Está conformado por estudiantes de Danza y Música
Ganaron segundo lugar del Tercer Concurso Nacional de Coreografía, en la IX Convivencia Estudiantil de Danza Contemporánea
Lucero Mercedes Cruz Porras
El Colectivo Nabani, integrado por estudiantes de las licenciaturas en Danza Contemporánea y en Música, ganó el segundo lugar del Tercer Concurso Nacional de Coreografía, en el marco de la IX Convivencia Estudiantil de Danza Contemporánea (2016), organizada por el Centro Nacional de Danza Contemporánea (Cenadac) en Querétaro del 24 al 29 de octubre.
Este grupo de trabajo, que asume un especial compromiso con su entorno, participó con la coreografía Fragmentos de piel, proyecto que aborda la temática de los trastornos alimenticios, un grave problema que afecta principalmente a los jóvenes. “La idea surgió al escuchar la pieza Furioso y Vals en Re Menor, del compositor norteamericano Earl Hatch, música escrita especialmente para marimba”, compartieron los integrantes del Colectivo.
La agrupación interdisciplinaria, conformada por Andrea Elaine Villanueva, Tania Ochoa Miranda, Alejandra Rodríguez García, Primavera López Colunga, Minerva Estefanía Bautista (estudiantes de Danza Contemporánea) y Baruch David Ascención Hernández (de Música), partió del sentimiento de ansiedad generado por la melodía para entender las causas de un trastorno alimenticio, muchas veces relacionadas con estereotipos sociales impuestos por los medios de comunicación en la psique de los adolescentes.
Del movimiento y la creación
‘Nabani’ es una palabra de origen zapoteco que significa “vivir o estar vivo”; es también un término intrínsecamente relacionado con los deseos etéreos que evoca la danza: una manifestación artística cuya máxima expresión se suscita a través del cuerpo humano. La particularidad de la danza, un espacio de libertad para la transmisión de reflexiones, orienta la contemplación de sus realizaciones como discursos cercanos a la realidad; es por ello que en la época actual, esta disciplina ha consolidado su potencial como catalizador de transformaciones sociales.
Al abordar el contenido de la coreografía, Tania comentó: “Uno de los elementos principales es un pastel, símbolo mediante el que representamos de forma grotesca la locura por comer”.
Acerca de la presentación de Fragmentos de piel en el concurso, Alejandra recordó la retroalimentación final del panel de jueces invitados –en el que participaron cuatro maestros provenientes de Estados Unidos, Canadá, México y Francia–, “quienes coincidieron en que la coreografía podría mejorar sin la alusión literal del pastel y reconocieron la presencia de la música en la intervención, que se fusionó completamente con los movimientos en escena”.
Parámetros de abstracción
“No fue un camino fácil, teníamos que juntar 12 mil pesos para rentar una camioneta que nos permitiera transportar la marimba hasta Querétaro”, confió Baruch al referirse a las implicaciones inesperadas que muchas veces han sido parte de su trayectoria musical. “Al ser un instrumento de considerable estructura, no es el más práctico para las presentaciones; sin embargo, se ha convertido en una característica original del colectivo, donde trabajamos con un repertorio exclusivo de marimba“, añadió.
El joven fundador del colectivo, quien propone e interpreta las piezas musicales para las coreografías, dialogó acerca de la estrategia que utiliza para vincular su disciplina artística con la danza: “Ha sido, más allá de la paciencia, asimilar las diferencias entre ambos lenguajes; de esta manera aprendí de los reflejos de mis compañeras ante los estímulos sonoros que les muestro para saber el tiempo que necesito para tocar la siguiente nota… son muchos detalles. También ha funcionado pormenorizar en cuestiones teóricas para comprender la forma, tonalidad y estructura de los pasajes”.
Agregó la forma en que ha percibido este proceso de asimilación y abstracción desde su experiencia personal: “Como músicos estamos acostumbrados a llegar a un espacio y tocar; pero ahora soy consciente de lo que significa cada uno de mis movimientos en el escenario; ha sido complejo acostumbrarme a considerar, además de lograr un buen sonido, la proyección visual de lo que quiero transmitir. En mis presentaciones soy más cuidadoso con el manejo de mi cuerpo… ha cambiado mi forma de tocar”.
De manera inversa, Primavera profundizó sobre los beneficios de experimentar con la música a partir de su arte: “La música nos ha ayudado a ser más objetivas, porque es muy clara, las bailarinas muchas veces nos dejamos llevar por lo que sentimos, al no tener una pauta escrita; a él (Baruch) la danza le ha servido para explorar su percepción emocional y subjetiva. Nos hemos nutrido desde ambos campos para crear”.
Una sinergia rítmica
El Colectivo Nabani nació el 2 de noviembre del año pasado, con una presentación en el Concurso Encatrínate 2015, organizado por la Facultad de Artes, después de un largo periodo de planeación. Desde el principio, el proyecto ha ofrecido un nuevo modo de combinar la percusión con el baile, en un ensamble recibido positivamente por el público. Uno de los factores importantes que permitieron la consolidación del equipo fue la existencia de un liderazgo compartido, que reafirmó los lazos de amistad dentro del mismo.
Los temas principales abordados en sus obras se enlazan con las emociones de la mujer y con la autoimagen que posee este género en la sociedad. Actualmente, la dinámica de trabajo de los artistas consiste en ensayos nocturnos, posteriores a su horario escolar –que termina generalmente a las 21:00 horas–, teniendo presente el objetivo de profesionalizar y especializar
sus composiciones.
“Después de un día largo de clases salimos a ensayar con una actitud positiva, porque logramos una gran sinergia en conjunto”, acotó Minerva.
Los integrantes del colectivo planean presentar Fragmentos de piel en nuevos espacios; además, a futuro contemplan diversos proyectos como la videograbación de coreografías, la colaboración con otros músicos y la participación en concursos, para “atender a la invitación de recintos nacionales interesados en un grupo que se identifica con la cultura mexicana a partir de sus piezas”, concluyeron los estudiantes, quienes ejercen el significado de Nabani para “vivir intensamente”.