José Agustín Castellanos
Alejandro Martínez de la Rosa, director del Departamento de Estudios Culturales de la Universidad de Guanajuato (UG), presentó la conferencia magistral “Músicas comunitarias y músicas colectivas en México. Entre lo tradicional y lo popular”, donde hizo un análisis comparativo de las tradiciones musicales y su transformación, tomando como referencia al mariachi.
La presentación se realizó el 24 de noviembre en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC), en el cierre del ciclo de conferencias “Culturas musicales en México”.
“Ante las declaraciones de patrimonio cultural, las músicas son vistas como productos de una herencia que se transmite de generación en generación en lugares apartados.
Esta visión idealizada se contrapone a otra argumentación de que las culturas cambian y progresan, por lo cual toda práctica podría ser valorada sin necesidad de abordar conceptos de antigüedad, originalidad o autenticidad”, expresó Martínez de la Rosa.
A partir de dicha premisa, el investigador expuso que un fenómeno presente en México es el interés económico por aprovecharse de elementos culturales posicionados en el mercado turístico y no poner interés en la salvaguarda de expresiones en extinción.
“El hecho de que los expertos en la materia sean portavoces de los funcionarios, representa un error grave en los lineamientos de las convenciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).” Dijo que en México, las declaraciones del patrimonio cultural son promovidas por gobiernos estatales y el sector turístico, que apoyan manifestaciones bien consolidadas y posicionadas en el mercado del patrimonio.
El ponente compartió que existe una visión homogenizadora que no debe considerarse una división entre el mariachi antiguo y el moderno, ya que ambos son parte del patrimonio cultural del país.
“A partir de la tercera década del siglo XX se promovió el proceso de estereotipar la indumentaria del mariachi; se introdujo la trompeta como instrumento y la preponderancia de canciones llamadas rancheras, por su puesto los medios de comunicación masiva tuvieron mucho que ver en tales transformaciones”, expuso.
A diferencia de esta creación urbana, el mariachi tradicional presentó novedades: incorporó un repertorio del centro y norte de Europa como polkas, valonas, chotises y valses. A partir de estas diferencias surgió un cuadro comparativo que llegó a cuestionar las listas de valores culturales propuestas por la UNESCO.
En la actualidad existen dos variantes del mariachi: el tradicional, compuesto a partir de dos integrantes, cuya vestimenta es regional; y el moderno, que incorpora las trompetas con indumentaria del traje de charro e interpreta géneros variantes como boleros y baladas.
Argumentó que el mariachi puede ser visto como herencia y tradición, por un lado, y como innovación y mutación, por el otro. “A partir de una propuesta de Gilberto Giménez, retomo que existen dos tipos de cambio cultural: transformación y mutación.
La primera es un proceso lento de cambio, cuando una comunidad asimila nuevos elementos; la segunda, se presenta como un proceso rápido de cambio que altera la naturaleza de la práctica.