Karina de la Paz Reyes Díaz
El escritor Noé Jitrik ofreció la conferencia inaugural del IV Congreso Internacional de Investigaciones Literarias, durante la cual hizo un recorrido por los movimientos vanguardistas de Europa y Latinoamérica.
Antes de impartir la charla “Restos: un dilema de la vanguardia”, el académico de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y autor de novelas como Mares del sur (1997), señaló que “Xalapa fue mi puerta de entrada a México.
˝Nunca supe cómo ni por qué recibí a comienzos de 1972 una invitación para participar en un coloquio, en un reciente Instituto de Investigaciones en Literatura y Lingüística”, añadió.
Sobre el tema de su conferencia, explicó que debe haber por los menos tres historias de la vanguardia: la europea, la latinoamericana y la espontánea o salvaje. “En todas aletea el conflicto con la representación de las más diversas manifestaciones y resultados; en todas se registran propósitos de destitución o de negociación, pero no podría decirse que haya vencedores; en todas, el deseo de representación sufre un duro cuestionamiento desde el comienzo hasta el final, pero reaparece por momentos”.
Es más, dijo que las vanguardias nacen como reacción contra el realismo y organizan sus discursos atacando a la representación y sus diversas formas.
“Del estridentismo o de los estridentismos se puede decir que tienen varios niveles que encuentran sus síntesis en textos en los que –para seguir con el eje central de esta reflexión– no hay dilema”, citó Jitrik respecto al movimiento surgido en México.
Y agregó: “La representación está fuera de discusión y a lo sumo, se trata de temática y expresión. Para empezar, se presentan –los voceros del estridentismo– como quienes en la literatura encarnan el sentido de la Revolución Mexicana, aunque sin referirse a ella; prefieren más bien atribuirle indirectamente un propósito de modernización”.
Más adelante expresó que la incidencia del estridentismo en el desarrollo de la literatura mexicana “parece menor o nula, tal vez sólo un episodio”. Sin embargo, subrayó que no es desdeñable desde una mirada poética, “que no hace tanto caso de propósitos como de realizaciones”. Como muestra, citó los poemas de Manuel Maples Arce y la novela El café de nadie de Arqueles Vela.
Pero, ¿qué queda de todo ese dramático recorrido?, preguntó el escritor; “restos de alguna manera asimilados, porque nada es igual luego de esas irrupciones”.
Para Noé Jitrik no es esta época de agrupamientos y de manifiestos, “y menos de esa vieja arrogancia de la literatura que pretendía interpretar y cambiar la vida de la sociedad en este gesto tan estertóreo como apasionado y a veces vano”.
Lamentó que actualmente ciertas creencias supersticiosas arrasen con el experimentalismo y lo arrinconen, incluso “huyen de la palabra vanguardia, como del mal”.
Es más, para él “la facilidad impera, la literatura se recluye y en ese refugio, tal vez sólo en él, este tema adquiere prestancia y brillo. Recuperar esos restos, de eso trata esta deshilvanada historia”.