Quienes no expresan sus emociones podrían ser más propensos a padecer la enfermedad
Se pretende implementar prueba de laboratorio para detectar factores de riesgo
Claudia Peralta Vázquez
El cáncer de mama se relaciona con muchos factores y los estudiosos del tema investigan cada vez más aspectos sobre su origen. Uno de ellos tiene que ver con las emociones, la personalidad y su impacto en la salud.
En este sentido, dos miembros de la Universidad Veracruzana (UV), cada uno desde su especialidad, explicaron a Universo los proyectos que desarrollan con la finalidad de aportar soluciones para frenar el cáncer de mama, enfermedad que, de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), registra 1.38 millones de casos y ocasiona 458 mil decesos al año a nivel mundial.
La represión emocional
Iván Montes Nogueira, estudiante del Doctorado en Psicología que imparte el Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP), comentó que los factores más estudiados en lo que respecta al cáncer de mama son el estrés, la ansiedad y la depresión.
El universitario participa en un estudio sobre la personalidad tipo «C», cuya principal característica es la represión de emociones negativas. Además, diversos estudios indican que quienes la presentan tienen mayores posibilidades de desarrollar padecimientos infecciosos y cáncer.
Se trata de personas que tienden a negar sus sentimientos, evitar conflictos, ser socialmente agradables, armonizantes y altamente racionales. «Coloquialmente diríamos que las mujeres se ‘tragan’ sus emociones y no las dejan salir».
Esta actitud se puede calificar como un aspecto cultural propio de México, donde las mujeres son consideradas el pilar de la familia y deben mostrarse fuertes ante situaciones de alta inestabilidad y conflicto.
Éste es uno de los problemas principales de la personalidad tipo «C»: «Son personas que ayudan mucho a la familia, muestran disponibilidad y buscan que sus relaciones emocionales sean tranquilas, estables, sin sobresaltos ni conflictos», expuso.
El entrevistado dijo que el estrés desencadena varios procesos como la baja de defensas; sin embargo, en nuestro país el aspecto psicológico apenas se empieza a investigar.
Montes Nogueira trabaja en un proyecto que resalta dicho aspecto como un factor de todas las variables que pueden generar cáncer. El estudio, aclaró, es la continuación de una investigación realizada en el Hospital General de México.
El análisis pretende aplicar alrededor de 150 tests a igual número de mujeres, quienes acuden a practicarse la mastografía al Centro de Alta Especialidad «Doctor Rafael Lucio» y a la Clínica del Instituto de Investigaciones Médico Biológicas de la Universidad, ubicados en las ciudades de Xalapa y Veracruz, respectivamente.
Estas encuestas se enfocan en la respuesta y la supresión emocionales, la ansiedad y el estrés relacionados con la personalidad tipo «C: «Estos instrumentos se aplican antes de que la mujer tenga un diagnóstico, porque al recibirlo, si es positivo, cambiará mucho su aspecto emocional, pues aunque el cáncer es una enfermedad crónica, en nuestra cultura se cataloga como una sentencia de muerte», expresó.
Una vez que se obtengan las muestras completas, detalló, se analizarán los datos para contar con inferencias. «Queremos ver si las mujeres presentan estrés, ansiedad y si suprimen sus emociones».
Y es que en México, la incidencia del cáncer de mama ha aumentado dramáticamente en las dos últimas décadas, a causa de los problemas para realizar acciones preventivas de detección temprana y tratamiento oportuno.
Las directrices sobre su diagnóstico y tratamiento se encuentran establecidas en la Norma Oficial Mexicana NOM-041SSA2-2011, que señala tres tipos de intervención según la edad y la vulnerabilidad de las mujeres: autoexploración, examen clínico y mastografía.
Sin embargo, investigaciones han demostrado que la expresión de las emociones y el reconocimiento de los eventos traumáticos tienen efectos positivos sobre la salud física y mental del individuo. Lo anterior, debido a que la supresión emocional se asocia con la angustia y el estrés; mientras que la expresión emocional, con un mejor ajuste psicológico, significa una mejor calidad de vida. También se ha tratado de establecer el reconocimiento de algunos rasgos del carácter con la propensión a cierto tipo de enfermedades.
En particular, se considera que la supresión emocional es la variable que más afecta el ajuste psicosocial en personas con cáncer y que podría relacionarse con el desenlace clínico de la patología, ya sea muerte o mejoría.
En concreto, la represión (baja ansiedad y alta defensividad) y la supresión (retención deliberada de la expresión de emociones negativas) se asocian con una progresión más rápida del cáncer de mama y una expectativa más corta de sobrevivencia.
Las alteraciones psicológicas, como un estado de estrés crónico, provocan que el organismo active sistemas fisiológicos para conservar la homeostasis, lo que produce un impacto negativo en el sistema nervioso.
Esto provoca cambios bioquímicos y origina un manejo ineficiente de hormonas corticosteroides y catecolaminas, lo cual repercute en los sistemas endocrino e inmune y en la salud en general.
Por esta razón, la posible contribución del estrés psicológico al desarrollo del cáncer de mama ha sido ampliamente estudiada y se ha asociado a la inmunodepresión generada por altos niveles de corticosteroides y a las conductas para afrontar el estrés.
Asimismo, el alto consumo de alimentos ricos en carbohidratos y altos en grasas, la ingesta de alcohol y tabaco y la mala calidad del sueño, entre otras conductas, también favorecen la obesidad, considerada factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de mama.
Acciones preventivas
A través de un proyecto multidisciplinario, las universidades Veracruzana y Nacional Autónoma de México (UNAM) impulsan acciones preventivas sobre la detección temprana de cáncer de mama, así lo dio a conocer Tania Romo González de la Parra, coordinadora del área de Biología y Salud Integral del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la UV.
Señaló que la mastografía es el único mecanismo para detectar el cáncer. No obstante, si se llegara a notar una tumoración en la mama sería demasiado tarde, ya que debe ser extirpada junto con los ganglios, lo que desencadenará una situación traumática para la paciente. Por ello, la idea del proyecto es añadir los factores inmunológico y psicológico a los riesgos clínicos y reproductivos.
Sobre el aspecto inmunológico, informó que se busca generar una prueba diagnóstica similar a la de VIH: «Con una técnica de ELISA y un poco de sangre se podría decir a la mujer si tiene riesgo. El sistema inmunológico detecta una posible tumoración cuando ésta aún no se ha formado», explicó, y agregó que ya se detectaron algunas proteínas específicas de cáncer.
Adelantó que la intención es patentar este método para que pueda ingresar al mercado y que la UV obtenga regalías a partir de su comercialización a bajo costo.
«Queremos que este producto se encuentre en cualquier laboratorio clínico y que así como se hace el perfil de lípidos o metabólico, se pida una prueba de cáncer de mama.»
Al referirse al aspecto psicológico, la investigadora precisó que existen algunos instrumentos que se han elaborado para medir la personalidad.
En coordinación con un equipo de la Facultad de Informática, se busca generar una plataforma en la que las personas, particularmente mujeres, contesten algunas preguntas para conocer si presentan algún indicador de riesgo: «La intención es que se acerquen a nosotros o a algún terapeuta para ayudarles a comunicar lo que les pasa y no desarrollen cáncer».
En un año aproximadamente se espera que esta plataforma esté disponible dentro del sitio web de la Universidad.
Explicó que el proyecto inició en 2011, en colaboración con el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, y en el que participan alrededor de seis especialistas.
Consideró que la parte psicológica no implicará mucho gasto, pero en la inmunológica habrá aportacionesn de la UV, la UNAM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
El aspecto emocional
Los médicos alemanes Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke, en su libro La enfermedad como camino, citan lo siguiente: «Muchas veces la enfermedad es el resultado de nuestra forma de pensar y de sentir, y sobre todo de nuestra actitud frente a los sucesos y circunstancias de nuestra vida que modifican nuestra energía.
«Porque muchas veces no es lo que nos pasa en la vida, sino cómo reaccionamos antes los acontecimientos. La enfermedad es el camino que nos lleva hacia la curación. Nuestro cuerpo es un universo que funciona con la misma perfección, precisión e inteligencia del cosmos.
«Nuestra forma de ver la vida es lo que determina cómo nos va en ella. Síntomas y enfermedades, manifestaciones físicas, de conflictos psicológicos y emocionales, no son otra cosa que la punta del iceberg. Lo que se ve a simple vista es una pequeñísima parte. La verdad permanece oculta en nuestro subconsciente.
«El que busca verdaderamente una solución a su enfermedad, tiene que ir hacia su interior para poder sanar.
«Un síntoma o una enfermedad es un toque de atención, nos está avisando que prestemos atención porque algo erróneo está pasando. El síntoma no es un monstruo al que debamos eliminar, es sólo un sistema de alarma que se ha puesto en funcionamiento, es una luz roja que nos avisa que algo en nuestro interior no anda del todo bien.
«Para curarnos, lo que hay que hacer es investigar en nuestro interior y buscar la causa de la enfermedad. Hay que apartar la mirada del síntoma y de la enfermedad y buscar más allá, ir al origen, ir a la raíz del problema.»