José Agustín Castellanos
Víctor Hernández Vaca, profesor investigador de la Universidad de Guanajuato (UG), participó en el ciclo de conferencias “Culturas musicales en México”, organizadas por el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC), en donde abordó la tradición de los creadores de instrumentos musicales de cuerda en distintas regiones de México.
En la conferencia magistral “La etnolaudería: una propuesta para la investigación de los instrumentos musicales de cuerda”, el académico compartió reflexiones alrededor de la factibilidad del concepto de etnolaudería, las cuales construyó a partir de un recorrido por algunos de los talleres lauderos más representativos de Tierra Caliente, Michoacán; Texquitote, San Luis Potosí, y San Juan Chamula, Chiapas.
Hernández Vaca desarrolló una estrategia teórico-metodológica para acercarse al estudio de los instrumentos desde la perspectiva de su construcción, la cual surgió tras una revisión documental de los antecedentes bibliográficos sobre los mismos en el país.
Gracias a ello identificó dos conceptos que buscan explicar dicha tradición laudera: “Organografía como la clasificación de instrumentos musicales y organología haciendo referencia a la serie de documentos respecto a la historia y la ciencia de los instrumentos musicales”.
Agregó que la construcción de instrumentos logra escapar a dichos conceptos usados en trabajos etnomusicológicos. “Cuando empiezo a estudiar los instrumentos musicales me doy cuenta que en los trabajos mexicanos se usan sin distinción estos conceptos sin tener claro lo que cada uno hace.
Se ha tendido a hacer sistemas de clasificación de instrumentos, a pesar que los conceptos proponen sólo una taxonomía, sin tomar en cuenta la práctica y la tradición de la laudería.” Desde el siglo XVI existen conceptos respecto a la organografía, que se han heredado mediante la construcción cultural de los instrumentos musicales con un principio clasificatorio, agregó.
“Lo que buscaba era entender la laudería desde el punto de vista cultural y tradicional, y sobre todo escapando a esos estudios enfocados al estudio de la música y los músicos.
La laudería indígena, comunitaria y tradicional no se había tomado en cuenta”, expresó. “He querido sistematizar toda la experiencia de investigación y acuñar un término, por lo que he adoptado el concepto de etnolaudería como una ruta metodológica que presta atención al instrumento desde un enfoque procesual de su construcción; a los contextos de producción y significación del artefacto; acercarse a la construcción en la cultura y como cultura; enfocarse en la tradición de la creación de instrumentos musicales de cuerda”, expuso.
Agregó que aborda la etnolaudería desde el punto de vista de la tradición, no de la tradicionalización, reconociéndola como manifestaciones no estáticas ni aisladas, únicas, particulares o propias, sino como tradiciones producto del préstamo cultural entre Europa y América.
Dicho préstamo se enfoca en la convergencia entre la península Ibérica y América, mediante un proceso de conquista espiritual y territorial: “Durante el siglo XVI, en un transcurso de conquista militar se da una significación, de manera que se logra entender una tradición en movimiento que salta de una cultura a otra y aborda significancias tecnológicas y culturales.