Los habitantes de la región Huasteca conservan la creencia de que Dhipak (deidad tének considerada el espíritu del maíz) creó su propia música, expresó el poeta, narrador e investigador del Instituto de Antropología, Román Güemes Jiménez.
La música de la Huasteca se toca principalmente con tres instrumentos: la jarana, el violín y la quinta huapanguera. Al primero, las personas de dicha región lo ven como a un muchachito; al segundo, como a una niña, y al tercero, como un señor, explicó en el Coloquio Veracruzano de Otoño 2014 “La música veracruzana. Historia, prácticas, retos”.
Estos instrumentos comen, continuó, pero si no son atendidos consumen a su dueño “porque sirven para producir alegría y tristeza. Además de todo lo que se pueda decir, el huasteco piensa que esta música la creó Dhipak, la creó Sintektli (del náhuatl, dueño del maíz). Que el espíritu del maíz creó su propia música”.
Por eso, antes de tocar se les tiene que dar algo de lo que les gusta a estos instrumentos y a los seres humanos, “se le tiene que asperjar con un poco de licor, se les adorna, el ritualista les da de comer”.
Es más, en muchos lugares de la Huasteca, estos instrumentos al romperse, al morir, tienen un panteón donde son depositados.
“Esos instrumentos producen alegría, permiten a los humanos estar en regla con la vida y poder decir, a través del músico, del trovador, lo que a veces no se puede decir.” El investigador habló de la región Huasteca, localizada en los estados de Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla y Querétaro, que no está determinada por una línea geográfica, pero sí “unida por el maíz”.
Mencionó que en su música convergen las culturas africana, hispana y la originaria. Y que el género más representativo es el son huasteco (en el que intervienen la jarana, el violín y la quinta), pero que hay comunidades donde se tocan danzas rituales con flauta de mirlitón, con el llamado tambor cuadrado; en otras las personas hacen huapangos con sólo silbar hojas de naranjo y percutir sobre huacales; en otras más se toca el rabel, el arpa grande y el arpa pequeña, los caparazones de tortuga, por sólo mencionar algunos.
“En la Huasteca no tenemos conjuntos como los que tienen los jarochos, nosotros fuimos menos exigentes. Nosotros teníamos un violín y una guitarra que se llama quinta huapanguera.” El antropólogo lingüístico agregó que la jarana se introdujo alrededor de 1940.
En la actualidad, con los tres instrumentos se arma la fiesta del huapango, aunque “cada día se realiza menos”. Aclaró que hoy en día el son huasteco es una cosa y el huapango otra. El primero es la música de fiesta y el segundo es un género musical.
“Aquí el asunto es que el nombre de la fiesta se convierte en un género musical aparte, distinto, que si bien emanó de ahí es diferente”, dijo; “para algunos de nosotros el son huasteco es instrumental y el huapango es cantado”, remarcó.
Güemes Jiménez comentó que el género huapango surgió alrededor de 1940, impulsado por el músico Nicandro Castillo.