Arturo García Niño narra el conflicto sindical generado en Tierra Blanca, alrededor de los años cuarenta
Claudia Peralta Vázquez
Horacio Guadarrama, integrante del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, enfatizó que a pesar de que el tiempo ha pasado hay cosas que permanecen en México, como la represión a los movimientos sociales: “A final de cuentas no hemos cambiado tanto, antes era la dictadura perfecta y hoy es la imperfecta, en la actualidad somos casi lo mismo”.
A esta reflexión llegó durante el análisis del libro Convertimos la lucha en patrimonio, del historiador y comunicador Arturo García Niño, quien en esta obra plasma, a partir del personaje principal, don Manuel García Amador, el conflicto sindical generado en Tierra Blanca en torno al ferrocarril, alrededor de los años cuarenta.
Durante la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2015, Horacio Guadarrama resaltó que el movimiento del Sindicato Ferrocarrilero se enfrentó al modelo capitalista impulsado por los presidentes Miguel Alemán Valdés y Manuel Ávila Camacho, y es el que puso al descubierto la corrupción del sistema y el control corporativo del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Por ello, celebró que en este texto histórico se regionalice un movimiento surgido en el sur del estado de Veracruz y se destaquen aspectos cotidianos que se vivieron en el municipio de Tierra Blanca, donde habitaba don Manuel García Amador, bohemio, músico, bailador y padre del mismo autor de la obra.
En su participación, Arturo García Niño explicó que este trabajo se construye como un acto subjetivo de diálogo de alguien que intenta saber cierta información de una persona que ha vivido muchos años.
“Cuando me entero de que el señor Manuel García Amador fue un dirigente medio del movimiento ferrocarrilero, en los diálogos que sostuvimos por mucho tiempo empezamos a construir la historia de ese episodio desde la periferia, tierra adentro.” Señaló que ése fue un movimiento que surgió del Plan del Sureste, “ése fue mi primer anclaje”.
Narró que una vez recabada la información y transcrita en 500 cuartillas, se dio a la tarea de editarla: “Fue un trabajo de ocioso, porque no pensaba hacer absolutamente nada, era información que yo quería tener”. Además, fue un tema discutido con sus alumnos de un seminario de historia.
Posteriormente, se lo mostró a su hijo, también historiador, quien lo envió al Premio de Investigación Histórica en 2007, en el cual obtuvo mención honorífica.
Al tenerlo nuevamente en sus manos, inició para él otra labor pensando en un libro de historia oral, “era ponderar el movimiento ferrocarrilero como uno de los tantos movimientos sociales o acciones colectivas que se quedan perdidas en el tiempo y arrinconadas. ”Don Manuel señala un movimiento en el que participó y fue importante, del cual no hay huella, estamos hablando de zonas donde no había prensa, los periódicos se concentraban en Veracruz y Córdoba, al no haber prensa no hay documentación a la cual recurrir.”
Por tanto, mencionó que sólo contribuyó con el recurso narrativo y literario, “el resto es obra de don Manuel”, el personaje de Tierra Blanca que vive un movimiento ferrocarrilero, quien no fue muy feliz en su infancia y se emociona con el mundo del ferrocarril a partir de un viaje que realiza en compañía de su tío, de Córdoba a Orizaba.
En la presentación, Arturo García Niño y Horacio Guadarrama estuvieron acompañados del escritor Agustín del Moral, quien animó al autor a publicar el libro, y Germán Martínez Aceves, coordinador de Difusión y Actividades Académicas de la FILU.