Paola Cortés Pérez
La sociedad mexicana no está acostumbrada a ejercer la libertad de pensamiento, ya que vive repleta de militancia, ideologías y prejuicios, afirmó Juan Pablo Proal, articulista de la revista Proceso, al participar en la mesa “Libertad de expresión o libertad de callar” de la FILU 2015.
En la mesa también participaron Roberto Zamarripa, subdirector editorial del periódico Reforma, y Élfego Riveros, de Radio Teocelo.
Proal enfatizó que es necesario dar la batalla por la absoluta libertad de expresión, porque sólo así se podrá entender y respetar las diversidades que coexisten en México.
“Una sociedad que no tiene libertad de informarse no es libre. Estamos en una sociedad que todavía tiene miedo a la libertad, los políticos tienen pavor de ser criticados, nosotros tenemos miedo de expresar nuestras opiniones; entonces cómo esperamos tener mejores gobernantes.”
En tanto, Roberto Zamarripa señaló: “Cuando un periodista es despedido, secuestrado o asesinado, lo que se interrumpe es una cadena de acceso a la información; se rompe la cadena de conocer, saber y tener la información para discernir, que es un aspecto básico de la democracia”.
En la actualidad, mencionó, las redes sociales se han convertido en un factor importante para la libertad de expresión y para que la sociedad tenga derecho a la información.
“Hoy el periodismo que no entienda la obligada convivencia con sus audiencias no va a trascender; hoy los medios están obligados a dialogar, obedecer a los lectores y a sus audiencias, no a los poderosos.”
Finalmente, Élfego Riveros planteó que los ciudadanos deben empezar a empoderarse de la información mediante el uso de medios propios, ya sean periódicos, revistas, estaciones de radio, redes sociales o incluso canales de televisión –si lo permite la Reforma de Telecomunicaciones.
Señaló que los asesinatos de Regina Martínez, Gregorio Jiménez de la Cruz y Moisés Sánchez, y recientemente el despido de Carmen Aristegui, ocurren porque no hay una demanda fuerte de la sociedad por tener derecho a la libertad de información y porque aún predomina la política de la firma de contratos y convenios entre el gobierno en turno y los empresarios.
“Es hora de juzgar a los medios de comunicación por la lógica con la que han actuado, porque han puesto por encima la libertad de empresa y por abajo la libertad de expresión.
Pero, es cierto que ha faltado la participación de los mexicanos para hacer valer su derecho como audiencia, televidente y lector.
”Hemos pensado que quizás a los periodistas nos toca poner una cuota de sangre para democratizar al país, pero no nos dejen solos, porque somos muy pocos”, concluyó.