José Agustín Castellanos
La directora general del Consorcio Internacional de Arte y Escuela, A.C. (ConArte), Lucina Jiménez, participó en los “Diálogos interdisciplinarios por la paz” y expresó que es necesario hablar de cultura en tiempo de crisis y violencia. “Debemos llamar las cosas por su nombre.
Poner valor y significado a las palabras que todos producimos nos permitirá nombrar esta realidad”, precisó. Jiménez, quien es doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana ofreció la conferencia magistral “Cultura para la paz”, en la que dijo que lo cultural es determinante en la construcción de la sociedad, pues todos los procesos de transformación se encuentran en un posicionamiento directo entre el pensar y el hacer.
El papel de lo cultural ante la violencia imperante se encuentra en discusión a partir de una reflexión básica: “Sí tiene sentido para los que nos dedicamos a la cultura, a diferencia de los que creen que ésta es todo aquello que se hace en el tiempo de ocio”, agregó.
Lucina Jiménez precisó que se tiende a ver lo cultural como eso prescindible, sujeto a espectacularización, una visión que la modernidad ha establecido como algo ostentoso. Dijo, además, que las palabras hoy son imágenes de todos estos lenguajes que se nos impide comprender, cuestionando el significado de la verdad, que tiene diferente valor para todos y cada uno de nosotros.
Ése es uno de los retos: poder estar, ser y compartir en una relación de convivencia. Para ella, el sentido de comunidad exige otro tipo de comprensión cultural, en donde afrontamos los conceptos de paz y justicia, construcciones al fin culturales y políticas que no representan lo mismo para todas las comunidades.
“Hablamos de la cultura como la razón que se brinda a la realidad, debemos nombrar las cosas por su nombre. La construcción de lo público no se constituye desde lo político, depende de lo público social, logrando avances como el reconocimiento de la educación en artes como derecho cultural.”
Sin embargo, señaló, también existen situaciones en contra: “El racismo es una forma cultural totalmente arraigada, que no se ve como tal y se perpetua por el razonamiento de que son expresiones que siempre han existido”.
Para concluir, aseguró un extremismo en tópicos respecto a la educación y cultura que dificulta las relaciones de convivencia y cooperación. “Debe existir una manera en que podamos concebir una relación entre prácticas artísticas y vida comunitaria”.