencia, la investigación básica y aplicada sobre comportamiento humano, y el servicio sistemático a la comunidad a nivel licenciatura y posgrados. El CEEEUV es formalmente el origen del Instituto de Psicología y Educación», indica la semblanza del mismo.
Posteriormente, en 1980 por acuerdo del Consejo Universitario General se transformó en el Departamento de Psicología y Medicina de Rehabilitación, adscrito al Instituto de Ciencias de la Salud; y en 1992 por iniciativa del personal académico logró la categoría que a la fecha tiene de IPyE.
A la investigación y formación de recursos humanos se añade la vinculación. Al respecto, cabe precisar que desde 1979 se fundamentó la creación de los CEEE en Papantla, Córdoba, Orizaba, Tuxpan y Altotonga, para brindar servicios de educación especial a las poblaciones que más lo necesitan.
«Creemos que la psicología, como estudiosa del comportamiento humano, tiene sentido cuando sus programas impactan tanto a los estudiantes como a la sociedad. Así nacimos, con la triple función: la investigación, la formación de estudiantes y la extensión de los servicios, y cada proyecto del IPyE tiene el sello del compromiso académico y el esfuerzo regional», añadió.
Los posgrados
La Especialidad de Psicología en Atención Integral de la Salud, inició actividades en 1991 y fue adscrita al IPyE en 1998, hace 17 años, precisó su coordinadora, Lilia Irene Durán González.
Es un posgrado que se creó a nivel nacional con la intención de impulsar la presencia del psicólogo dentro de las instituciones de salud, como un personaje de igual nivel que los médicos, los dentistas o las enfermeras, cuyos estudiantes son becados por un organismo de asistencia privada.
«Conseguimos ubicarnos con una institución (la Fundación Rafael Dondé, una Institución de Asistencia Privada mejor conocida como IAP) que se interesó de manera especial en el proyecto; entonces ellos financian la especialidad, siendo equiparable al financiamiento que antes se tenía de la Secretaría de Salud», detalló.
Sobre el proceso de admisión explicó que es la propia Fundación la que recluta a las personas, éstas se preinscriben en una especie de propedéutico, cuya duración es de un año, y si aprueban se inscriben al proceso de admisión de la Universidad, pues se trata de personas que han comprobado su vocación de servicio.
A la fecha la especialidad está presente en 100 escuelas públicas del país y los residentes atienden a 40 mil niños con nombre y apellido, dentro del programa Módulos Educativos de la Fundación Rafael Dondé.
«Estamos fortaleciendo cuatro pilares en las escuelas: la autoestima, la visión de futuro, el manejo del estrés y la socialización en escuelas de escasos recursos, que es el punto de contacto de la Fundación, los niños en situación vulnerable tanto en las ciudades como en área rural.»
A decir de Lilia Irene Durán, este posgrado es una vinculación «real y verdadera» con la población infantil del país. Para mayor información puede consultar su página oficial www.uv.mx/epais
Otra de las ofertas del IPyE es la Maestría en Desarrollo Humano, cuya coordinación está a cargo de Elsa Angélica Rivera Vargas, quien destacó que se trata del único posgrado de este tipo a nivel nacional que se ofrece en una universidad pública.
«Es un programa con un enfoque humanista que pretende formar profesionales que posean las competencias necesarias para incidir en el desarrollo integral de las personas y de las instituciones, todo esto a través de proyectos de intervención e investigación que se elaboran, implementan y aplican en diferentes ámbitos.»
El posgrado es profesionalizante y admite preferentemente a personas de las licenciaturas del Área Académica de Ciencias de la Salud, Humanidades, Económico-Administrativa, y en general aquellas relacionadas con el desarrollo del ser humano.
En 1994 inició actividades como especialidad, de la cual egresaron tres generaciones, y a partir de 1997 también convocó como maestría, con seis generaciones, más la que está en curso.
«En esta generación (la séptima) tenemos 17 alumnos que ya se encuentran en tercer semestre y cuando estaban en el segundo organizamos el Tercer Coloquio Mexicano de Investigación en Desarrollo Humano, a nivel nacional, donde presentaron avances de sus trabajos de investigación.»
En este posgrado los estudiantes desarrollan temas relacionados con muy diversas disciplinas, pues incide en las áreas educativa, personal, organizacional, social y transpersonal. Dada la calidad y pertinencia de las temáticas que ahí se estudian, ha tenido alumnos de otros países como Brasil y Bélgica.
«Los proyectos que ahora están trabajando nuestros alumnos tienen que ver con el área de psicología, por ejemplo las relaciones de pareja, de noviazgo; con aparatos de comunicación como el celular; otros son sobre depresión; otros más tienen que ver con la formación de docentes. Cómo ellos van a incidir en su ambiente (lugar de origen), al que llevarán lo aquí aprendido.»
Finalmente, el IPyE ofrece la Maestría en Investigación en Psicología Aplicada a la Educación que fue aprobada por el CUG en 1991 y desde 1994 forma parte del Programa Nacional de Posgrados de Calidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Desde su inicio a la fecha han egresado 10 generaciones y una más está en proceso, informó el coordinador y también director del instituto, Daniel Gómez.
Con las competencias científicas y profesionales adquiridas a través de esta maestría, los egresados podrán desempeñarse en los ámbitos educativo, organizacional y de salud con funciones de diagnóstico, evaluación, intervención, docencia e investigación en comportamiento humano.
Este último posgrado forma parte de la Convocatoria 2015-1, que se puede consultar en www.uv.mx/escolar/posgrado2015
Torres de servicio para la sociedad
Daniel Gómez Fuentes recordó que a finales de los setenta y principios de los ochenta el entorno social mostró muchas necesidades, como los problemas vinculados con la psicología; por ello, a petición de los grupos de las regiones de Veracruz se extendieron en un proyecto cuyo origen es el CEEEUV.
Los centros regionales se instalaron en Xalapa, Papantla, Córdoba, Orizaba, Tuxpan y Altotonga. Salvo los dos últimos, los otros cuatro siguen en funciones.
«¿Dónde vas a aplicar y transformar las prácticas que supuestamente desarrollas cuando generas una disciplina? A veces es difícil que los espacios externos te lo estén concediendo constantemente. Para nosotros ha sido vital tener de nuestro lado a estos centros y a los posgrados», dijo.
Para él, estos centros regionales son un claro ejemplo de cómo se debe vincular el desarrollo de la ciencia con las necesidades sociales, pese a que mantenerlo durante todo este tiempo no ha sido tarea sencilla.
Graciela Patricia Mendoza Pérez, directora de Extensión de Servicios del IPyE, explicó que los cuatro CEEE están a cargo de personal académico distribuido de la siguiente manera: dos en Orizaba, tres en Córdoba, tres en Papantla y ocho en Xalapa.
Además, todos los centros trabajan con estudiantes, becarios, practicantes o prestadores de servicio social, de tal forma que pueden atender a todas las personas que lo solicitan, lo cual también es una forma de distribuir el conocimiento.
La atención se da principalmente a niños con necesidades educativas especiales y la mayoría de los programas que se aplican son: modificación de conducta, problemas de aprendizaje, lenguaje y comunicación; sólo en Córdoba y Xalapa también desarrollan educación psicomotriz, y en Papantla, estimulación temprana.
Además, en Xalapa ofrecen técnicas de estudio y orientación vocacional para adolescentes (éste es el único que requiere de una cuota de recuperación, por los materiales que se usan para su desarrollo).
Al menos en la capital del estado varias escuelas de nivel básico tienen «un convenio tácito, no escrito» y los alumnos que lo requieren son canalizados a dicho centro, por ello atienden anualmente alrededor de 550 personas (quienes reciben diferentes sesiones).
A cambio de ese servicio, los investigadores del IPyE tienen en esas escuelas espacio para desarrollar proyectos de investigación.
«Lo importante de esto es que a partir del trabajo con los usuarios nosotros tenemos oportunidad de realizar investigación, de desarrollar artículos, ponencias. Todos tenemos una carga diversificada, porque no sólo estamos atendiendo a los usuarios, sino que participamos en la docencia, hacemos investigación, tutorías, asesoría de tesis», dijo Graciela Patricia.
Cada centro tiene su propia historia y particularidad pues atiende las problemáticas sociales de la región, labor que ha dado pie a sucesos especiales, como el de Orizaba: «Una señora que vendía fierro viejo se acercó al personal de la Universidad y les dijo ‘yo les voy a regalar una casa para su centro’ (pues en ese entonces rentaban el inmueble) y les mostró las escrituras, fueron al notario y cedió su propiedad a la institución».
Coral Melgarejo Nazar, responsable del Programa de Lenguaje y Comunicación en el CEEE de Córdoba (cuyo edificio lo construyó el Patronato Cordobés para tal fin), destacó que allá, pese a que la Universidad no ofrece la Licenciatura en Psicología, sí repercuten en ese campo (además de que estudiantes de universidades particulares acuden para realizar su servicio social o prácticas profesionales).
«Atendemos niños de los diferentes niveles escolares de preescolar, primaria y hemos tenido unos casos de secundaria con problemas de lenguaje. Recientemente también nos han canalizado a un joven de una casa hogar», explicó.
Al CEEE de Córdoba llegan también muchos niños de las comunidades y municipios cercanos, como San José de Gracia, Amatlán de los Reyes; Fortín de las Flores y Camarón de Tejeda.
En el caso de Papantla, atienden a la población no sólo de la cabecera municipal, sino de la zona serrana, a quienes dan, principalmente, los servicios de lenguaje, rehabilitación y modificación de conducta. Una de las instancias que los canaliza es el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
José Alfredo Cid, coordinador del CEEE en Xalapa (cuyos servicios se extienden también a comunidades y municipios aledaños como Naolinco y Paso de Ovejas), opinó que esta labor es un referente en la vinculación con la sociedad.
«No sólo trabajamos educación especial, sino toda la gama de posibilidades de atención psicológica, como la orientación vocacional y el programa de técnicas de estudio», dijo.
Un paso pendiente para los cuatro CEEE, coincidieron los entrevistados, es ofrecer, además de los servicios, diplomados avalados por Educación Continua, pues desde sus orígenes brindan talleres y capacitación a padres, madres y maestros, pero sin ningún incentivo curricular.