Monique Proulx presentó, en la Casa del Lago, la antología de relatos publicada por la Editorial UV
Karina de la Paz Reyes y Paola Cortés Pérez
El libro de relatos Las auroras montreales de Monique Proulx, actualmente una de las narradoras más importantes de Quebec, Canadá, fue traducido por académicos de la Universidad Veracruzana (UV) y publicado por la Editorial de esta misma casa de estudios.
En la primera presentación en el país, el 27 de noviembre en la Casa del Lago del campus Xalapa, estuvo presente la propia autora. Las auroras montreales –cuyos relatos tienen dos rasgos constantes: el humor y la ironía, según palabras de los presentadores– es también la obra con la que la Colección Ficción presenta su nuevo diseño, indicó el director de la Editorial de la UV, Édgar García Valencia, quien fungió como moderador de la presentación. Monique Proulx leyó uno de los relatos de Las auroras montreales, “Gris y blanco”, cuyas líneas son una carta de una persona que inmigró de Puerto Quepos a Quebec, en busca de una mejor vida.
De ahí se aprecian enunciados como: “El camino hacia la riqueza está lleno de ruidos que no atemorizan al oído del valiente”; “… nos acostumbraremos de seguro, el camino hacia la riqueza es un camino frío” y “ya sé muchas palabras en inglés como ¡fast, fast!”.
En la presentación también participó Diana Luz Sánchez Flores, del cuerpo académico Investigación Lingüística y Didáctica de la Traducción del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE), y el escritor Víctor Hugo Vásquez Rentería. Diana Luz citó detalles del trabajo de traducción de la obra, “una aventura colectiva” que involucró a 10 especialistas en la materia: Pilar Ortiz Lovillo, Benoit Longerstay, Celia Contreras Asturias, Miguel Ángel Vallejo, Verónica Aguilar, Erwan Morel, José Miguel Barajas, Irlanda Villegas, Francia Gutiérrez y ella misma.
“Traducir a Monique fue también una manera de conocer, nunca de modo panfletario, sino siempre a través del impacto que tienen las vidas de los personajes, la historia quebequense contemporánea”, dijo Sánchez Flores. “Fue sobre todo un gran deleite y un boleto gratuito para conocer a Montreal desde sus entrañas”, añadió.
En calidad de narrador, Vásquez Rentería agradeció a Monique que en los poco más de 20 cuentos se aprecie “el humor, el humor negro, la parodia, la ironía, sin llegar a caer en lo grotesco”. Además, citó que las mujeres que retrata Monique “ya no chillan” o si lo hacen “no son azotadas”; en el caso de los personajes varones “son harto humanos”. En los cuentos construyó “un equilibro entre hombres y mujeres”.
Vásquez Rentería destacó el oficio de la escritora quebequense, quien “sabe lo que es contar una historia lineal con final cerrado, tradicional (hay por lo menos tres cuentos que respetan esa estructura); a la par de esos relatos hay otros que yuxtaponen presente, pasado, historias, espacios. ”Por momentos la prosa de Monique tiene la velocidad, el ritmo y la precisión de la escritura periodística; y en otros, la hondura, la precisión de un estilista, de un esteta de la palabra”, acentuó el también narrador mexicano.
Las auroras montreales fue publicado por primera ocasión en Canadá, en 1997. La versión de la Colección Ficción de la Editorial de la UV se puede adquirir en el Servicio Bibliográfico Universitario, Xalapeños Ilustres número 37, y en la Editorial de la UV, Hidalgo número 9, ambos lugares en el Centro Histórico de Xalapa. La obra también se presentó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara el 1 de diciembre.
Ahí, la escritora quebequense platicó de su libro, que fue comentado por Françoise Roy, Pilar Ortiz Lovillo y Diana Luz Sánchez, moderados por Dominique Decorme. Traducir es un ejercicio de humildad Como parte de su visita a la UV, la autora estuvo también en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades, donde dictó una conferencia magistral a estudiantes y docentes de la Licenciatura en Lengua Francesa de la Facultad de Idiomas, en relación con el trabajo que realizan los traductores.
Proulx señaló que el hecho de traducir encierra un enorme ejercicio de humildad, toda vez que los traductores son escritores que están a la sombra de otro. “Las traducciones son una forma de pasar y difundir los mensajes de mantener y preservar las tradiciones y la cultura no sólo de Quebec, sino de la cultura francesa”, enfatizó. Proulx también habló acerca del idioma francés y cómo éste se nutre a través de la migración anglosajona en Quebec que, lejos de contribuir a su desaparición, ayudará a que tome otros rumbos.
“Deberíamos hablarlo con más amor, compartir sus riquezas. El francés que se habla en Quebec es muy sensible y bonito, porque se ha valido de los colores particulares que han traído consigo los miles de migrantes que por amor decidieron aprender a hablarlo y escribirlo.” Comentó que en estos momentos en Quebec las artes atraviesan por una época dorada.
Por ejemplo, señaló, en la literatura cada año se descubren nuevos talentos, hay nuevas casas editoriales y los lectores siguen moviéndose entre los libros tradicionales y los electrónicos. Mientras que para el cine, mencionó, “hay una efervescencia que desea expresarse a través del cine, hay muchas escuelas de cine, muchos jóvenes guionistas, mucho talento y entusiasmo, pero hay poco dinero y pocas productoras independientes y poco público interesado”.
Por último, apuntó que la colonización francesa fracasó en su intento de querer integrar a los colonos franceses y a los pobladores indígenas, y por el contrario se vive en mundos diferentes y paralelos.
“Es muy perturbador ver que los descendientes de los indígenas se integran fácilmente a los anglohablantes y ven a los franceses, a los blancos, como aquellos que les quitaron todo.”