El IIH-S recordó y celebró el centenario de este acontecimiento
Paola Cortés Pérez
La Revolución Rusa, acontecida entre febrero y octubre de 1917, es el hecho histórico de mayor relevancia del siglo XX dado que impactó a todo el mundo al convertirse en un referente político e ideológico, resaltaron los investigadores y académicos Alberto Olvera Rivera, Víctor Manuel Andrade Guevara, Luis Fernando Granados Salinas, Malik Tahar Chaouch, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) y Ernesto Fernández Panes, de la Facultad de Antropología.
Estas reflexiones fueron compartidas por los universitarios como parte de la mesa redonda “A 100 años de la Revolución Rusa. Orígenes y consecuencias para el mundo”, realizada en el IIH-S el 7 de noviembre.
Todos coincidieron en que existe una visión muy politizada y partidista sobre este hecho, ya que generó posicionamientos políticos que son vigentes, por ello dijeron que es importante hacer investigación sobre este hecho histórico desde la academia, porque lo que conocemos está muy cargado de ideologías, reiteraron.
Historiografía sobre la Revolución Rusa está altamente politizada
Luis Fernando Granados comentó que la visión e imagen historiográfica existente sobre la Revolución Rusa está muy politizada, debido a la falta de perspectiva, la politización del hecho y el “trágico ridículo” de su fin.
“La historiografía es de derecha y antibolchevique, esto nos obliga a ser muy cautos a la hora de pensar qué pasó en 1917 y sus alrededores.”
Ha pasado poco tiempo desde que se fragmentó la Unión Soviética, por lo que no puede tenerse una perspectiva sobre el régimen político derivado de la revolución, mencionó.
Por lo que, apuntó, la mayor parte de la historiografía existente es producto de la narrativa de testimonios sobre la toma del poder por el Partido Nacional Bolchevique.
“La imagen histórica, los relatos contemporáneos, los libros existentes y la historiografía que tenemos sobre el acontecimiento, sobre el régimen soviético y la revolución, todavía son provisionales y son profundamente antibolcheviques. En algunos casos son escritos de historiadores profesionales pero muy antibolcheviques.”
Existe una visión sesgada sobre la Revolución Rusa: Malik Tahar
Al igual que Luis Fernando Granados, el investigador Malik Tahar afirmó que se tiene una visión sesgada sobre la Revolución Rusa pues no es posible un acceso directo a ésta.
“El acontecimiento se ve diferente en el momento en que se vive y después según los momentos en los que nos ubicamos; debemos ser conscientes de las contradicciones del proceso y de las vividas en el momento que se lee el proceso, y obviamente desde dónde se escribe la historia, porque es un tema muy politizado.”
De tal manera, dijo, se tienen diferentes narraciones sobre esta revolución: anarquista-socialista, la cual plantea que desde el inicio el proceso se volvió contrarrevolucionario al interior de los bolcheviques; leninista, dice que todo está bien durante el periodo de Lenin, pero se volvió distinto con el estalinismo; y la liberal, argumenta que antes de 1917 ya se tenía un fondo perverso.
“El relato de la visión liberal se ha impuesto y la gran mayoría ha conocido la revolución desde este ángulo, que ha construido una visión binaria, ideológica y reduccionista, donde se opone el totalitarismo soviético al mundo libre, sin distinguir entre la revolución soviética y el régimen soviético (es un sesgo fuerte).
”Se reduce al proceso revolucionario de octubre de 1917, a un golpe de Estado de una minoría manipuladora que supo aprovechar las circunstancias. Incluso, describe a un Lenin que no fue un genio táctico sino que básicamente tuvo suerte, supo aprovechar la contingencia, lo describe como un mediocre que manipuló las circunstancias. Deja de lado los movimientos de masas, las transformaciones de la sociedad rusa, el movimiento obrero europeo. Todo eso se pierde.”
Esta noción de la revolución, resaltó, se ha impuesto en el imaginario colectivo, la cual es una visión sesgada y reduccionista porque no plantea muchos de los problemas que en la actualidad los movimientos sociales y movimientos políticos contestatarios han retomado.
De tal manera que resultaría más fértil una visión distanciada de la liberal, regresar al proceso histórico para entender sus contradicciones, afrontar sus problemas y ver cómo éstos pueden ser útiles en la actualidad.
Por último, dijo que uno de los impactos de la Revolución Rusa fue la creación de partidos políticos en diversas partes del mundo.
Experimento fallido
Para Víctor Manuel Andrade, la Revolución Rusa fue un experimento fallido, pero lleno de grandeza. Explicó que el proyecto de los bolcheviques no sólo era hacer una revolución en Rusia sino mundial, sin embargo no sucedió así y tuvieron que modificar sus estrategias, centrándose sólo en su país.
“En cierto momento tuvo su éxito y causó la simpatía de muchos intelectuales en el mundo, sobre todo porque el capitalismo estaba en crisis, con problemas severos de crecimiento, era razonable entender que mucha de la población y de la izquierda tuvieran una expectativa optimista sobre los resultados de la revolución.”
Sostuvo que la revolución fue un experimento inmenso y ambicioso. El marxismo, recordó, pretendía conocer las leyes de la historia y creía que se podía modular y conducir todo un proceso histórico de manera racional, lo que es una visión prometeica y megalómana, en el sentido de que los grandes procesos pueden conducirse racionalmente y esta fue la propuesta de los bolcheviques en 1917.
“Fue una intervención con esa perspectiva y hay que decir que en buena medida lo lograron, gracias a que tuvieron una maquinaria fuerte de partido político, con una dirección centralizada, con presencia en muchos lugares.”
Por otro lado, comentó que también implicó una revolución en el campo del arte, hubo toda una pléyade de artistas que revolucionaron el arte, aunque después fueron sometidos por los criterios del realismo socialista.
“¿Qué quedó de ese gran experimento fallido? ¿Hay alguna experiencia que podamos recuperar en aras de mantener la utopía e idea de un cambio, orientada hacia la igualdad y ampliación de las libertades? ¿Nos tenemos que quedar con la crisis del capitalismo y la desigualdad que genera el neoliberalismo?”, son los cuestionamientos a resolver.
Regímenes socialistas se mantuvieron a costa del sufrimiento
Alberto Olvera dijo que la Revolución Rusa debe verse desde dos puntos contradictorios: enfocar su impacto a nivel global en un plano simbólico y programático; y la dura realidad a la que se enfrentan todas las revoluciones, por razones materiales y de circunstancia histórica, no por razones de proyección ideológica, de proyecto, etcétera.
Con referencia al primer punto, abundó, es el hecho más fundamental del siglo XX por el impacto que tuvo a nivel mundial al convertirse en una referencia programática y política. Fue el espejo contra el que se miró el Occidente a lo largo del siglo pasado y, por tanto, muchos de los regímenes políticos que surgieron –particularmente en Europa Occidental y otras partes del mundo– tuvieron que verse en este espejo.
“Por ejemplo, el fascismo y el nazismo son una reacción de ciertas élites nacionales contra los comunistas; así como la Guerra Fría, hubo dictaduras y golpes de Estado que se justificaron como una resistencia contra la amenaza comunista.”
Por eso, reiteró, es importante entender qué pasó, pues marca la historia del mundo.
Dijo que el segundo punto va contra las ideas que porta el proyecto socialista de igualdad, de autogobierno, de diferenciación entre Estado, sociedad y economía.
“Contra la idea de que la propiedad colectiva de los bienes de producción conducirá al fin de la explotación del capitalismo, se produce una realidad de la revolución en Rusia y después en China, donde la forma estatal de propiedad no borra ni cambia las relaciones de producción; esto es, se reproduce el capitalismo en la misma forma que en el resto de los países, no hay diferencia en la manera de acomodar el capital.
”De hecho en Rusia, como en China, tiene que existir una fase de acumulación veloz en etapas cortas, porque estas revoluciones socialistas se producen en países atrasados que deben acelerar los procesos históricos para sobrevivir y enfrentar la competencia global contra el capitalismo.”
Señaló que después de la revolución en Rusia y China, en lugar de hablar de la construcción de un autogobierno y de buscar nuevas formas de producción, se radicalizó el capitalismo, hubo una quema de etapas en el desarrollo del capitalismo para que pudieran sobrevivir.
“Así pasó en la Revolución Francesa, en pocos años se convirtió en el terror y después en la restauración monárquica. Tenemos una Revolución Mexicana convertida en un régimen corporativo bastante autoritario, que duró todo el siglo XX; en el caso de las revoluciones socialistas –en particular la rusa– inicia con una guerra civil sangrienta de tres años, después deben sobrevivir a la amenaza del resto de los países de Occidente, a la colectivización forzosa, a la gran represión de Stalin, la muerte de millones por hambruna en la época de colectivización.”
Lo cierto, sostuvo, es que la instauración y permanencia de los regímenes llamados socialistas, se hizo sobre un sufrimiento humano gigantesco, como pocas veces se ha visto en la historia; pero esto tiene relación con la necesidad de la sobrevivencia una vez que se está en el poder. Aquí es donde se presenta la contradicción paradójica entre lo que era el discurso y el impacto hacia fuera de lo que era la revolución.
“Debemos tener esa doble perspectiva: el impacto ideológico y político global, y la realidad de que las revoluciones rusa y china construyeron una dictadura monumental sobre un brutal sufrimiento humano, que sobrevive a un gran costo; en el caso de la Unión Soviética fue con su autodestrucción y en el caso chino con la llegada del capitalismo más salvaje de la historia, el capitalismo más impresionante visto en la tierra”, concluyó.
Planteamientos de la Revolución Rusa aún son vigentes
Ernesto Fernández, quien fue militante del Partido Comunista Mexicano (PCM), afirmó que algunos de los planteamientos de la Revolución Rusa siguen vigentes en la actualidad, tales como la lucha contra la injusticia, contra la opresión y contra las dictaduras, así como lograr mejores condiciones de existencia, una vida y una distribución económica justas; en el caso de la Revolución Francesa, fue fraternidad e igualdad. “Eso es lo que plantean las revoluciones”.
Después de la profunda crisis en la que entró la Unión Soviética, dijo que hubo muchas discusiones por entender que hay posibilidad de un socialismo democrático, que se debe estar en contra del estalinismo, contra la dictadura burocrática –en el caso de Cuba–, porque todavía no creían que muchos de los planteamientos de la revolución fueron ficción y que se convirtió en una perspectiva contradictoria a lo planteado en un inicio: la lucha por un poder político distribuido desde abajo.
Recordó una plática que sostuvo en Moscú con Julio Gómez, un mexicano-ruso infiltrado en el movimiento comunista y quien estaba en contra de la burocracia soviética, le preguntó qué pensaba del socialismo. “Respondió que los jóvenes son la esperanza para un cambio, porque sigo creyendo que es importante la lucha por la justicia social y la revolución me enseñó que es posible soñar con un mundo diferente al que vivimos. Es una esperanza que debemos seguir teniendo”.