“Se fue un buen amigo dentro y fuera de escena, con aquella enorme chispa que contagiaba a todos”: Francisco Beverido
Jorge Vázquez Pacheco
En la personalidad profesional de Hosmé Israel se dio la sorprendente simbiosis de él mismo con el personaje al que dio vida sobre la escena. Hosmé era La virgen loca y sin él, la torturada solterona seguramente será incapaz de regresar al proscenio.
Con estas palabras inició el acto de homenaje a uno de los actores fundamentales en la historia del teatro universitario, en la Sala “Dagoberto Guillaumin” del Teatro del Estado, y su foro dispuesto con los mismos elementos escenográficos del drama estrenado en 1974. Sólo que este 16 de agosto, en el escenario no se vio a la mujer de blanco sino el féretro de un artista en toda la extensión de la palabra.
El evento fue encabezado por la rectora Sara Ladrón de Guevara y funcionarios de la propia institución adscritos a la Rectoría, direcciones generales de Difusión Cultural, del Área Académica de Artes y de Comunicación Universitaria, entre muchos otros, además del director del Instituto Veracruzano de la Cultura, Rodolfo Mendoza Rosendo.
El director de la Compañía Titular de Teatro de la Universidad, Luis Mario Moncada, expresó que es un dolor inmenso la sorpresiva partida de Hosmé y, a la vez, la enorme satisfacción de haber compartido experiencias con el generador de un fenómeno –la materialización de un personaje que muchos confundimos con alguien conocido– que ha establecido precedentes importantes a nivel nacional e internacional, entre ellos un récord de permanencia en cartelera difícil siquiera de igualar.
Por su parte, Esther Hernández Palacios, directora general de Difusión Cultural, dio lectura a un texto redactado por Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (mejor conocido como LEGOM) en torno de los últimos días de Hosmé y la coincidencia de ambos en la sala de hospital al que acudían al procedimiento médico de diálisis. LEGOM aludió a la fortuna de contar con la cercanía de alguien poseedor de charla tan amena, el de la máquina 4, y que ya nunca volverá a estar allí.
Después de diversas guardias ante el féretro, el cuerpo del actor fue conducido hacia su última morada, al tiempo que quienes trabajaron con él lamentaban tan sorpresiva partida.
“Se ha perdido una parte fundamental del teatro en México”, indicó Enrique Pineda, director de La virgen loca y junto con Hosmé, creador de este emblemático libreto teatral. “Con Hosmé se va una parte de la pasión por hacer teatro que comienza a perderse en esta Universidad. No fueron pocos quienes descubrieron su vocación teatral con La virgen loca, además de marcar un paréntesis importantísimo. La vieron abuelos, padres e hijos; muchas generaciones la recomendaban de viva voz. ¿Qué inició como un juego? El teatro mismo es un juego que llamamos actuación.”
Francisco Beverido comentó amargamente la partida de un humano imaginativo, creativo y con entusiasmo amoroso por su trabajo. “Un buen amigo dentro y fuera de escena, con aquella enorme chispa que nos contagiaba a todos”.
“No sólo era su trabajo, también su calidad humana”, mencionó Guillermo Barclay. “Aunque es una lástima que se haya ido, nos deja un recuerdo hermoso”.
Carlos Torralba, director de la Facultad de Artes Plásticas, señaló que “más allá de ser un excelente actor, era un hombre que bien sabía vivir y que cada día crecía artísticamente. El teatro de la Universidad Veracruzana pierde un gran talento”.
El actor y director Jorge Castillo resaltó las virtudes de un drama a la vez divertido y amargo, que fue la máxima creación de Hosmé y que éste representó siempre con renovados ánimos durante más de 40 años. Finalmente, el músico René Baruch mencionó la conveniencia de un festival o concurso de teatro que lleve el nombre del desaparecido, lo que fundamentará de mejor forma la tradición universitaria.