«Han sido casi siete años de trabajo, de mucha paciencia y pasión»: Daniela Vergara Rodríguez
Paola Cortés Pérez
Daniela Vergara Rodríguez y Thorsten Krömer, egresada de la Maestría en Ecología Tropical e investigador del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), respectivamente, descubrieron tres especies vegetales del género Peperomia (Piperaceae) que permanecían sin ser descritas.
Lo anterior, al desarrollar la investigación para la tesis de maestría «Diversidad y distribución de las especies del género Peperomia (Piperaceae) en el estado de Veracruz, México», de Daniela Vergara, bajo la dirección de Thorsten Krömer y en colaboración con Guido Mathieu, especialista en dicho género, del herbario GENT, en Bélgica.
En entrevista, precisaron que la investigación se desarrolló en las regiones del Uxpanapa y del río Pixquiac, donde localizaron las nuevas especies: Peperomia vazquezii, Peperomia pariastriata y Peperomia chazaroi.
Comentaron que el hallazgo fue resultado de la revisión minuciosa de colecciones botánicas en diferentes herbarios del país y del extranjero, y al trabajo de campo que permitió la recolección, descripción e ilustración de estas especies.
Daniela mencionó que las especies Peperomia chazaroi y Peperomia vazquezii fueron dedicadas a dos destacados botánicos e investigadores de esta casa de estudios: Miguel Cházaro Basáñez y Mario Vázquez Torres, quienes hallaron y colectaron por primera vez estas plantas en 1986 y 1974, respectivamente.
Krömer resaltó que en Veracruz se tienen registradas 60 especies de Peperomia, lo que significa que es uno de los géneros más numerosos del estado, superando a Epidendrum de las orquídeas y Tillandsia de las bromelias.
«Durante la investigación de su tesis de licenciatura, Daniela recabó y uniformó al español las descripciones de las especies de Peperomia presentes en Veracruz para tener una base de datos, pero también surgieron más dudas que decidimos solventar durante su proyecto de la maestría que cursó en el Citro.»
Pese a la gran diversidad del género, Daniela lamentó que en el país y en el estado exista poca información sobre este grupo de plantas, recordó que fueron contados los artículos encontrados sobre el tema.
«Fue un trabajo realmente complicado, comencé leyendo artículos en latín, inglés, francés, alemán y holandés que jamás en mi vida hubiera imaginado, pero sabía que este trabajo podría tener buenos frutos, así que me aventé, y confieso que ha sido un trabajo muy interesante y sobre todo apasionante.»
«Checa este género, es muy interesante»
Thorsten Krömer contó que –por casualidad– Daniela se acercó a él en búsqueda de un tema de tesis, fue así que le sugirió desarrollar este estudio.
Daniela dijo que fue gracias al investigador Krömer que conoció estas plantas: «Recuerdo que me dijo que checara este género, pues era muy interesante y no existía mucha información». Fue así que empezó a revisar y leer algunos artículos, y se dio cuenta que en México no había estudios profundos sobre Peperomia.
«Eran sólo listados florísticos pero no había un catálogo que especificara las características de las especies, sólo se conocían algunos nombres.»
La investigación para la tesis de licenciatura, comentó, inició en 2008 y duró poco más de año y medio. Básicamente, el trabajo que realizó fue taxonómico basado en la revisión de colecciones botánicas de diferentes herbarios nacionales y extranjeros, así como de artículos científicos en diferentes idiomas.
Por ejemplo, encontró que entre los fascículos de la flora de Veracruz hay disponible un número grande de diferentes familias y géneros, pero no había algo sobre Peperomia, «pensé que podría generar información nueva que fuera de utilidad para otros investigadores o estudiantes.
«Generé información nueva, me sentía muy bien pero la tesis fue muy larga, y en lugar de aclarar las cosas surgieron más dudas, como plantas que no podía identificar.»
Ante las dudas que surgieron a partir de la tesis de licenciatura, el investigador del Citro mencionó que junto con
Daniela decidieron continuar con el tema mientras cursaba la Maestría en Ecología Tropical que imparte esta casa de estudios.
«Mientras Daniela estudiaba este grupo para su tesis de licenciatura resultaron muchas dudas y al cursar la maestría se profundizaron más, por ello consideramos necesario hacer una revisión de las especies de Peperomias del estado de Veracruz, para tener algo más claro y confiable», apuntó Krömer.
Durante esta revisión minuciosa, encontraron que era difícil estudiar a detalle varias especies, toda vez que se habían hecho pocas colectas y los lugares donde habían sido localizadas presentan fuertes problemas de deterioro, deforestación y fragmentación.
Por ello «se pensó que este trabajo de investigación tenía más el enfoque hacia la conservación, primero para evaluar en donde se localizaban y determinar si están amenazadas. Lo curioso es que ninguna de las 60 especies de Peperomia aparece en la Norma Oficial Mexicana, donde son publicadas las especies que necesitan protección».
Daniela precisó que este proyecto continuó durante los cuatro años, mientras realizaba sus estudios de posgrado en el Citro, «en total han sido casi siete años de trabajo, de mucha paciencia y pasión».
Krömer reconoció que «una maestría dura en promedio dos años y medio, pero Daniela superó el periodo porque, por una parte, tenía que trabajar para mantenerse y, por otra, por amor invierte mucho para seguir adelante con esta investigación, que aún sigue vigente».
Entre Bélgica y Veracruz
Thorsten Krömer es especialista en plantas epífitas, indicó que una parte clave de este proyecto fue la participación de Guido Mathieu, quien reside en Bélgica.
Comentó que la relación entre Daniela, Mathieu y él se dio un poco por casualidad. Recordó que mientras realizaba su postdoctorado en Los Tuxtlas recolectó Peperomias y siempre surgían dudas porque no había claves, libros y guías, en los herbarios sólo había confusión.
«En 2007, al regresar ya como investigador del Citro a Los Tuxtlas, me di cuenta que en el herbario de la Estación Biológica de la Universidad Nacional Autónoma de México, alguien había revisado las Peperomias que dos años atrás recolecté, sólo vi el nombre G. Mathieu en las etiquetas, me puse a buscar y encontré que en Bélgica había alguien que estudiaba este género, vi su correo y de inmediato me puse en contacto con él, le pregunté si podríamos colaborar ya que tenía muchas colectas sin identificar.»
Después de este primer contacto, Daniela empezó con sus estudios de Peperomia y finalmente durante sus estudios de maestría logró hacer una estancia de investigación con Mathieu en Gante, Bélgica, la cual duró casi tres meses, a partir de octubre de 2013.
Daniela dijo que al ingresar a la maestría planearon una nueva investigación que ayudara a despejar las dudas originadas durante la tesis de licenciatura, así que nuevamente realizaron trabajo de campo y revisión de los ejemplares en los herbarios.
A lo largo del proyecto encontraron varias dificultades, entre ellas que el material del herbario no reflejaba la realidad de las plantas vivas, sobre todo en este género, la mayoría de las especies suelen ser muy frágiles, además «las estructuras se contraen resultando en un tamaño diferente, no tienen el mismo color, muchos de los ejemplares no tienen frutos o estructuras florales, eso complica aún más la identificación porque muchas de ellas se diferencian por pequeños caracteres que sólo pueden verse al microscopio cuando son especies fértiles».
Sobre su estancia en Bélgica, apuntó que al trabajar con el apoyo y asesoría de Mathieu pudo clasificar algunas especies de Peperomia, trabajo que es muy complejo.
«Mi trabajo consistió en identificar, junto con Mathieu, algunos caracteres específicos, analizábamos un
sinfín de ejemplares de herbario en los microscopios, hacíamos dibujos, tomábamos medidas y anotaciones. Es muy diferente trabajar con material de herbario, que es una lámina seca, que con material vivo en campo.
«Los invernaderos en Gante son enormes, las condiciones de clima y riego son controladas, dan la impresión de que se fueron colectando plantas por todo el mundo, son realmente increíbles, así que es un poco lamentable mirar que en nuestro país tenemos un gran número de especies endémicas, se desconoce la diversidad de flora y cada vez más desaparece por la falta de un manejo adecuado y programas de protección. Trabajar con esa colección viva fue una de las mejores experiencias de mi vida.»
Para realizar el trabajo en Bélgica, explicó Krömer, fue necesario que Daniela llevara consigo muchas de las colectas que hiciera en campo y miles de fotos de las especies, para poder realizar la revisión de material de herbario, «fue así como determinaron que algunas de las especies no podían ser clasificadas, así que se decidió volver al campo».
A lo largo de la investigación, indicó Daniela, el especialista belga percibió que todavía hay muchas especies interesantes en Veracruz, «también lo percibimos y comenzamos a buscar ciertas especies que no se habían
podido identificar».
Krömer recordó que al mismo tiempo que Daniela regresó de su estancia, Mathieu envió fotografías de algunos ejemplares y le comunicó: «Creo que son nuevas especies, te envío información sobre tres especies», de ellas dos se localizaban en la región del Uxpanapa y otra más en el centro de Veracruz, específicamente en los alrededores del río Pixquiac.
Inmediatamente el equipo fue a recolectar las plantas, toda vez que Mathieu había recomendado hacer descripciones específicas y detalladas de material vivo y fértil.
«Usamos los datos de colecta de ejemplares de herbarios para identificar en Google Earth las zonas donde podrían estar las especies, pero los datos no eran muy precisos. Al final nos dirigimos a esas zonas y nos dimos cuenta que ahí siguen creciendo. Es increíble cuando las encuentras», externó Daniela.
En enero de 2014, apuntó Krömer, «fuimos al Uxpanapa para localizar el lugar donde nos indicaban que había dos especies, nos dimos cuenta que la zona estaba totalmente deforestada, todo era pastizal y llegamos a pensar que ya no existían.
«Lo curioso fue que en montículos de rocas calizas, donde no se puede cultivar nada, hay pequeños bosquecitos, entramos y encontramos la especie que ahora es catalogada como Peperomia pariastriata.»
Destacó que estas dos especies ya habían sido colectadas con anterioridad, por la brigada encabezada por el académico Mario Vázquez Torres, quien trabajó en la década de los setenta en la región del Uxpanapa, pero determinaron esta especie con un nombre erróneo.
En otra salida al campo, en esta ocasión a los alrededores del río Pixquiac, la tercera especie nueva fue encontrada en las paredes rocosas, protegidas naturalmente por la caída de una cascada, «esto les ayudó a mantenerse». De nueva cuenta, dijo, era una planta que ya había sido colectada en la década de los ochenta por el investigador Miguel Cházaro Basáñez, quien los acompañó para mostrarles dónde la había encontrado.
«Colectamos las especies y regresamos al laboratorio para su revisión, así empezó todo el proceso de descripción de las nuevas especies de Peperomia.»
Después de 40 años
Krömer explicó que después de un arduo trabajo taxonómico se dieron cuenta que se trataba de tres nuevas especies, las cuales habían sido colectadas hace 40 y 30 años, respectivamente, por los académicos Mario Vázquez y Miguel Cházaro.
Daniela precisó que las encontradas en la región del Uxpanapa fueron nombradas Peperomia vazquezii y Peperomia pariastriata. La primera en honor a Mario Vázquez Torres, «por todo el trabajo realizado en la década de los setenta, pues fue el primer colector de esta planta, sin saberlo colectó algo nuevo».
Para el caso de Peperomia pariastriata, indicó que se trata de una especie que tiene pequeñas diferencias con Peperomia striata, especialmente en las hojas y en la florescencia, de ahí que se le llamara pariastriata (del latín, que significa parecida).
Además de ser ubicada en el estado, dijo que se ha encontrado en Oaxaca y Chiapas. «Cuando la recolectamos estaba sin frutos y sin flores, sólo nos guiamos por las hojas que nos parecieron un poco distintas. La trajimos y cultivamos, tardó más de un año en florecer y vimos que los frutos y las flores eran diferentes».
La tercera especie, localizada en el río Pixquiac, fue llamada Peperomia chazaroi en honor a Miguel Cházaro, académico dedicado al estudio de los agaves de México, sin embargo ha colectado de todo.
Krömer enfatizó que Peperomia vazquezii y Peperomia chazaroi son localmente endémicas del Uxpanapa y del río Pixquiac, esto significa que sólo existen en estas áreas de la entidad, por esta razón es que son amenazadas; «lo único bueno es que no son epífitas, que no crecen sobre los árboles amenazadas por deforestación, sino sobre las rocas.
«Lo importante del trabajo realizado por Daniela es la revisión a detalle que hizo de los herbarios, porque en realidad todavía hay muchas especies nuevas que fueron colectadas y depositadas en los herbarios hace 40 o 50 años, tienen que permanecer en esos lugares hasta que alguien realice un trabajo taxonómico y se dé cuenta que es una nueva especie, como lo hizo ella.»
El trabajo taxonómico continúa
Daniela adelantó que el trabajo taxonómico con especies de Peperomia continuará. Por el momento preparan las descripciones de otras tres nuevas especies para darlas a conocer, pero se han retrasado debido a que cada año que florea una de ellas ha sido comida por las hormigas y pulgones.
«Por el momento la planta está bien, he tomado buenas fotos y dibujado algunos bosquejos. Sabemos que el proceso de publicación de una especie es tardado, sobre todo porque debemos estar seguros que se trata de algo nuevo.»
Por otro lado, comentó que intentan terminar con la identificación correcta de este género, al proporcionar descripciones detalladas de dónde crecen, bajo qué condiciones y algunas observaciones sobre su taxonomía, a fin de tener un conocimiento claro y preciso sobre la Peperomia.
En tanto, Krömer mencionó que esperan publicar la lista de las 60 especies de Peperomia acompañada de información sobre su estado de conservación, rasgo importante porque en México hasta ahora no hay atención para este género.
«Es un trabajo importante dar a conocer lo que tenemos en el estado, no podemos proteger algo si no lo conocemos. Realmente urge que instituciones y organismos federales apoyen la investigación y la ciencia biológica, así como este trabajo de taxonomía que muchos piensan que no tiene utilidad», concluyó Daniela.