David Sandoval Rodríguez
Bolívar Echeverría es un filósofo muy importante que contribuyó de manera decisiva a la renovación del pensamiento crítico en México y, en general, en América Latina (AL), muchos de sus discípulos tienen el privilegio de conocer a través de él una nueva manera de abordar la obra de Karl Marx, destacó Hipólito Rodríguez Herrero, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
El especialista participó en la mesa temática “La crítica de la economía política y las tareas del marxismo crítico” del “Homenaje a Bolívar Echeverría. Discurso crítico, modernidad y resistencia” que se realizó en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades.
Uno de los aspectos que resalta del trabajo de Echeverría es que trató de precisar en qué consiste el discurso crítico, en particular el orientado hacia el pensamiento económico. Este discurso tiene la finalidad de superar la manera en que se suele pensar en el mundo de las ciencias sociales contemporáneas la modernidad capitalista, agregó.
Una idea fundamental que se presenta en su libro El discurso crítico de Marx, “formula una idea que me parece fundamental: lo que hace el discurso de Marx es mostrar las contradicciones que están presentes en el orden social contemporáneo y parte de una conflictividad que está caracterizando al mundo social moderno; esta conflictividad es lo que hace posible el surgimiento de un discurso crítico, de alguna manera Marx está explorando, dice Bolívar Echeverría, las inconsistencias, los lapsus que están presentes en el lenguaje científico moderno para,
a partir de ahí, mostrar cuáles son los aspectos que soslayan o que dejan de lado”.
Agregó que el discurso económico que se constituye en el siglo XIX acerca de la modernidad capitalista se olvida de la historia y naturaliza las relaciones sociales de producción que emergen.
A continuación, Isaac García Venegas, profesor de Historia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presentó la ponencia “El ethos barroco como una forma del discurso crítico de Bolívar Echeverría”, en la que reconoció la pertinencia del homenaje al intelectual ecuatoriano que, paradójicamente, ha sido más leído y conocido a partir de su fallecimiento en 2010.
“Su propia obra no es prolija pero sí compleja, ofrece todo un arsenal para comprender la realidad que vivimos y acometer la difícil empresa del pensar, de nueva cuenta, una vida social moderna no capitalista, una obra que, en el mejor sentido de los términos, provoca e incita a resistir, a oponerse a esta modernidad capitalista que nos coloca de nuevo en la muerte y la barbarie.”
Sucede algo peculiar con las lecturas e interpretaciones que tienen lugar actualmente sobre su obra, advirtió, “cada vez es más evidente que la lectura que se hace de ésta parte de la pretensión o la necesidad de establecer su actualidad o vigencia, en ello hay posturas extremas, por ejemplo algunos seguidores de lo posmoderno la trivializan o descalifican”.
El ethos barroco sirve a Echeverría para explicar AL y, por extensión, para vislumbrar una posible modernidad, puntualizó García Venegas.
“No se necesita insistir mucho para concluir que precisamente la teoría del ethos barroco de Echeverría es la que resulta más afectada en esta interpretación desgajada de su obra y, al mismo tiempo, ella es la que más fortuna ha tenido en esta difusión tardía de la obra del filósofo ecuatoriano.”
El ponente subrayó que este modo de interpretar a Echeverría “incurre en un riesgoso equívoco desde su mismo punto de partida”, porque “su obra tiene una unidad que no puede ignorarse; la que le viene de su crítica de la modernidad capitalista”.