David Sandoval Rodríguez
El mayor reto que enfrenta la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), como muchas orquestas del mundo, es acercar al público, ya que se tiene la percepción que esta música es erudita o para personas cultas, destacó Lanfranco Marcelletti, director del organismo sinfónico, al participar en el Coloquio Veracruzano de Otoño 2014 organizado por la Universidad Veracruzana y la Secretaría de Educación de Veracruz
. “La música sinfónica es algo que asusta a las personas, no crecemos con esta música como parte de nuestra vida, eso no quiere decir que la música sea difícil de entender o que no sea para todos, quiere decir que el reto mayor que tenemos es cómo llegar a las personas para que puedan entender la belleza”, señaló ante un auditorio compuesto principalmente por estudiantes de los cuatro campus universitarios.
“Quisiera que formara parte de la vida de todos, pero ése no es el caso, ¿cuál es el reto nuestro? Muchas veces cuando se habla de la orquesta sinfónica la primera cosa que se piensa es en la formalidad, y sí existe, no es mentira, es llamada erudita y cuando empezó la música clásica era para personas ricas y con educación, era para pocos, para quienes podían pagarla, y las personas que no tenían dinero no podían escuchar.
Eso para mí fue el error esencial, tenemos un estigma con eso hasta el día de hoy.” Esta música en realidad es un patrimonio humano, no de un país, una cultura o un pueblo, afirmó, por ello China se ha convertido en uno de los productores de mayor música clásica en el mundo, con salas para tres mil personas; en Japón hay una gran afición por esta música también, “insisto en decir que este lenguaje puede unir a todos –un mexicano, un brasileño, un chino, un francés, un ruso, se pueden sentar juntos en un concierto de música clásica y encontrar placer, sin haber nacido en el país del compositor”.
Otro de los retos de la OSX es mantener viva esta música, “pero no quiere decir que sea algo viejo, que no forma parte de nosotros, porque la gente todavía piensa que es muy caro”.
Citó como ejemplo el ir al cine, no son menos de 100 pesos por persona, “y cuando hay un concierto se acercan a pedir un boleto gratis, pero nadie se acerca a pedir un boleto gratis para entrar al cine, ¿por qué pagamos? Porque este lenguaje no es parte del día a día nuestro, sentimos que estamos haciendo un favor en asistir, no cómo alimentar nuestra alma con ello”.
El reto de conseguir un público que asista y sienta que es parte de su vida, es grande; el hecho de que cada uno de los jóvenes presentes pudieran estar una o dos veces al año en los conciertos, implica un gran esfuerzo.
“Quisiera que la orquesta tuviera la posibilidad y la libertad de poder ofrecer a todos muchísimas cosas diferentes con distintos tipos de música, ¿por qué no escuchar a Messiaen, a John Adams? Es música como el heavy metal, si pueden escuchar eso pueden escuchar otras cosas, pueden escuchar John Adams y su ópera Atomic Bomb porque la música clásica está viva, sigue siendo producida, pero de una manera contemporánea y los jóvenes tienen más facilidad de escuchar la música de hoy, porque tiene muchos elementos de la música popular.”
Para una orquesta es difícil mantener su nivel, es una responsabilidad de todos sus integrantes y mucho trabajo diario, situación que hace de Xalapa un sitio muy especial, por lo que invitó a los asistentes a visitar el Complejo Cultural Tlaqná, espacio edificado ex profeso para la OSX donde la acústica cumple un papel fundamental en el sonido que se genera durante los conciertos.
Por ello actualmente se realiza un programa con las escuelas primarias y secundarias de la capital para tener un concierto matutino con ellos, por lo que se traslada a los grupos a Tlaqná.