Carlos Hugo Hermida Rosales
Lourdes Becerra Zavala, coordinadora del Observatorio de Políticas Culturales de la Facultad de Antropología, afirmó que la política cultural no existe sin una sociedad civil que se involucre en su desarrollo y gestión, ya que la idea de una política pública es que responda a las necesidades de las personas.
Becerra Zavala participó en el conversatorio “Políticas culturales y sociedad civil”, el 25 de septiembre en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades, como parte del Primer Foro Ciudadano de Cultura y Derechos Culturales, realizado por la UV y la incubadora cultural Nodo Sur.
Agregó que en México la sociedad civil se involucró poco en las políticas culturales, ya que desde principios del siglo XX se impuso la idea de que el Estado debía proponerlas; fue hasta el siglo XXI cuando la sociedad civil tomó un papel más activo.
Para la académica, es de suma importancia la multiplicación de foros culturales, ya que mediante éstos los gestores, promotores y emprendedores exponen sus necesidades y logran un impacto en el diseño y planteamiento de una política cultural.
En su oportunidad, Rodolfo Mendoza Rosendo, coordinador general de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU), dijo que las instancias gubernamentales, instituciones educativas y empresas deben realizar primero actividades culturales y después invitar a la población a que colabore en ellas, ya que la participación de la gente determina que una política cultural funcione o no.
A su vez, Oscar Hernández Beltrán, gestor cultural independiente, opinó que la ciudadanía atraviesa un proceso de maduración y que se vive un boom en cuanto al surgimiento de grupos organizados de la sociedad civil en torno a proyectos culturales.
“Los grupos culturales ya no sólo operan en los corredores culturales tradicionales como las ciudades de Xalapa y Veracruz, ahora también en áreas rurales y ciudades de menor población surgen iniciativas ciudadanas en torno a la cultura”, aseguró.
El gestor cultural explicó que esto forma parte de un proceso general de ejercicio de los derechos ciudadanos, entre los cuales el derecho a la cultura adquiere cada vez más claridad y persistencia.
Oscar Hernández destacó el papel de la cultura como herramienta para reducir actos violentos o discriminatorios, ya que se basa en la diversidad creativa y el diálogo interdisciplinario.
“Donde existe cultura y comprensión hay tolerancia y respeto, ya que el creador artístico y la tradición cultural siempre te muestran realidades alternas, y quien está dispuesto a aceptar distintas formas de pensar, reduce la probabilidad de desarrollar actitudes negativas como intolerancia y discriminación”, concluyó.