Claudia Peralta Vázquez
En la actualidad existen alrededor de medio millón de códices coloniales situados en repositorios mexicanos y colecciones extranjeras, invaluables piezas que sirven para recordar la habilidad del pueblo mesoamericano, el cual tuvo la capacidad de desarrollar una manera autóctona y autónoma del arte de escribir y descubrir formas para expresar sus pensamientos y palabras, expresó Ana Rita Valero de García Lascurain, directora del Archivo Histórico de las Vizcaínas de la Ciudad de México.
Lo anterior tuvo lugar en el IV Coloquio Nacional de Metodología Imagen y Colores en los Sistemas de Registro Mesoamericano, realizado a iniciativa de la Facultad de Antropología de la UV y el Centro de Investigaciones y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos. Ana Rita Valero impartió la ponencia “Entre los códices, las antiguas letras de los mesoamericanos” y subrayó que la escritura indígena no sólo sobrevivió, sino que generó un nuevo arte escritural, original y valioso.
De esta reunión de talentos y saberes dio como resultado el surgimiento de varias escuelas de escritura, comentó a los estudiantes de la carrera de Antropología que se congregaron en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades. Puntualizó que uno de los grandes logros alcanzados por la cultura mesoamericana en su largo y brillante camino hacia la perfección, fue la escritura.
En Mesoamérica, la escritura nació gracias a la inmensa creatividad indígena que, ambiciosa y no conforme, descubrió formas para expresar una palabra y plasmarla.
Desde luego, fue complejo el proceso intelectual mediante el cual el hombre de estas tierras tomó la decisión de sacar deliberadamente sus pensamientos al exterior y hacerlos visibles. Valero De García Lascuráin manifestó que en México existen testimonios de hace mil 500 años, de la presencia temprana de un sistema de las culturas Maya, Mixteca, Azteca y Tlaxcalteca, entre otras.
Mencionó que una de las grandes sorpresas que impactaron a los españoles, en sus primeros contactos con los indios, fue descubrir que escribían y que tenían libros. Es el caso del misionero franciscano e historiador de la Nueva España, Toribio de Benavente (Motolinía), defensor de los indígenas, quien comentó que los indios tenían escritas sus leyes con caracteres y figuras muy inteligibles, iguales a las de los sabios egipcios.
En la época prehispánica la suma de todas estas manifestaciones culturales demuestra la indiscutible presencia de una intuición plenamente letrada en el México antiguo. “Fue tan rica esta sapiencia y disciplina escrituraria de los mesoamericanos, que también eran diferentes en la forma de producir”.
Comentó que el legado maya se caracteriza por una elegancia muy fina, que recogía con precisión todos los detalles de las figuras como el rostro, vestuario, actitudes o movimiento de los personajes, pero utilizaban el color de una forma muy discreta; mientras que los mixtecos le daban al color una importancia toral, pero la figura humana la consideraban más estática.
Ana Rita Valero manifestó que en esta cultura influyó de forma importante el aspecto político y de las familias nobles de la mixteca, que acapararon la atención de sus códices. Por ello, sus escritos relatan con lujode detalle nacimientos, matrimonios y defunciones de esas grandes dinastías.
Por el contrario, los códices del grupo borgia –que se ubican entre las mejores expresiones artísticas del México antiguo– difieren porque el tema que ellos relatan es plenamente religioso. También plasmaban sus ideas en los libros de los sueños, augurios para el matrimonio, cartas geográficas o negocios fiscales.
Sin embargo, todos esos códices fueron destruidos y confiscados por autoridades de esa época en actos de rapiña y vandalismo. Uno de esos grupos fueron los tlaxcaltecas, quienes entraron a Texcoco, junto con Hernán Cortés, a destruir el acervo documental de los indios.
Para fortuna de la historia, los indios se sobrepusieron y manejaron la adversidad, se enfrentaron a los nuevos retos y continuaron escribiendo, “la escritura indígena no desapareció; por el contrario, tomó nuevos bríos y siguió adelante con mayor fuerza, elegancia, distinción, nuevas formas, colores y estética, eran otros los retos, incluso hubo surgimiento de varias escuelas”, concluyó.