Durante enero y febrero, las actividades del conjunto se ofrecerán en la Sala “Emilio Carballido” del Teatro del Estado
Jorge Vázquez Pacheco y Adriana Vivanco
El inicio de la Primera Temporada de Conciertos 2015 de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) tendrá lugar en la Sala “Emilio Carballido” del Teatro del Estado, en un conjunto de actividades artísticas a desarrollarse en enero y febrero. El programa arrancará el viernes 23 de enero a las 20:30 horas bajo la dirección del titular de la OSX, Lanfranco Marcelletti, con un programa estructurado específicamente con autores mexicanos.
Las partituras a interpretar serán Cacahuamilpa de Alfonso de Elías, Pueblerinas de Candelario Huízar y La noche de los mayas de Silvestre Revueltas.
Para el viernes 30 de enero, y cuya responsabilidad en la conducción habrá de ser para el regiomontano Guillermo Villarreal, se interpretarán Toccata y fuga de Ryszard Siwy, la Trigésima sexta sinfonía de Wolfgang Amadeus Mozart, y la Séptima sinfonía de Serguei Prokofiev.
El repertorio mexicano
El programa está compuesto por creaciones de maestros connacionales, con la presencia destacada de dos escasamente socorridos: Alfonso de Elías (1902-1984) y Candelario Huízar (1883-1970).
El primero fue padre de Manuel de Elías. Originario de la Ciudad de México, su preparación se dio bajo la guía de destacados maestros como José F. Velázquez, Gustavo E. Campa y Rafael J. Tello. Catedrático de piano, órgano y composición en el Conservatorio Nacional y en la Escuela Nacional de Música, su obra es vasta y variada, pero lamentablemente se interpreta en muy contadas ocasiones.
En su listado creativo se incluyen tres sinfonías, varios poemas sinfónicos y música de cámara. Por lo que respecta a Huízar, se le ubica como un poderoso compositor de evidente forja nacionalista y robusto estilo. Nacido en Jerez, Zacatecas, su formación inicial se dio en su estado natal y dentro de la tradición regional de las bandas de viento.
Establecido en la Ciudad de México desde 1917, ingresó al Conservatorio Nacional de Música donde se hizo alumno de Estanislao Mejía, Gustavo E. Campa y Rafael J. Tello. Se graduó como ejecutante de corno y compositor. Pese a contar con una numerosa producción, su obra permanecía prácticamente en el olvido hasta que en 1966 el periodista James Fortson, entonces director de una revista para caballeros, promovió un homenaje a Candelario Huízar en el Palacio de Bellas Artes, en el que participó la OSX bajo la dirección de Francisco Savín.
El compositor estaba severamente afectado por una apoplejía que le mantuvo en silla de ruedas durante los últimos años de su existencia, pero oía perfectamente. Así, tuvo la oportunidad de asistir y escuchar por vez primera la interpretación de algunas de sus creaciones.
Por lo que respecta a La noche de los mayas de Silvestre Revueltas (1899-1940), se distingue como una de las obras más impactantes en el repertorio nacionalista. Inicialmente fue concebida para una realización cinematográfica de “Chano” Urueta, de 1939, con argumento y diálogos de Antonio Mediz Bolio, fotografía de Gabriel Figueroa y actuaciones de Stella Inda, Arturo de Córdova e Isabela Corona.
La historia apuntaba hacia las peripecias de dos personajes centrales, una indígena de origen maya y un ingeniero citadino, que terminan por enamorarse. La confrontación de los representantes de dos culturas muy distanciadas entre sí, pese a ser un elemento irresistible en las historias de amor, no arrojó los resultados estéticos deseados y el filme de Urueta se perdió en el olvido.
La música que Revueltas escribió para la película posiblemente hubiese descansado, enlatada, con la cinta misma, de no ser por la intervención de José Ives Limantour (1819-1976), ex director titular de la OSX, quien a finales de la década de 1950 se encontró casualmente con la partitura.
Por tratarse de “música de fondo”, la obra era muy fragmentaria, con numerosos aunque breves temas ideados especialmente para subrayar cada una de las diversas escenas. Limantour tomó estos temas, los unió en cuatro grandes fragmentos y dio forma definida a la suite que es, con certeza, la obra más impresionante y arrolladora de toda la literatura musical mexicana.
Resulta muy difícil averiguar si Revueltas se propuso realmente lograr una partitura de proporciones monumentales, ya que su música fue interpretada en la película por una orquesta casi camerística, sin la enorme fila de percusiones que hoy incluye tambores prehispánicos, xilófonos, sonajas, bongós, congas y un caracol de mar; todo imprescindible en el movimiento final.
Limantour logró recoger el espíritu agreste y bronco de la música de Revueltas, lo combinó con los pasajes plenos en ternura y delicadeza que reunió para el tercer fragmento, y así la entregó al público. El efecto que produce escuchar por vez primera una interpretación de La noche de los mayas no puede olvidarse jamás.
A un primer fragmento que presenta toda la atmósfera dramática de la obra, sigue un segundo con fuertes reminiscencias nacionalistas, un tercero que presenta los fragmentos preparados por Revueltas para las escenas amorosas en el filme, y el fragmento final que se resuelve con una arrasadora reexposición del tema del inicio, en medio de lo que muchos han dado en denominar “la rítmica stravinskiana” de Revueltas. Para este acontecimiento que es, además, altamente recomendable, los precios de los boletos serán de 120 y 80 pesos.
Lanfranco Marcelletti, tres años con la OSX
En octubre de 2014 Lanfranco Marcelletti cumplió tres años como director de la OSX, durante los cuales ha constatado que es una gran institución musical de primera clase en el país. El pianista brasileño compartió que sabía de la fama de la OSX antes de escucharla en vivo, por lo que al hacerlo constató “que tenemos una institución musical de primer nivel”.
Recordó, incluso, que el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, cuando la escuchó dijo: “Estoy delante de la mejor orquesta de México”. Respecto de lo que ha vivido desde que forma parte de sus filas, Marcelletti expresó: “En estos tres años la orquesta y yo hemos cambiado mucho, nos hemos retroalimentado y hemos crecido; la OSX es una gran institución artística que merece toda la atención porque tiene un nivel muy alto para una orquesta que trabaja todas las semanas.
Cada vez que me paro frente a la orquesta me sorprendo de su capacidad y me permite seguir soñando con nuevos proyectos para ella.” Explicó que a su llegada a la OSX se generaron cambios en la dinámica de trabajo, obligándose a sí mismo a repensar la labor de dirección y llevar a la orquesta a repensarse también.
En el pasado, agregó, el director tenía todo el logro o toda la culpa; ahora director y orquesta los comparten, porque se trabaja en equipo: “Es cierto que tenemos diferencias pero al final siempre buscamos lo mismo, que es sacar adelante los proyectos que emprendemos. Hay cosas que no siempre salen bien, pero duermo tranquilo todas las noches porque sé que estamos haciendo las cosas de la mejor manera posible, y sé que faltan algunas, es ahí donde aparecen los sueños: en ocasiones quisiera que el músico se sentara en la silla y sintiera a nivel no sólo artístico, sino administrativo y logístico, que las cosas estén funcionando, para que todo pueda fluir aún más”.
Explicó que la OSX es de las pocas orquestas que pueden preparar un concierto en un ensayo, dependiendo del programa que conocen; “ya tuve oportunidad de llegar un lunes para un ensayo de una pieza muy difícil y la orquesta tocó del inicio al final, sin parar. Después hubo que trabajar, claro, porque no se había montado la pieza en años y yo tengo mi propia visión de la pieza, pero el asunto es la capacidad de la orquesta para responder. Eso es algo que sólo puede hacer una gran orquesta”, puntualizó.
Lanfranco Marcelletti señaló que el instrumento del director es la orquesta y para dirigir hay que ser un buen administrador de sentimientos más que sólo un administrador de una institución, con el fin de alcanzar las metas que se plantean como agrupación. Una de sus estrategias de trabajo, detalló, es el respeto, porque no se puede llegar a querer imponer cosas sin tomar en cuenta la experiencia de alguien que lleva 30 años trabajando de una forma.
“Cuando llegué a la OSX a cambiar el sistema de trabajo algunos consideraban que era algo confuso, me decían: no tienes que pedirnos opinión, eres el director y simplemente decide lo que quieres hacer y dilo; no estaban acostumbrados a que llegara el director a decirles que por alguna razón eso se tenía que cambiar, pero yo no puedo hacer las cosas así porque creo que nuestro trabajo es mágico, y esta diferencia entre director y orquesta puede ser terrible. He visto directores que están teniendo una fiesta consigo mismos y la orquesta no la comparte, yo no concibo vivir la música de esa manera”, concluyó.