Desde muy pequeño, Mauricio Hernández Monterrubio fue atraído por la música, su padre tocaba guitarra y requinto de manera popular y empírica; con él se inició en la ejecución de las seis cuerdas, narró Enrique Salmerón Córdoba, académico de la Facultad de Música.
“A los 11 años de edad ingresó a la Facultad de Música, en mi clase de guitarra. Siempre he dicho que el talento de Mauricio es tan grande que hubiera tocado excelente con cualquier maestro; sin embargo, el trabajo que desarrollamos juntos –por 10 años– le permitió un desarrollo musical y técnico fuera del estándar común. Algo que señalo siempre es su disciplina, y ésta más su talento dan como resultado una carrera prominente, como lo es ahora la de Mauricio”, compartió.
Mau, como cariñosamente le llaman, tenía su clase normal, pero los fines de semana y días festivos trabajaban de manera extra. “Llegaba temprano y lo ponía hacer escalas y ejercicios técnicos”.
Cuando iba a participar en algún concurso, las clases y ensayos se prolongaban por horas. “Algo que reconozco y agradezco de Mauricio hacia mi persona como maestro, fue su total confianza como su profesor, si yo le decía: ‘Mauricio, tienes que levantarte a las cinco de la mañana y estudiar el ejercicio sentado al revés con una mano atada a la espalda’, él veía como lo hacía y lo lograba; así era su confianza y disciplina”.
Comentó que crecieron juntos en el camino de la guitarra, Mauricio como estudiante y él como docente.
Siendo alumno, Mauricio ganó importantes premios en concursos nacionales, en todos los que participaba siempre obtenía el primero o segundo lugar. Entre los galardones obtenidos están: XVII Concurso Nacional de Ejecutantes de Guitarra en Paracho, Michoacán (1990); Primer Concurso y Festival Nacional de Guitarra de Taxco, Guerrero (1991); Concurso Nacional de Guitarra Clásica en Torreón, Coahuila (1993); Concurso Nacional de Guitarra en Xalapa, Veracruz (1994); 2o. Concurso y Semana Nacional de la Guitarra en Guanajuato, Guanajuato (1997), y una Mención Especial en el V Concurso Internacional de Guitarra “Manuel M. Ponce” en la Ciudad de México (1998).
Cubrió un amplio repertorio de la guitarra, se convirtió un gran lector a “primera vista” (es el hecho de leer por primera vez una partitura musical).
Su personalidad amable y participativa le hicieron tener muchos amigos, y sin olvidar la guitarra popular que su padre le enseñó, frecuentemente participa como parte de grupos que le solicitan, tanto en arreglos, como ser miembro de los mismos.
Con tales antecedentes de formación profesional, la vida le abrió otros espacios y se fue a radicar en Pachuca, Hidalgo, formando parte de la planta docente de tiempo completo de la Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Hidalgo. A partir de ahí su carrera se ha diversificado y ampliado a otros ámbitos.
El grupo de música popular Los Príncipes, integrado por ex alumnos de Mauricio, fue invitado a participar en la grabación de la banda sonora para una película, el único requisito era que supieran leer música. Como uno de los integrantes no leía música, invitaron a Mauricio para integrarse a ellos, como parte de las voces y la guitarra; al respecto, Mauricio comentó a Salmerón Córdoba: “Llegamos a unos estudios de grabación en la Ciudad de México donde 30 minutos antes nos entregaron las piezas. Al llegar a la grabación las partituras decían Coco, Pixar”.
Leyeron a primera vista las partituras y grabaron en un promedio de 30 minutos, de los cuales se tomaron pequeños fragmentos. Días después fue llamado de manera directa para que regresara a la Ciudad de México a realizar otras grabaciones, en esta ocasión fueron fragmentos musicales para los solos de guitarra.
Por esta participación, en una cinta que está teniendo un gran éxito de taquilla, le pagaron la cantidad de tres mil pesos, y con ciertas condiciones establecidas en el contrato, como no tomar fotografías en la grabación o no grabar audio personal durante el proceso, y que no saldrían sus créditos en la película.
Enrique Salmerón consideró oportuno mencionar que una cinta de esta naturaleza, donde las tradiciones mexicanas son el motivo principal, la música de la guitarra evoca esa parte de identidad nacional, era importante buscar músicos que entendieran la esencia de la tradición y de la música mexicana. Por otra parte, la formación académica y la experiencia de Mauricio en la música popular, así como de sus alumnos del grupo Los Príncipes, les brindó la oportunidad de participar en una película de esta naturaleza.
“Mauricio sigue impartiendo sus clases y tocando importantes conciertos con orquestas sinfónicas nacionales; hace unos días platiqué telefónicamente con él respecto a Coco y me decía que no tiene manera de comprobar que grabó la música de la película, a lo que le contesté: ‘Eres un gran artista, haber participado en esta cinta debe llenarte de gusto, tú estás más allá de todo eso’.”