Las grandes reservas resultan suficientes para satisfacer la demanda
El barril ha perdido más de la mitad de su valor desde junio de 2014
Karina de la Paz Reyes
Como en la época de la Guerra Fría, en el actual desplome mundial del precio del petróleo están inmersos temas como la ideología, la política, el debilitamiento de algunas naciones y el fortalecimiento de otras. La situación debería ser tema de interés para la sociedad mexicana, cuyo gasto público depende en gran medida del comercio de este recurso no renovable.
El barril de petróleo ha perdido más de la mitad de su valor desde junio de 2014, como consecuencia del aumento de la producción mundial y la reducción de la demanda. Ante este escenario, analistas prevén que países poseedores y exportadores, como Rusia, Venezuela y México, reducirán su nivel de gasto público, pues de esta comercialización dependen sus presupuestos fiscales anuales.
Las opiniones sobre este acontecimiento, que involucra al mundo entero, al tratarse de un recurso que se utiliza en todas partes, son muy variadas y atienden diversas aristas.
El coordinador del Programa de Estudios sobre América del Norte (PEAN) de la Universidad Veracruzana, Daniel Arturo Romero León, explicó que el descenso del 50 por ciento en los precios internacionales del barril de petróleo fue promovido por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que decidió establecer una oferta y un precio.
“Hay una sobreoferta promovida por la misma OPEP. Esto tiene que ver con el hecho de que hay otros países que compiten en el mercado con combustibles provenientes de otras fuentes de energía.”
Mencionó como ejemplo Estados Unidos, donde han tenido auge proyectos de extracción del gas shale a través del fracking, lo cual ha incrementado su producción. “Es una respuesta a este proceso de competencia que existe con
nuevas energías”.
Es más, a decir del Coordinador del PEAN, Estados Unidos, uno de los principales consumidores de petróleo en el mundo, “ha desarrollado un inventario muy fuerte de combustible propio, no sólo proveniente del crudo, y se prevé que en 10 o 15 años tendrá la capacidad de generar su autoconsumo”.
Pero, ¿a quién le interesa que bajen los precios del petróleo? En todo caso, si la OPEP se siente amenazada por otras formas de combustible con menor costo de producción, decidió estar dispuesta a incrementar la oferta y bajar los precios, con tal de que los clientes le sigan comprando.
Así, el precio de otros combustibles no será tan atractivo y las empresas que requieran dicha materia prima para fabricar derivados optarán por la de menor costo.
“Detrás hay una lógica internacional. Es una guerra de precios”, subrayó el entrevistado; sin embargo, las economías de países como México se “tambalean” ante caídas vertiginosas del petróleo, porque dependen de él en gran medida.
Acerca de las repercusiones para el país, comentó que en el ámbito internacional la mezcla mexicana de petróleo no es de las más finas y por ello su valor no es alto. Hay otras con mayor refinamiento que pueden implementarse con mayor facilidad en el proceso industrial.
No obstante “para México es doblemente complicado: hasta el año pasado el 30 por ciento de nuestros ingresos públicos provenían de la venta de petróleo, a través de nuestra paraestatal Pemex (Petróleos Mexicanos)”.
Para Romero León, el gobierno mexicano enfrenta grandes retos, pues nadie está a favor de aumentar los impuestos, mucho menos en un año electoral.
Cabe añadir que, recientemente, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, precisó a medios de comunicación nacionales: “No vamos a hacer el ajuste ni por la vía de mayor déficit, es decir, endeudando más al gobierno mexicano, ni tampoco incrementando los impuestos. Eso nos deja solamente una opción, que es
reducir el gasto público”.
El Coordinador del PEAN comentó que, ante este panorama, los gobiernos buscan nuevas formas para generar el ingreso que se requiere para dicho rubro. “Es ahí donde el concepto de inversiones privadas interviene, pues se
requieren nuevos esquemas de cooperación entre la entidad pública y la particular, para que esas inversiones previstas se realicen, a pesar de que estamos recibiendo un ingreso petrolero menor.
”Como los ingresos petroleros son públicos, ahí viene el impacto. Si nuestras empresas fueran, como en otros países, 100 por ciento privadas, quizá la repercusión sería diferente.”
Puso como ejemplo Estados Unidos y Canadá, cuya iniciativa privada es la que produce petróleo, para ellos, “el impacto no se ve en las finanzas públicas”; por el contrario, en Brasil, Venezuela o México el impacto es directo.
Para él, la expectativa es que bajo el esquema de la Reforma Energética (aprobada el 12 de diciembre de 2013), se incremente la colaboración entre la iniciativa privada (nacional y extranjera) y pública, dada la “limitada” capacidad de Pemex.
La expectativa es que a mitad de año el precio del petróleo se incremente; sin embargo, tiene que recuperarse de una fuerte caída, pues a la fecha se cotiza por debajo de 50 dólares el barril, la mitad de su precio habitual. De paso, admitió que la sociedad mexicana en general verá una repercusión en su economía, pues la caída del precio del petróleo también se asocia con el alza del precio del dólar.
“Los que están fuera de la esfera ideológica norteamericana
son enemigos”
El investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S), Leopoldo Alafita Méndez, hizo hincapié en que el petróleo es un producto fundamental en el desarrollo de las economías del mundo, pues a partir de él se produce energía.
Ha sido un producto ligado a la historia de la humanidad en los últimos 120 años. La pugna por su posesión y control ha derivado en intervenciones militares, sojuzgamiento de sociedades y enfrentamientos que han costado muchas vidas.
Para el investigador, las economías de mayor desarrollo y nivel de industrialización, como la de Estados Unidos, países del sudeste asiático y europeos, son las que pueden incidir en las políticas sobre los precios de los productos energéticos.
Así, los países beneficiados con los bajos precios son los que requieren más energía. En el caso de los productores, hay repercusiones, pero no son las mismas para Noruega que para Venezuela, por ejemplo, aclaró el investigador del IIH-S.
Explicó que Noruega consume mucho de lo que produce y lo mercantiliza de manera procesada; Venezuela, en cambio, exporta sólo la materia prima y el desplome del precio de petróleo “le pega y muy fuerte”, pues significa una disminución multimillonaria en dólares.
Otro ejemplo son los países que están en el área de influencia de Rusia. “No es lo mismo con los productores que están en Medio Oriente y tienen destinos perfectamente controlados, así como negocios que suponen otro tipo de apoyos e intercambios, como Arabia y Kuwait”.
Alafita Méndez sostiene que entre los países más perjudicados por la caída de los precios están Venezuela y México: “Y me parece que es más grave el asunto en Venezuela, aunque aquí las repercusiones también pueden ser de trascendencia negativa”, añadió.
El Golfo de México, una joya petrolera
Históricamente, sobre todo en la segunda parte del siglo XX, México ha estado ligado a los intereses norteamericanos, no así la OPEP. Sin embargo, actualmente esta organización no es defensora del precio del petróleo, como en otros momentos de la historia, y “se niega a bajar la producción del crudo”, explicó Alafita Méndez.
Leopoldo Alafita consideró necesario entender por qué cae el precio del petróleo y cómo ello favorece o perjudica a los países. Citó que el procedimiento para obtener el gas shale es a través de la operación conocida como fracking, mucho más sencilla y menos costosa que la perforación de mantos marinos.
Subrayó la importancia de ese gas para producir electricidad o convertirlo en otro tipo de derivados, e hizo hincapié que en México se ha localizado este tipo de recursos.
“La mayor disposición de recursos petrolíferos hace que caigan los precios en beneficio de los grandes países que tienen mayor desarrollo. El más beneficiado de todos es el capital, pero ¿quiénes lo concentran?”
Dijo que en el caso de los países que son directamente productores, sus empresas no son comercializadoras ni procesadoras y tampoco median entre el producto y los mercados.
“Pemex no se beneficia. Quienes se benefician son estas empresas a las que les abrieron las puertas en México (con la Reforma Energética). Son ellas, las que compran el crudo de Venezuela, Colombia, Brasil, del Mar Negro y Arabia. Los que tienen esos controles del mercado y van a tener mayores beneficios en la opción de dinero-mercado-dinero.”
Con esa forma de invertir, de controlar el mercado y vender los productos procesados, se abre una perspectiva de dinamización global del capital.
Comentó que otro de los elementos que se debe considerar es la Reforma Energética de México. Con ella se abrió la puerta a que el desarrollo de las empresas petroleras tenga a su disposición, a futuro, la totalidad del Golfo de México.
“Eso incrementa la posibilidad, aumenta la disposición de reservas y por lo tanto incide en la baja de los precios del petróleo. Ésta no se puede considerar definitoria, pero es un hecho que Peña Nieto y la Reforma Energética influyen de manera indirecta en este tipo de desastres, que tiene que ver con la mayor disposición de recursos.”
Como en la Guerra Fría…
Las sociedades que no forman parte de la esfera ideológica norteamericana son consideradas enemigas, como sucedía en la Guerra Fría, dijo Alafita Méndez.
“En América, la sociedad más hostilizada es la venezolana. Golpear políticamente con la disposición de menos recursos por ventas al exterior, los pone en una condición de menor defensa.”
La consecuencia es que las previsiones económicas formuladas hace unos meses se desmoronan. Una nación que dispone de menos recursos genera poco bienestar común y pocas políticas sociales. Ello “alimenta los movimientos sociales contrarios a estos regímenes.
”El control del recurso energético también tiene repercusiones de índole política. Posiciona al capital y a sus operadores. Ahí están el gobierno norteamericano y sus satélites. En esa esfera está el propio gobierno mexicano.”
El entrevistado sintetizó: los bajos precios del petróleo son una forma indirecta de “apropiarse de los recursos del planeta”, bajo políticas de carácter especulativo.
Consideró que vale la pena alertar a la sociedad para que tome más en serio este tipo de asuntos, porque son los sectores más amplios de la población los que se verán afectados. “Al restringirse los presupuestos se incrementan los despidos, por miles, en empresas petroleras y de otro tipo”.
Incluso consideró que habrá menos recursos para la contratación, sobre todo de los jóvenes, de ahí que sea muy probable que el desempleo crezca.
Para ilustrar tal escenario basta recordar lo que informó el periódico La Jornada el 19 de enero de este año: “Frente al desplome de los precios internacionales del crudo desde mediados del año pasado, Pemex anunció este lunes un recorte de gastos por 21 mil 300 millones de pesos en un periodo de cuatro años (de 2014 a 2018) en la contratación de bienes, servicios, arrendamientos y obra pública, los cuales incluyen la desaparición de la mitad de sus centros de compra, el despido de 17 por ciento de los trabajadores de los mismos y una reducción de 21 por ciento en el número de contratos” (http://bit.ly/1sUZAfM).
Basura, alimentos y gasolina
Si bien, con este escenario podrían bajar los costos de artículos cuya materia prima es el petróleo, tal es el caso de la industria del plástico, ¿qué ganaría la humanidad con inundarse de ese tipo de productos que están destinados a ser (en corto o mediano plazo) sólo basura?, planteó Alafita Méndez.
Para él lo que importa y debe tomarse en consideración, es que el traslado de los alimentos y de los materiales para las viviendas se encarecerá, pues al menos en México el precio de la gasolina es elevado.
“Esto no tiene que ver con la caída de los precios del petróleo, sino con la voracidad del gobierno mexicano para hacerse de recursos extra de lo que le otorga el sistema de gravámenes fiscales. Ya no puede extraer más, ya la empresa dejó de ser, entonces (determinan): ‘se lo vamos a sacar directamente a la gente aumentando el precio de la gasolina’.
”La gente tiene que ver que la caída del precio del petróleo no tiene un efecto único, sino diferenciado y múltiple, pero
tienen que ver también las medidas que los propios gobiernos toman.”
El precio de la gasolina mexicana es de los más altos del mundo, pese a ser un país históricamente productor, lamentó el entrevistado. (Según http://es.globalpetrolprices.com/gasoline_prices al 19 de enero los precios de la gasolina eran de 0.02 dólares el litro en Venezuela, 0.98 en México, 0.62 en Estados Unidos, 0.54 en Rusia y 1.84 en Noruega y Hong Kong, por citar algunos.)
Esto quiere decir que el gobierno mexicano está actuando en un sentido distinto de los intereses de aquéllos a quienes dicen representar. En otras palabras, “están tomando medidas que perjudican a la gente”.
Para Leopoldo Alafita, algo que puede ayudar es que cada vez más investigadores se dediquen a estudiar el asunto. “Porque desafortunadamente, la inmensa mayoría de la sociedad se rige por lo que le dice la televisión”.
Incluso los sectores de izquierda “parece que están bastante cortos en el análisis que hacen sobre el asunto de los precios del petróleo”.
¿Y el medio ambiente?
del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT), Carlos Welsh Rodríguez, explicó que la exploración de hidrocarburos es un reto fundamental de las geociencias en este siglo, por dos razones, principalmente.
La primera es que se están terminando las reservas de petróleo
y gas natural en todo el mundo. Por ello cada vez hay menos pozos maduros y las zonas de exploración se están yendo a lugares más difíciles, por lo cual se tienen que buscar métodos o técnicas alternativas para la exploración petrolera, cuya ejecución cada día es más cara.
El proceso de exploración, es decir, el buscar un pozo maduro y cuantificar el potencial de explotación cuesta alrededor de 120 millones de euros. Pero una vez que se determinó el lugar, la tasa de éxito para obtener recursos petroleros es muy baja, oscila en 25 por ciento.
Si la exploración es costosa, la explotación lo es más, pues hay que considerar que se tiene que hacer en decenas o centenas de kilómetros en el subsuelo.
“Tecnológicamente es muy caro. Esos 120 millones que costó la exploración, quizá hay que multiplicarlos por un factor de 100, para empezar a hacer la explotación. Entonces, en términos generales, lo que se pueda encontrar de petróleo estimado en varios millones de barriles multiplica los costos para tener ese recurso. Eso incide directamente en los precios.”
Cada día se tienen que utilizar más técnicas geofísicas para tener mayor certeza de lo que se va encontrar. Anteriormente, el hidrocarburo estaba muy próximo al subsuelo, por ello era más fácil encontrar el petróleo.
Ahora las técnicas (como la sismológica o electromagnética) no son sencillas ni suficientes para hacer el modelado. Se necesitan mejores técnicas o una combinación de éstas, que permitan hacer un modelado en tercera dimensión y saber si en determinado lugar existe un potencial de petróleo para ser explorado.
A pesar de la inversión que se requiere para extraer petróleo, el precio del barril ha presentado una caída vertiginosa a nivel mundial. Lo que ocurre, coincidió Carlos Welsh con los otros entrevistados, es que las grandes reservas están siendo suficientes para satisfacer la demanda existente.
Pero la caída será momentánea. Los precios tendrán que regresar a los valores reales. Recordó que según notas informativas, países de la OPEP como Irak y Venezuela ya están pactando un nuevo precio para poder reinstalar los valores a la alza.
En su opinión, México todavía tiene mucho potencial de recursos petroleros, entre sus grandes reservas citó la del Golfo de México con gas natural y petróleo, que aún están por explorarse.
“Pero el tema de oportunidad no se queda sólo ahí. El asunto que hemos intentado comunicar es el pasivo ambiental asociado a la exploración y explotación del recurso. Hay un daño ambiental grave y habría que explorar otras formas alternativas de energía primaria para obtener los recursos energéticos de Veracruz.”
Sobre el fracking, comentó que en Estados Unidos y otros lugares ya se han hecho estudios para conocer a detalle los efectos e impactos que esta técnica tiene en el medio ambiente, pues se trata de una práctica que se está incrementando en el mundo.
“En Veracruz no tenemos datos de que ya se esté haciendo y tampoco tenemos datos del impacto que pueda tener. Apenas está iniciándose el proceso.”
Recordó que el CCT es receptor del Servicio Sismológico Nacional, y a la fecha “no hay evidencia de que los acelerógrafos y los sismógrafos estén detectando un incremento de esta clase de ruido, proveniente de prácticas como el fracking.
“Se sabe que es una alternativa, pero en términos de los efectos que tiene todavía no hay estudios para el estado de Veracruz”, insistió.
Hasta el momento las alternativas para sustituir el uso del petróleo y del gas natural no están consolidadas. Algunas están empezando a competir y se ven como alternativas a mediano o largo plazo, como el hidrógeno y los vehículos eléctricos solares.
“La industria energética del país (Pemex y Comisión Federal de Electricidad) son los principales emisores de los gases de efecto invernadero (consecuencia del uso y la explotación del petróleo) y lo que nosotros estamos intentado señalar es que existen mecanismos para mitigar los efectos que tiene el cambio climático, que es la reducción de las emisiones de estos gases, que puede ser desde instrumentos económicos hasta de políticas públicas.”
Finalmente, Welsh Rodríguez opinó que la elasticidad en los precios del petróleo está asociada a estas técnicas geofísicas ya citadas y que en el estado de Veracruz y en la UV “no tenemos expertos que estén haciendo esta clase de estudios geofísicos de alto nivel”.