Sin conocimientos no hay logros, aseguró el músico
Karina de la Paz Reyes
La suerte, pero sobre todo la amistad, hicieron posible que Antonio Sánchez, baterista y compositor mexicano y una de las principales figuras del jazz a nivel mundial, llegara a la Universidad Veracruzana para inaugurar el 7º Festival Internacional Jazzuv y concediera una entrevista exclusiva para Universo.
Fuera del proscenio de la Sala “Emilio Carballido” del Teatro del Estado, prácticamente en el camerino y bajo la condición de que sólo concedería tres minutos de entrevista, Antonio Sánchez aseguró que el éxito es la combinación de la preparación, la suerte y la dedicación.
Para él, el camino no ha sido fácil y lo resumió de la siguiente manera: “en el jazz, ser mexicano es como ser un jamaiquino y tratar de tocar rancheras”.
Nacido en la Ciudad de México en 1971. Su formación académica inició en la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes, donde estudió la Licenciatura en Piano Clásico y Composición; en 1993 recibió una beca para realizar la Licenciatura en Ejecución de Jazz en el Berklee College of Music de Boston, y desde 1999 radica en Nueva York.
Ha ganado el Premio Grammy en cuatro ocasiones y ha formado parte de Pat Metheny Group (liderada por Pat Metheny, uno de los más grandes músicos del jazz).
Además, compuso la música de Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia, largometraje del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, ganador del Premio Óscar como mejor director y mejor película, entre otras categorías, este año. A continuación la entrevista con Antonio Sánchez, nieto del primer actor mexicano Ignacio López Tarso.
¿Cómo se siente convivir con estudiantes de jazz?
Me encanta. Por eso salí a firmar autógrafos y tomarme fotos con ellos. Recuerdo cuando estaba empezando y lo que significa darle la mano a alguien que admiras o te puede dar un poco de inspiración en ese momento. Para mí es muy grato estar en contacto con mis compatriotas estudiantes.
Considerando los orígenes del jazz, ¿cuál ha sido su experiencia en este género?
Obviamente ha sido muy grata. No me puedo quejar; me ha ido muy bien. Pero no ha sido fácil, pues en el jazz, para un mexicano, es como ser un jamaiquino y tratar de tocar rancheras.
Con mucho esfuerzo necesitas probar que lo puedes hacer y que lo haces muy bien, que eres un profesional y que no importa tu nacionalidad, que puedes desarrollarte en el ambiente jazzístico junto con otros artistas que crecieron tocando este tipo de música. Yo no crecí tocando jazz, yo lo aprendí. Yo no nací escuchando jazz, así que fue un camino largo y difícil, pero se puede.
El éxito no se logra con un “golpe de suerte”, sino con todo un trabajo detrás… Por supuesto. Lo que pasa es que si no hay preparación, cuando te llega la suerte no pasa nada.
El éxito es la combinación de preparación, suerte y dedicación. Todo al mismo tiempo. Pero si tienes la suficiente preparación, en algún momento, estoy casi seguro, te llega la suerte.
Muchas personas piensan que el jazz es un género musical de élite, ¿qué opina al respecto?
El jazz era música popular, lo que pasa es que los jazzistas tienen un poco la culpa por hacer, a veces, música muy compleja que deja atrás al público. Yo estoy tratando de hacer música sofisticada, pero que también tenga suficientes elementos melódicos y rítmicos, y que la gente se pueda identificar.
¿Cuáles son los retos de las instituciones educativas dedicadas al jazz?
Yo creo que lo más difícil es qué haces después que estudias, porque el jazz es mucho de experiencia. Tú puedes estudiar 10 horas al día, pero en el momento que te ponen dos personas al frente a escucharte, cambia completamente la energía. Eso es lo que más le hace falta a un estudiante de jazz, la experiencia y poder curtirse tocando, interpretando enfrente de gente. Eso es lo más valioso.
¿Qué hace falta en las instituciones?
Cada caso es muy particular. Hay academias que lo están haciendo muy bien. Hay academias que les falta mucho. El jazz en México es algo relativamente nuevo, creo que las academias están en proceso de aprendizaje, pero me parece que están haciendo muy buenas cosas como este Festival (Internacional Jazzuv).
Traer gente para que los estudiantes vean cómo se hace, gente que ya ha estado en el ambiente desde hace mucho tiempo, eso ayuda muchísimo al crecimiento de un estudiante. Ver en el escenario cómo se hace, eso es lo más importante.
¿Qué mensaje le deja a la comunidad estudiantil dedicada al jazz? El mensaje es que sí se puede. Aunque uno sea mexicano y vivas donde vivas, sí se puede avanzar, sí se puede tocar muy bien y no hay motivo por el cual no se pueda llegar a lo más alto que uno se proponga.
Cuando estaba en México soñaba con tocar con las personas que ya he tocado, así que me considero muy afortunado. Me gusta ser el portador del estandarte de que sí se puede.